martes, 30 de diciembre de 2014

FELIZ AÑO

Vivimos un momento sanitario convulso. Lo sé, trabajo en ese sector. Los medios de comunicación repiten una y otra vez que los servicios de Urgencias no dan a basto, que los pacientes se hacinan en los pasillos, que los familiares exigen una asistencia más racional, más humana. Se regodean con imágenes de pacientes en frías camillas, en fila y pegados a la pared, donde la máxima intimidad que consiguen está debajo de sus sábanas. Lo sé, trabajo en ese sector. En la radio entrevistas a las familias de los pacientes, están cansados de esperar una cama que no llega, se desesperan al saber que hay plantas blancas cerradas a cal y canto para ahorrar personal, sus voces transmiten cansancio. En la prensa, fotos de salas de espera donde se mezclan los enfermos con los agotados familiares. Lo sé, trabajo en ese sector.
Si me lo permitís, voy a hablaros de lo que sé. Esas personas que corren entre las camillas, esas vestidas de blanco que vuelan sobre sus zuecos de colores, esas dianas que reciben más de un inmerecido dardo envenenado, esas a las que no conoces, pero a las que reprochas su frialdad en el trato, esas personas, decidieron un buen día de su vida trabajar cuidando a los demás, esas que se acercan al paciente sin miedo al contagio, se vacuna todos los años para no transmitir gripes a sus pacientes, que tienen días en los que no tienen tiempo ni para comer, esas que trabajan días, noches, festivos, veranos, inviernos, Semanas Santas, Nochebuenas, Fines de año, Reyes... esas personas a las que sus días no tienen fecha, sus semanas no tienen días, lo hacen por una decisión que tomaron un buen día para cuidar de ti y de los tuyos. Y no penséis que es tan fácil. Aunque nos veas correr por los pasillos, nosotras tenemos historias tan tristes y desgarradoras como las vuestras. El ser sanitario no nos libera de la enfermedad, de los dolores, del cansancio, de la tristeza, del desamor. También perdemos seres queridos, tenemos hijos que enferman y nos vemos obligados a dejarlos en casa mientras cuidamos de otros, nos gustaría besar a los nuestros al cambiar de año, ir de cena en los aniversarios o ver las caras de nuestros hijos al abrir su regalo de Reyes. Y también tenemos miedo de no ser capaz de cuidaros, de que no tengáis confianza en nosotros, de que no nos permitas ayudaros, de que tiréis la toalla y no queráis seguir luchando, de que os duela lo que os hacemos, de no saber interpretar vuestro dolor, de no entender vuestros silencios, de no saber leer en vuestros ojos, de que os molesten mis caricias, de que no pueda consolaros...
Cuando nos veas correr por los pasillos, sólo te pido que nos veas como lo que somos, personas que decidimos trabajar cuidando, con vosotros y para vosotros. No me digas cuando estés enfadado con el sistema que tú me pagas, que tomo café a todas horas, que dedico mi tiempo a pasear, que no me preocupo por mis pacientes, porque eso no es verdad, no es así. Yo no estoy en los despachos, ni tomo decisiones, ni aplico recortes, ni puedo decidir sobre pruebas, listas de espera, cirugías..., yo sólo estoy aquí para cuidarte, con lo que tengo, con lo que la administración me da, que siempre es poco. Yo puedo escuchar tus quejas, pero no está en mi mano la solución de todos los problemas. Puedo coger tu mano y darte ánimo, puedo acariciar tu cabello si te veo solo, puedo secar tus lágrimas si lloras, puedo hacerte sonreír si tu quieres, pero si tienes alguna queja sobre el sistema, a pesar de formar parte de él, yo no tomo decisiones.
Así que dentro de una horas, si acudes a un Servicio de Urgencias y ves que está saturado, no increpes al personal, simplemente párate a pensar que allí estamos para cuidarte y para mandarte de vuelta a tu casa lo antes posible, para que puedas celebrar con tu familia el fin de año. Nosotros seguiremos allí por si nos necesitas. Buena noche, y esta vez, Feliz Año a todos.

domingo, 28 de diciembre de 2014

NOCHEVIEJA

Se está acabando otro año, bueno, por ahí se va. Qué poco emotiva soy con los finales de año. A las personas les entra en estas fechas un deseo horroroso de abrazar y desear. Desean de todo: que el actual año acabe, que el otro más felíz empiece, comprarse un modelo negro con brillo para la noche, brindar con champán y oro, ponerse el horroroso gorro y soplar el matasuegras tradicional, me espeluzna. Se juntan familias, no me negaréis que SIEMPRE hay en cada familia un gracioso pedante que te hace replantearte el año que viene en familia, y juras por lo bajini que la próxima nochevieja te vas de crucero al Miño, el Nilo está imposible.
Si sales antes de la cena de nochevieja a tomarte un vino, es imposible evitar el besuqueo de la gente que no saludas en todo el año, pero que esa noche son como un imán. Atraviesan la calle a una velocidad vertiginosa para espetarte un par de besos enológicos plagados de buenos deseos para lo que está por venir. Siempre puedes recurrir a ese socorrido: ¡¡¡¡¡¡ Altoooo, stopppp, paraaaaa. Tengo ébola!!!!!!. Ni se inmutan, te besan igualmente. Me espeluzna.
Con un vino encima, las babas en las mejillas y tu traje negro brillante llegas a "la cena de las cenas" familiares. Holaaaaa, ya estamos aquiiií, empieza la fiesta. Ahí, en frente a tu cuñado, afuuuú. Te ve, sonríe, se acerca peligrosamente, extiende sus brazos, abre la boca para desearte unas felices fiestas y tú, giras rápidamente para entrar como una exalación en la cocina donde tu suegra se entrega en cuerpo y alma a las delicias culinarias. Pero cuidado, allí está tu cuñada que chirría tu nombre moviendo los brazos como aspas de molino. Rápido, plan B, otro doble giro con tirabuzón para encaminarte hacia el salón a dejar el abrigo y el bolso. Este tramo es mejor hacerlo mirando hacia el suelo, para no comerte el árbol de navidad y los graciosos renos que tu sobrina ha puesto debajo del árbol para que te esnafres como el año pasado.
A la mesaaaa...otra carrera, no soportaría sentarme al lado del tío pachuli, ese que te agarra la mano, al miras y con asombro ves como los bigotes de las gambas salen por la comisura de si boca mientras mastica las cabezas del crustáceo. Y el que te toca enfrente, que cada vez que se ríe, dispara perdigones de comida masticada mientras te quedas paralizada para que no se de cuenta que te ha escupido vente o treinta veces en la última media hora. "Holaaaaa tíaaaaaa...", sonríes, tienes que sonreír, es un niño, es inocente, pero tiene madre, aquella que no tragas desde nunca y se acerca el muy alma cándida y...puaggg, te tose en toda la cara, para que veas que malito está, mientras la madre sonríe al hijo y su expresividad.
A estas alturas, dudas entre desear que acabe la cena, o que acabe el año, o que acabe el mundo, ya todo da igual...
De pronto, alguien cual conejo de Alicia empieza a decir: ¡¡¡¡No nos da tiempo, no nos da tiempo, rápido, engullir la cena que van a dar las campanadas!!!!. Te quitan el plato de delante mientras te obligan a tragar el langostino con cabeza y cáscara, todo para dentro, que es calcio, dice la víbora escupidora que tienes enfrente, el niño te vuelve a toser y su madre se ríe como un violín chirriante. Coges la servilleta, ese trozo de tela que tiene dueño, pero que todos despistan y acaban limpiándose las uñas con la tuya, y te deslizan un plato con uvas tan grandes como melones. Ese pensamiento recalcitrante de todos los años: ¡¡¡¡Si piensan que este año voy a broncoaspirar van de lado, me haré un Heimlich a mí misma!!!!. Los cuartos, las campanadas...una, otra, otra y otra, hasta doce, y tú con seis uvas en el plato. Se abre el champán, y mientras aún tienes la sexta uva enclavada en el esófago, te obligan a beber un sorbo del líquido elemento y ahí, justo en ese momento es dónde se produce la química de la navidad: la uva baja por gravedad y las burbujas que ya han llegado al estómago vienen de vuelta, tienes que besuquear a tu familia, la uva se atasca , el gas quiere salir y de pronto...le das el beso a tu cuñado con una náusea, él se piensa que es de asco cuando realmente es pura supervivencia, por no morir ahogada en esta bonita noche familiar...
Ya la he liado, ya no me desean felíz año, me miran con esa cara de mapache de todos los años, ¡¡¡afuuuú, quiero irme!!!.
Este año estoy de guardia, como todos los años, para evitar esta magia de la noche de fin de año que tanto me gusta y apetece. Buena noche.

lunes, 8 de diciembre de 2014

NAVIDAD, DULCE NAVIDAD

Reconozco que no me gusta la navidad. No sé, quizás lo que me cansa es lo larga que se me hace, demasiado larga sí. Odio el panatone, no porque lo haya probado alguna vez, pero esas torres en los supermercados me marean. Cuando mis hijos eran niños, temía que la torre del dichoso postre cayera sobre ellos y los convirtiera en un "muffi de niño". Y los árboles con sus luces en octubre me provocan, me entra la vena pirómana, no sé, un deseo de plantarles fuego. Recorrer los pasillos del supermercado, dar la vuelta a la estantería de las galletas y saltarte los turrones a los ojos...no puedo, estamos en septiembre, Y la gente comprando esos polvorones intragables, esos mazapanes con formas extrañas, los dátiles, las pasas de corinto, el vino dulce...apuf. Carreras para colocar los adornos los primeros del mundo, niños con cuernos de arce por la calle, el papá noel haciendo globos en la plaza, las luces y la música, falta la música, esas canciones navideñas que te llevan a desear que los puñeteros peces que beben en el río se ahoguen de una vez...Y las cenas de empresa, esas cenas en las que te reúnes con todas aquellas personas de tu trabajo con las que jamás compartirías ni un café, pero que ese día te desean toda la felicidad posible, tras esos abrazos de brazos flojos y esos besos de moflete a moflete totalmente asépticos. Y te gastas tu paga extra y parte de la ordinaria en los regalos, alguno de ellos para miembros de tu familia a los que sólo ves esa navidad sentado en tu mesa, que a penas reconoces, a los que te quedas mirando fijamente intentando saber de qué familia vienen siendo. Pero eso sí, tienen un detallito de tu parte todos los años.
Y los sms, los whatsapp, los correos el día 24, el teléfono tintineando todo el día, deseándote, sí deseándote en esas fechas, deseándote feliz navidad, feliz año, felices fiestas, felicidad que rezuma por los poros, ainssss, es demasiado.
Y después aún quedan los Reyes, con lo poco monárquica que soy, tiendas abarrotadas de gente que regala cajas sin molestarse en mirar lo que hay dentro, pero cada caja con su nombre: Maruchi, Pituca, Churrusca..., coño, falta la caja de Jennifer....
La navidad, esa época de amor, paz, villancicos, árboles y estrellas, no me gusta. Sería navidad si todo el mundo pudiera disfrutarla, si todas las personas tuvieran una cena digna en nochebuena, si no hubiera gente durmiendo en las calles ni niños sin regalos, si tuviéramos el espíritu necesario para compartir, si este puñetero gobierno ayudara a todas esas familias que agonizan, si todo el dinero robado por los chorizos de este país fuese devuelto y reinvertido en causas sociales, pero eso no es la realidad, no lo es.
No me gusta la navidad, no me gusta el sentimiento que me provoca. Ojalá fuese real su magia, pero la magia no es real...buena noche.

domingo, 30 de noviembre de 2014

ASESINO

Es que no puedo, de verdad, no puedo con la justicia de este país. Llevo un par de días endemoniada, poseída casi. Hace dos días un "machote" ha matado a sus hijas porque quería hacerle daño a su pareja, a esa persona con la que compartió momentos de pasión y emoción, y que el paso del tiempo ha conseguido que todo se  convirtiera en odio y venganza. Un juez, eso dicen, así le llaman, decidió en un mal momento compartir la custodia de unas niñas con su propio verdugo, así de cruel, así de absurdo, un lobo cuidando de unas ovejas. La madre, su víctima acude a poner una denuncia por insultos y mentiras escupidas por una boca llena de odio y malas intenciones. No se le escucha, no hay sangre que demuestre los malos tratos, los insultos no han dejado marca en su piel, no le ha roto la funda que contiene su vida. Unos ojos sordos que no escuchan unas miradas de miedo. No aporta el suficiente terror, no hay moratones en su conciencia, nadie percibe su dolor. Me imagino su vuelta a casa, su impotencia, su incredulidad, su sensación de sentirse nada. Aquella tarde entregó a sus hijas a un lobo feroz, a una hiena rencorosa, a una bestia desalmada. Aquella tarde se convertiría en el principio del final de sus vidas, de ellas, de las tres. Las niñas nunca regresarían, ella ya tampoco.
El cobarde eligió un viaducto para estrellar su maldad, una barra de hierro para olvidar a sus hijas y un profundo odio para marcar a fuego y sangre a su pareja. Contranatura fue su venganza, descerebrado fue su pensamiento, de una cobardía absoluta, fue su brutal castigo. Le deseo fuego, dolor, sufrimiento, agonía. Lo maldigo y lo condeno. Lo odio y lo fusilo en mi pensamiento.
Un madre deshecha, un vacío suicida, un silencio de llantos. ¿Dónde están los que los protegerían, los que venden la libertad de las víctimas, los que mienten con ese manto falso de seguridad?. Estoy muy enfadada, lo reconozco, muy asqueada. Yo lo puedo estar, ellas no y eso es algo que me enfada. Buena noche, aunque hoy lo dudo. Va por vosotras, pequeñas. 

martes, 25 de noviembre de 2014

PROMOCION 1994

No me apetecía mucho acudir, la verdad es que no me apetecía nada. Pero bueno, una amiga me lo pidió y allí nos fuimos. Promoción de Enfermería 1994, cena de reencuentro. De camino hablábamos de los compañeros, como estaría éste, aquella, aquel...Me acordaba de rostros, de los sitios que ocupaban algunos en clase, de sus caras de hace 20 años. ¿Cómo estarían, dónde trabajarían, que habrá sido de ellos?. Mientras me vestía hablaba con mi amiga haciendo bromas sobre lo que habríamos cambiado en estos años. Recuerdas cuándo..., te acuerdas de aquella... vendrá a la cena...., todo eran dudas. Llegamos a la cafetería, no había nadie, pero las dos necesitábamos ese vino que haría que nuestros ojos retrocedieran en el tiempo. Pronto empezó a llegar gente, caras que nos sonaban pero sin nombres. Holaaaa, sois de la cena, verdad?. Claro que eran, somos, estaban...Besos en caras sin nombre, párpados ojerosos y bolsas desconocidas, cuerpos cambiados por los años, voces reconocibles en rostros anónimos. Allí estábamos veinte años después cincuenta compañeros desconocidos. Todo muy frío, un poco distante, de compromiso...hasta que entró el delegado de clase. Se me alegró la cara, lo reconocía, más canoso, más añoso, pero era él. Se rió cuando me vió y me acerqué a él para abrazarlo, y vaya si lo abracé, y vaya si me emocioné, seguía siendo auténtico. Nos tomamos un vino, hablamos de qué, cuándo, dónde, cómo... Seguía entrando gente por aquella puerta del pasado, continuaba la pasarela de rostros desconocidos. Alguien se acercó y me dijo: ¿a qué no me reconoces?. Pues no, le contesté mirándolo como si quisiera verle la cara por debajo de una careta. Le hacía gracia, a mí ninguna. Un sorbo al vino para ver si me inspiraba. Nada, ni idea. ¿Cómo iba a darme cuenta si casi no iba a clase, y cuando iba se sentaba en primera fila?. Yo era de medio campo para evitar estar delante cuando me daba el sueño. Toda la noche pegando saltitos delante de mí para que adivinara quién era, hasta que me cansé y le dije: "Ayyyyyy, sí hombre, ya me acuerdoooo...". Mentira, ni idea de quién era aquel cuerpo saltarín sin sentido. Hala, a intrigar a otra, que ya tienes unos años...
Pregunté por un compañero al que me apetecía ver, y vi como la cara del delegado cambió a triste. Ya no está Julia, se ha muerto hace seis meses, un infarto, fumaba mucho... Durante toda la noche vi su cara, sus gafas de pasta negra, su sonrisa... pero ya no estaba, perra vida. Y ya de paso, ¿te acuerdas de aquella chica que se sentaba delante, delgadita y rubia?. Se suicidó al poco tiempo de fallecer su hijo en un accidente de tráfico. Joder, no me acuerdo, no recuerdo su cara.... Y aquella chica de la mesa de enfrente, ¿la ves?. Tuvo un accidente de coche con su padre, él falleció, ella estuvo meses en la UCI totalmente rota...
Entonces es cuando piensas realmente que sí han pasado veinte años, casi un cuarto de vida, que nada tenemos que ver con el año 94, que todos los que estábamos allí no guardábamos nada más que nuestro título en común, que allí había vidas desconocidas por todos, y otras que no habían llegado ni a esa cena. Me preguntaron por ella. Sólo pude decirle "tampoco está, también tuvo un accidente y allí se quedó, en un maldito túnel". Podía haber seguido hablando de ella, pero no quería, ella también falta allí, también me faltaba.
Con tres copas juramos volver a reunirnos en 10 años, no perder el contacto. Edad difícil para hacer esas promesas, quién sabe, quizás... ojalá. Buena noche.

viernes, 21 de noviembre de 2014

LA DUQUESA

Ha muerto Maria del Rosario Cayetana Paloma Alfonsa Victoria Eugenia Fernanda Teresa Francisca de Paula Lourdes Antonia Josefa Fausta Rita Castor Dorotea Santa Esperanza Fitz- James Stuart y de Silva Falcó y Gurtubay. Ha muerto la marquesa de España, así, tan callando. La televisión en su "prime time" repasando su vida, de arriba a abajo, de derecha a izquierda, alabando sus obras benéficas, sus devociones, sus rarezas y excentricidades. La Duquesa, sus hijos, esas prolongaciones de su vida un poco faltos de apego familiar, de calor de hogar, de abrazos de madre, de los de verdad, de los que confortan. Un padre distante, un padrastro al que no aceptan, una vida de marquesado de hielo. Hasta se entiende su rebeldía, ese "paso de todo y hago lo que me da la gana", que fué lo que la caracterizó en sus últimos años, o eso creo. Claro que con una fortuna de mas de 3000 millones de euros, palacios, castillos, terrenos agrícolas, valores bursátiles, joyas, obras de arte y nada menos que 51 títulos nobiliarios, podía hacer lo que le diera la gana. Ya me gustaría verla con ese estar volátil si sus bolsillos sonaran como los de los millones de españolitos de a pie, a hueco. Y claro, de todo ese patrimonio "histórico", sólo se declaraba un 10%, ya que el 90% restante estaba exento de pago de impuestos. Vamos, como cualquier españolito. A la muerte de la duquesa, los ducados, condados, cortijos, fincas se desmembran entre los hijos, se reparten los titulitos como un juego de naipes.
Hay quien ha ido a las puertas del Palacio de Dueñas a llorar a la duquesa porque la consideraban muy cercana, muy alegre, muy rebelde. Cada uno es libre para hacer lo que quiera, pero lo considero demasiado folclórico para el convulso momento que estamos viviendo. Me viene ahora a la memoria una denuncia presentada contra la Casa de Alba por tener contratados de forma irregular a varios jornaleros (algunos extranjeros) en fincas de Córdoba y Sevilla, sin darles el alta en la Seguridad Social, o la recepción irregular de ayudas de la Unión Europea, e incluso el uso de esas ayudas para urbanizar el suelo rústico en vez de usar el pecunio para el pago a sus jonaleros. Puedo decir que siento su muerte, pero lo siento como ser humano, porque la muerte a pesar de ser un paso inexcusable produce un dolor punzante. Sus hijos la llorarán, sus amigos la echarán de menos, las revistas se quedarán sin unos de sus suculentos personajes estivales, pero la vida seguirá con o sin ella. Mañana saldrá su vida y milagros en todas las televisiones, las cadenas de radio blindarán sus programas para repasar su vida en todas las direcciones, los rotativos empapelaran sus portadas con la muerte de la marquesa, pero el mundo seguirá girando, y el día será día y la noche, pues buena noche.

domingo, 16 de noviembre de 2014

ABUELITA ENTRAÑABLE


No sé el por qué, pero tengo una capacidad innata para cruzarme con personas en el supermercado que son verdaderamente sorprendentes. Y así os lo voy a contar...
Tras haber visto en un catálogo una oferta de tumbonas con precios realmente atractivos, decidí pasarme por la tienda en cuestión e intentar adquirir una de esas enormes tumbonas para mi terraza. Al llegar, el supermercado aún estaba cerrado y los clientes se amontonaban en la puerta como si esperaran el pistoletazo de salida. No me gustan las aglomeraciones, prefiero separarme unos metros y entrar sin tropezones. Observaba curiosamente a la gente de espaldas a mí, no sé, quizás buscaba los dorsales de la imaginaria carrera, analizaba sus posturas, pensaba qué podía provocarles hacer una cola en la entrada del establecimiento tan temprano, qué vendrían a buscar con tanto deseo. Me llama la atención una señora mayor, vestida rigurosamente de negro, con un pañuelo enroscado a un cuello lleno de entrañables arrugas. Un bolso negro, de esos rígidos, donde supones que existen dos divisiones, en un lado un pañuelo blanco con puntillas y en el otro, una cartera grande, negra y rígida. Lo llevaba perfectamente encajado en la flexura del antebrazo izquierdo, y su mano derecha funcionaba con un candado. Me enternecía la abuela.
Se abrió la puerta y se produjo una estampida, tanto que sin saber por qué, me quedé sola en la entrada de aquella tienda. Hasta tuve un  sentimiento de abandono por su parte. Jobar, no me habían esperado, era una actitud poco antipática. Pasé por barrera de la salida de aquel maratón, y mirando al frente me encaminé hacia la anhelada tumbona enorme. Vi la caja, una caja gigante que las contenía las. Miré a mi alrededor con la intención de preguntarle a algún empleado como podía hacer para coger una de las tumbonas, la caja era gigante y no la alcanzaba, a pesar de no ser baja. Y en ese momento vi la imagen más sorprendente de mi vida. La señora vestida de negro, con su pañuelo encajado y su bolso rígido de abuela entrañable estaba colgada de la enorme caja, se sujetaba con la mano derecha y con su mano izquierda, sin soltar el negro bolso sacaba una tumbona como si su brazo fuera una autogrúa. Yo miraba aquellas delgadas piernas, las medias negras tupidas, aquellos zapatos planos de suela de goma, y a la señora levitando como si tal cosa. No tocaba el suelo, se mantenía en perfecto equilibrio, os lo juro. Y por si no había alucinado aún lo suficiente, la señora se ofreció a cogerle otra tumbona a una chica que esperaba su turno de escalada. No podía creer lo que estaba viendo. ¿De dónde sacaba esa fuerza, como mantenía el equilibrio sin caerse, qué tipo de brazo hidráulico tenía, que comía aquella superseñora?. Con la misma facilidad con la que se había encaramado a aquella caja enorme, pegó un salto y aterrizó en el suelo cuál gimnasta de las olimpiadas. Allí mismo se recolocó la negra falda, se encajó el bolso en la flexura y con la mano derecha llevó la tumbona hacia la zona de pago. No la compré, preferí seguir a la señora hasta la caja, con la boca abierta, esperando descubrir el secreto de su superfuerza. Una vez allí, abrió su bolso, cogió la cartera rígida y sacó  sus euros perfectamente enrollados. Pagó con billetes de 5 euros, todos en forma de tubito, unos cilindros perfectos...5,10,15... 45 euros, rigurosamente colocados en aquella cinta sin fin. Se le acercó un chico: "abuela, deje que se la cojo, que pesa mucho para usted". Qué pesa?. Acaso el nieto no sabía que estaba delante de una superheroina?. No sabía de los poderes sobrenaturales de su abuela?. No tenía conocimiento de aquel brazo hidraúlico?.
Me fuí hacia el coche intentando buscarle explicación a lo que había visto. Me senté en el asiento del coche, me agarré al volante y me reí hasta que me cayeron las lágrimas. Galicia es un mundo aparte y sus abuelas, unas supermujeres. Buena noche.

viernes, 14 de noviembre de 2014

ADOPTANDO AL ODIOSO GORRILLA

No lo entiendo, de verdad que no lo entiendo. Pago mis impuestos religiosamente,a los que me obliga este pais de...vamos a dejarlo, y los de mi pueblo, ciudad o lo que sea este pedazo de tierra donde vivo. Ayer llovían cubos de agua, daba vueltas con el coche con mi niño pequeño sentado en su elevador, buscando un sitio donde aparcar. De pronto lo vi, allí estaba esperándome el sitio perfecto, uno de esos sitios que envidias cuando ves que otro acaba de llegar y aparca a la de ya. Pues bien, era mi sitio, estaba allí para mí. Pues no. Si quería aparcar en "mi sitio", tenía que pagarle a un gorrilla colocado hasta las cejas el "eurillo" que cobran por dejarte aparcar en "tu sitio". Aparqué, claro que aparqué, y  de repente tenía dos ojos colgados en el cristal de mi ventanilla, unos ojos que decían: "has aparcado en mí aparcamiento y tienes que pagarme un eurillo para que yo no te pinche las cuatro ruedas del coche". Reconozco que me salió un punto macarra. Le miré fijamente, arranqué el coche manteniéndole la mirada, metí la marcha atrás con la mano derecha mientras mi mano izquierda sufría un espasmo y mi dedo medio quedaba erecto. Me largué de allí mientras mi hijo se reía y yo blasfemaba contra de las políticas permisivas. Di una vuelta más hasta que vi un coche con el intermitente puesto. Aparqué en doble fila, este sí que sería mi sitio, nadie me cobraría por él, nadie me miraría por la ventanilla con cara de colocado. Era "mi sitio" y me estaba esperando...
Estaba yo a la espera para que el lentísimo conductor sacara el coche del deseado sitio cuando de pronto, un coche que venía por detrás puso el intermitente. Me mordí los labio y me dije: "ni de coña, chaval". Cuatro intermitentes, porque no podía lanzar unas bengalas y llamar al ejército, era mi sitio, sólo mío. Marcha atrás, rápido, ya casi estás, vamos, es lo que deseas, es tuyo yyyyyy aparqué, claro que aparqué, mientras eché una mirada desafiante al listillo que intentaba robarme lo mío. Le mantuve la mirada, el también lo hizo, como una hiena que no quiere compartir su carroña. Lo siento, guapito, te he ganado.
Bajé del coche con el pecho hinchado, lo había conseguido, mi triunfo, cuando a lo lejos volví a ver esos ojos de colocado gorrilla. Me giré, le mantuve la mirada, quería fundirlo. Algo debió ver en mis ojos, porque cuando estaba a punto de llegar a mi coche, dió un giro de 180 grados y se perdió entre la lluvia. Había ganado, ahora que no me raye el coche. Buena noche.

martes, 11 de noviembre de 2014

UNAS CUÁNTAS IDEAS

Vale, de acuerdo, estamos en crisis, lo sé, lo siento en mis propias carnes. No voy a hablar del Gobierno, del eso ya se sabe demasiado. Vivimos en una época en la que es evidente que los comercios no venden, las tiendas de barrio agonizan, los mariscadores se quejan de que la centolla ha desaparecido de los mares, los funcionarios se hielan con su sueldo, a las grandes superficies les empiezan a temblar los cimientos, los cines proyectan para tres personas,...
Todo parece encaminarse a un final más que evidente. Ahora bien, me sorprende que nadie se haya parado a pensar en medidas para que todo esto mejore, y os cuento a lo que me refiero. Los comercios no venden porque se han negado a rebajar sus precios, a poner un día a la semana un descuento del 10%, a facilitar las ventas a traves de tarjetas de amortización, a ampliar sus horarios de atención al cliente para fomentar el empleo, a cambiar la forma clásica de venta y dar un refresco al aire viciado de sus negocios. Las tiendas de barrio agonizan por la competetitividad de las áreas comerciales, difícil solución tiene la cosa, los alquileres antiguos tienen fecha de caducidad, pero también es comprensible que los arrendadores quieran cobrar por sus locales lo que legalmente les corresponde y que las rentas ancladas durante décadas desaparezcan. 
Los mariscadores, estos me traen un poco por la calle de la amargura porque todos los años en estas fechas, cuando se abre la campaña de la vieira o del centollo se quejan de que no hay suficiente cantidad, la que hay es pequeña, está floja, aunque después en la lonja se disparen los precios como si el resto de los humanos no sufrieramos la misma crisis. Me parece excusas baratas para hinchar los precios aprovechando la cercanía de esas fechas en las que no probaremos a la familia de los más delicados manjares del mar. Señores, que las carteras de sus compradores están más que vacías, tan vacías como las suyas. Y esto me lleva a que no cenaré centollotampoxo este año.
Los funcionarios, vamos un poquito con ellos, los hay de muchos tipos. Conozco a unos ante los que me quito el sombrero, otros a los que su puesto les hace creer los mismísimos dueños de todas las administraciones, los hay que trabajan a turnos de semana, otros los fines de semana, los festivos y fiestas de guardar, e incluso los que hacen de su turno de 7 horas unas vacaciones diarias. Si se me ocurriera decir que los sueldos deberían de cobrarse por horas reales de trabajo y que estoy de acuerdo con el cumplimiento de las horas de trabajo al dedillo, más de uno me fusilaría a la vuelta de la esquina. Me da igual, en un país demócrata tengo todo el derecho a expresar mi opinión personal y ahí lo dejo.
Y ya puestos, las grandes superficies comerciales deberían de potenciar las compras con medidas anticrisis, atrayendo clientes con ofertas, sorteos, regalos,y también con un poco de alegría, por dios, que les falta cascabeleo por todas las esquinas. Que estamos en un momento en que la gente la necesita, que sólo les interesan los beneficios, que no piensan en que sus tiendas están vacías porque se mantienen inalterables año tras año, ajenas a la decrépita situación social. De verdad creen que poniendo dos guirnaldas y tres lucecitas, la gente se liará la manta en la cabeza y romperán sus cerditos para comprar en sus locales?. Creo sinceramente que se engañan ustedes e intentan hacerlo con los demás.
Los cines, !!ay los cines!! que por una hora de distracción intentan ingresar más de lo que cobra un policía o un bombero por jugarse la vida en ese mismo tiempo. Estamos locos o hemos perdido el rumbo?. 
Y si probaramos con precios adecuados a la situación actual, precios populares que llenaran las salas de parejas, pandillas y familias, horarios especiales, algo que nos hiciera olvidar durante una hora esta sensación de ahogo comunitario. No sé, son sólo pensamientos en alto, a lo mejor aplicables si intentamos no asfixiar la paupérrima economía de un país que poco más puede dar de si. Buena noche.

sábado, 8 de noviembre de 2014

VICTIMAS IRREALES

Si hay algo que no soporto en una persona adulta es el victimismo. He elegido una profesión en la que cada día veo auténticas tragedias, héroes anónimos, situaciones límite, almas indescriptibles, miradas de terror, grandes victorias y terribles fracasos. Da igual la edad, he visto el mismo miedo en padres, hijos, abuelos... y reconozco que mil veces he salido de un box pensando que la situación allí vivida era muy injusta. Hay un tópico entre el personal sanitario cuando salimos de la sala del vital y las cosas no están bien: no miramos hacia la sala de espera, no levantamos la mirada. Creo que es un mecanismo de defensa porque si te miro a los ojos, leerás en los míos la noticia que no quiero darte. Ayer me pasó. Una chica joven con un pronóstico malo, terrible. Entró la médico a hablar con ella y en cuestión de segundos, ella y su marido lloraban abrazados. Los vi a través de la cortina, y de forma instintiva miré al suelo. Lo hice para que nadie viera mis ojos, mi sentimiento de impotencia, mi emoción escondida. Al rato mi mirada se volvió de nuevo hacia aquella cortina entreabierta. Está vez mis ojos se cruzaron con los ojos del marido, una persona joven que me miraba como buscando una respuesta, un por qué les estaba pasando aquello. Lo miré intentando mostrarle mi apoyo, y no pude más que apretar mis labios. Intenté decirle lo siento, pero esta vez estaba demasiado cabreada con la vida. Lo siento, no pude, es demasiado injusto, las personas tan jóvenes no deben luchar por su vida tan pronto, no están en su tiempo...
Me pierdo, todo esto venía a cuento porque no aguanto a los victimistas, ese tipo de personas que habrán pasado las suyas, no lo niego, pero que siempre lo suyo es lo peor, lo que más duele, lo que más malestar causa y los héroes de historias de lo más común. Se creen los más luchadores, los que más echan de menos, los que vuelven una y otra vez al pasado para su regocijo, los que revuelven en el cajón de su vida para sacar retales de lo bien que lo hicieron en su momento, para predicar con sus falsos triunfos y alardear de sus más que dudosas victorias. Esas personas que traen a la vida una y otra vez  sus espíritus, sin darse cuenta que viven anclados en un pasado que ya no encaja en su presente. Pués bien, ese tipo de victimas, de sus vidas, esas, no las soporto.
Trabajo en lo que me gusta, creedme, me encanta mi trabajo. Tengo la suerte de trabajar en una profesión llena de sentimientos, en la que cada día muchos pacientes me provocan sensaciones de lo más humano, en la que eres capaz de hacerle entender a un completo desconocido que si necesita de mis cuidados, ahí estaré ". Me gusta esa sensación, llegar a casa y recordar que hoy he tocado una mano desconocida que necesitaba el calor del contacto, he acariciado una cara que delataba el miedo, he dado la mejor de mis sonrisas a unos ojos asustados o le he cantado a un niño la misma canción que consolaba a mis hijos cuando el temor los envolvía. Me gustan estos héroes, los victimistas no. Buena noche.

martes, 4 de noviembre de 2014

LA POSESA

Me gusta mi profesión, sí, me gusta aunque haya momentos en que mi espíritu salvador se torne asesino con según quién me tope. Cuando estudiaba la carrera de enfermería, los profesores hablaban de la comprensión, la empatía, la dulzura, la entrega vocacional de la enfermera al cuidado de los pacientes. Hablaban y hablaban durante horas del buen método, de la paciencia, de los sentimientos compartidos. Nos repetían una y mil veces que la empatía era fundamental, que tuviéramos mucho cuidado con ponerse en la piel del paciente, que no compartieramos sentimientos personales, que mantuvieramos una distancia emocional preventiva. Y prometo que lo he hecho, pero a veces hay situaciones en las que el cuerpo te pide a gritos un poco de guerra. A que me refiero?. Lo aclaro.
Soy enfermera desde hace 20 años, afú, si echo un ojo a la orla, no me acuerdo de casi ningún compañero, sólo de los que tenía sentados a los lados. 
Y en todo este tiempo me he encontrado con pacientes que más que enfermos parecían poseídos. Lo juro y os lo cuento: mujer menor de edad en el Servicio de Urgencias acompañada por sus padres. Su patología es lo de menos, lo más preocupante es su educación. El aspecto era una mezcla entre "pilingui" y posesa. Sus movimientos descoordinados, su lengua viperina y su volumen de voz, de ese tipo chirriante que te produce un desagradable pitido de oídos. Con este tipo de adolescentes suelo tener poca paciencia, la verdad. Después de dejar que soltase por su boquita todo tipo de improperios hacia sus progenitores, asustar a los pobres pacientes que esperaban en la sala de espera, aguantar que sus gritos se oyeran en el exterior del servicio, la pasé a la consulta e invité a sus padres a que tomaran el aire fuera para que descansarán del encanto de su hija. Cualquier padre con dos dedos de frente le hubiese volcado encima un litro de agua bendita y hubiese salido de la consulta cuál alma que lleva el diablo en busca de una sagrada cura. Estaban cansados de la niñata, se les notaba, y salieron a ventilar su vergüenza ajena. La niña me fundió con su mirada, bueno, eso creía ella. Su boca empezó a vomitar todo tipo de insultos, recuerdos a mis muertos, ya de paso aprovechó su limitada libertad condicional para dedicarme piropos  innombrables, mientras su rabia aumentaba y su saliva salía disparada con cada palabra. Me dediqué a mirarla, esperando a que se le acabara el repertorio, la pila o la mala baba. Y coño, se le acabó antes de lo que preveía, empezó a toser y no era capaz de hablar, tenía la garganta seca, aunque yo creo que realmente tenía la garganta fundida por el calor de sus palabras demoníacas. Aproveché para acercarme a ella y le pregunté si estaba mejor. Pobre de mí, la volví a activar, otra vez mis muertos por en medio, cambiando mi profesión por otra más liberal y vuelta a las babas. Agotada su voz de nuevo me acerqué a ella y le dije al oído: "si yo fuera tu madre te daba un par de xxxxxxx y te cerraba ipsofacto esa bocaza". La niña, que no tenía desperdicio me espetó: "si tu fueras mi madre me iría de casa". Es que me lo puso a huevo y no pude evitar contestarle: "si tú fueses mi hija, sería YO la que te echaría de casa, no soportaría tener una persona tan vulgar por hija y pasarme la vida avergonzada por tu pinta, tu baba y tu lengua".
Justo en ese momento entró la madre sin levantar su mirada del suelo, la niñata se calló de repente y me miró desafiante, como si hubiera ganado la batalla dialéctica, veía el triunfo en sus ojos, pobre ignorante ...
La madre me miró con una impotencia contenida, se giró hacia ella y le dijo: "túmbate inmediatamente en la camilla, cierra esa boca asquerosa y estate quieta porque soy capaz de atarte a la camilla yo misma".
Fué una bocanada de aire fresco, mis ojos hacían chiribitas al verla desarmada . La niña del exorcista ni pestañeó, se acabaron los gritos y los insultos. Por fin cerró aquella bicaza , por fin un poco de silencio, por fin se agotó.
Soy enfermera, me gusta mi trabajo, practico la empatía , intento cuidar a los pacientes de la mejor forma posible, pero no soporto a este tipo de personas, no tengo por qué aguantarlos, esto no forma parte de mi trabajo vocacional. Así que seguiré siendo impasible con este tipo de comportamientos. Por cierto, me alegro que su madre haya despertado por fin. Buena noche.

sábado, 1 de noviembre de 2014

MEZCLADILLO DE SENTIMIENTOS

Varios medios de comunicación, entre ellos el Consejo Americano aseguran que el ébola se transmite por vía aérea. Tengo que confesar que hace un par de meses que tenía esa sospecha, fíjate tú, sin ser investigadora, trabajando en un servicio de urgencias de un pequeño hospital. Y la OMS diciendo que no, y yo diciendo que sí, que ironía, por dios. Y resulta que si el "eboliano" estornuda, mi lógica humana me obliga a sospechar que el "bicho" en cuestión viajaría en esas insensatas gotitas de Plugë y llegaría a cualquier mucosa expuesta. Pués parece que tenía razón... que intuición más pesimista la mía, en fin.
Operación Púnica, prevaricación, conductas delictivas, adjudicación de contratos irregulares...no vuelvo a cenar con rioja. Mira tú también por dónde me estoy acordando de Parla, Villalba y Torrejón de Velasco... Será el Francisco Granados, la constructora Adiccos, las putas o las cacerías a 9.000 euros por cabeza lo que me está endemoniando?. No sé, ya hasta la estafa, el robo, el desfalco y la chuminería me parece parte de esta vida- circo hispánica. Y el juez Velasco partiéndose el alma para demostrar que esta pandilla de chorizos merecen la cárcel más que el propio Dioni. Pasemos del tema, si el Gobierno lo hace, pues yo...
Y la UGT-Andalucía?. Apuffff, 15 millones de euros, pobres, no pueden justificar 15 millones en cursos de formación, que os voy a decir...mejor será que no diga.
Hoy le he dado un abrazo lacio a una compañera. Mi jefa me pedía con mirada de cordero degollado que arreglase el problema, y bueno, es una de mis mejores amigas, . Qué me costaba darle un abrazo a esa compañera?. Me suponía mucho trabajo hacer lo que mi jefa me pedía?. Pues no, ella siempre está cuando la necesito. Que menos que hacer las paces con mi compañera a petición de mi amiga. Pues así lo hice, hecho está. No cabe mas explicación. Pero lacio fué, pero que muy lacio. 
Buena noche.




lunes, 27 de octubre de 2014

DESPEDIDAS

Me he preguntado mil veces cuál es el dolor más insoportable que podemos soportar en nuestra vida. Estoy segura que lo que más duele es la muerte de un ser querido. ¿Pero en qué grado?.
Cuando fallecen tus abuelos sientes que una parte de tu infancia se va con ellos, te quedas con medias Navidades, con Reyes extraños, sin una parte entrañable de tu historia. Con el fallecimiento de tus padres adquieres el título de "huérfano" desde el momento cero, sin importar los años que tienes cuando ocurre. Ya no tienes su apoyo, desaparecen de un plumazo las personas que formaban tu círculo de seguridad . Te das cuenta que ya no habrá más compras de Navidad con tu madre, que sus comidas se ha extinguido con ella, que tu padre ya no volverá a decirte "en mi época...", que los marcos de fotos entran a formar parte de tus recuerdos porque es la única forma de tenerlos aún contigo. La muerte de un hermano es un hachazo en el alma, creo que es la muerte más dolorosa después del fallecimiento de un hijo. Es algo que jamás llegas a entender porque los hermanos son el resto de tu vida, la que no se llevan tus abuelos y tus padres. Vivir ese episodio es cruel, inhumano y te produce una herida tan profunda que tarda en cicatrizar muchos años, demasiados, a veces nunca. La muerte de una hijo hace rayar la locura, es el dolor más punzante, injusto, irracional y antinatural que existe. No creo en la recuperación de esos padres, aprenden a sobrevivir desde ese día, pero esperando que cuando todo acabe volverán a estar con ellos. Es el dolor del esperar llegar a donde están, el único motivo para seguir aquí.
Y la muerte de "la mejor amiga"?. Qué pierdes cuando ella se va?. Qué sientes?. Pues se siente todo, una mezcla de  horribles malestares, pierdes el tiempo vivido con ella, las confidencias, los secretos inconfesables, los amores, los llantos comunes, los enfados y los perdones.
Hoy fui al tanatorio a abrazar a un amigo que había perdido a su madre de golpe, sin avisar. En frente unos profesores despedían una compañera que se les fué en un corto camino de enfermedad, sin tiempo de muchas despedidas. En el piso de abajo una compañera de trabajo despedía a su tia-abuela y en frente, una vecina de toda la vida lloraba a su hermana. Distintas edades, distintas familias y distintas historias, pero todas con los mismos sentimientos hacia los suyos, con lágrimas en los ojos y caras de incredulidad. Mucho dolor en aquel espacio tan pequeño y cuantas historias de vida que desaparecen. Un dia triste. Buena noche.

miércoles, 22 de octubre de 2014

GABRIEL

Historias de Gabriel.

Caminando por Las Ramblas con mi hijo pequeño. Una chica vestida de Marilín en un balcón promocionando el Museo Erótico de Barcelona.La cara de mi hijo de 10 años...esos ojos echando chiribitas...
"Mama,cuando me enamore voy a tener un hijo pronto, en unos meses. Será amor a primera vista, la veré, me dará el flechazo y en una semana nos casamos. Después tendré un hijo,empezaré a trabajar, haré mil viajes sin niños....".
Le miré con los ojos como platos: !!!!!Alto!!!!.Cuando te enamores tendrás que convivir con ella un tiempo,antes de tener hijos. El amor a primera vista no funciona así. La convivencia es fundamental.
!!!!Mamaaaaa,usaré metodos antiniños unos meses, tranquilaaaa.Ya lo sé todo.Me lo contaron en clase!!!!.
Pregunta su padre: de qué hablais???
Gabri le contesta: "estoy hablando con mamá de sexo,pero no te acerques que es muy fuerte para tus oídos y no estás preparado. Y no mires a la chica del balcón, que se le ven las bragas".


Hoy mi hijo pequeño tuvo una discusión en el patio del cole con unos compañeros.
Gabri dijo: "yo cuando sea mayor, voy a ser conde". Sus amigos se rieron y le dijeron que eso era imposible, que nunca sería conde, que eligiera otra cosa.
Y Gabri les espetó: "si Rajoy llegó a presidente,YO VOY A SER CONDE".
Y que razón tiene. Sr.Rajoy, mi hijo con diez años hace unos razonamientos que me dejan anonadada. Le preocupa que sus compañeros no lleven merienda al colegio, me pregunta si alguien puede echarnos de nuestra casa, en el supermercado compara precios e incluso a veces rechaza una golosina porque en España hay crisis. Nunca pide ropa de marca,ahorra céntimo a céntimo en una hucha que nunca se llena, recicla su material escolar del año pasado sin pedirnos ni una goma nueva. Le preocupa que su amigo ciego no tenga profesora de la Once que le ayude a estudiar, que a su amigo Gonzalo se le muera la almeja del vivero por la toxina, que Luna, el perro de Guiller haya crecido y que él no lo haya visto, que su padre esté en paro,..., y ayer me ha dicho que hay que cuidar los libros que le han prestado este año porque el año que viene le tocaran a otro niño que tenga también a su papá en paro...
Y qué quiero decir con todo esto?. Pués que Sr.Rajoy, usted será presidente porque lo han votado,por sus falsas promesas o por que sí simplemente, pero mi hijo con 10 años tiene la cabeza amueblada bastante mejor que usted, 
que siente y vive la crisis que usted ignora,que se preocupa por sus amigos y por los que no lo son, que tiene ideas útiles para paliar su penoso estado....
Sr.Rajoy,seguramente mi hijo nunca será conde,pero usted tampoco será presidente, no por lo menos de un país que le respete.
Ojala tuviera tan solo una parte de lo grande que es mi hijo, tan sólo una parte. Buena noche.


HARTAZGO

No salgo del asombro. No reconozco el país en el que vivo. Hace catorce años España era un país turístico, donde algunos vivían bien, bastantes tenían trabajo y los políticos pues bueno, eran esos señores que se dedicaban a salir en los telediarios, a reunirse en el Congreso y a hacer campañas en época electoral. Podías tomar un café, un vino o comprar un kilo de plátanos por 100 pesetas, ibas a la peluquería por 3000, llenabas el depósito del coche por 5000 pesetas... y no estoy hablando de la prehistoria, no. Entramos en la UE, adoptamos el euro y desapareció la peseta. Nos hinchamos como palomos, ya éramos más europeos, como los países ricos, y de pronto, empobrecimos hasta el lamento. Las nóminas se encogieron, los precios se dispararon, los precios de la gasolina se volvieron un disparate, las hipotecas se multiplicaron y el IVA nos fulminó. Pasaron los años y fuimos empobreciendo hasta las ojeras, pero nos comparábamos con Alemania y Francia, otro disparate. Y comenzó la crisis, los puestos de trabajo fueron desapareciendo, apareció el despido libre, los empresarios con sus ERES, no hay familia que no haya experimentado la angustia de tener un miembro en paro, en esa edad peligrosa en la que ya no te contratan, esa maldita edad en la que te vuelves invisible porque te consideran mayor. Y de pronto empiezas a ver que todos aquellos que hace 14 años se llamaban políticos se han convertido en meros rateros, que son pensionistas, que no hay ninguno que tenga las manos limpias, que hemos rescatado bancos con dinero público que ha acabado en manos sucias. Y cada día saltan nombres que asociabas a personas supuestamente creíbles y decentes, crece la decepción, pero ya no sorprende. Sólo piensas, otro más, como si la rutina de descubrir otro ladrón fuese algo normal. Y algún Presidente tiene los santos "cullóns" de hablar de su honradez y su buen hacer, cuando apesta él y toda su familia. Y vicepresidentes, y dirigentes, y maridos de infantas, y amantes de reyes, y... que España más cansina. Buena noche.

sábado, 18 de octubre de 2014

UNA DE BELLA GENTE Y VARIAS DE GENTUZA

Pero que día tan raro, que mezcla de sentimientos más enfrentados. Me desperté tarde, lo confieso,era necesario después de haber saltado de la cama a las dos de la madrugada. No penséis mal, estaba de guardia localizada y tuve que acercarme al hospital para hacer un traslado. ¿Qué puedes hacer cuando tienes a dos mujeres en la misma unidad, una que ha perdido un hijo y otra que acaba de tenerlo?. ¿Qué puedes decir que a ninguna de las dos las pueda herir?. No puedes felicitar a una. No puedes decirle lo siento a la otra. Difícil situación. Me acerqué a la primera, cogí su mano y se la apreté. Ella también lo hizo con mi mano. Me acerqué a la cama de la otra mujer, pasé mi mano por encima de la suya. Creo que las dos me entendieron. Qué gente mas bella.
Pues bien, esa mañana me levanté tarde y me fuí a desayunar. Encendí la radio, como todas las mañanas y ahí empezó mi enfado...las puñeteras tarjetas negras. Cómo puede ser posible que esta pandilla de descerebrados hayan gastado tal montante de dinero en lencería, viajes, regalos, comidas...??? Cómo puede ser posible que lo hicieran con toda la impunidad, sin que nadie atendiera a una supuesta existente conciencia moral???. Cómo podían acostarse por las noches y dormir tranquilos sin pensar que estaban robando a españoles que a duras penas son capaces de pagar la hipoteca, a los que están condenados de por vida???. !!!Qué asco de gentuza!!!.
Uisss, cambian de noticia, es la vicepresidenta y la señora ministra de sanidad haciendo palmitas, ¿malentiendo que se sienten las heroínas de la curación del ébola de Teresa???. Pues así es, sólo les falta que se hagan la una a la otra una "olita". Pobre Teresa, ella lucha por superar un ébola, y estas dos brindan como si el mérito fuera suyo. Qué asco de gentuza.
Y hora la Olvido esta, que no aprende, que en cuanto se bebe dos copas y se le pone un varón a tiro, se corre un juerga sexual, eso si, pensando en lo enamorada que está de su marido. Y como no sabe cómo salir de atolladero, se hace un "mierdiprograma" de cotilleo y se declara adicta al sexo. Y le llevan al programa una psicóloga que le dice que está enferma, que no sé que enzima le falta y por eso se "tira"  cuanto varón se cruza en su camino. Eso sí, está tremendamente enamorada de su marido y ella sufre por sus hijos. Qué asco de gentuza.
Claramente supera el "jeterío" a la buena 
gente. Que pena más grande y que harta me tienen. Buena noche.
 

domingo, 12 de octubre de 2014

UNA INVERSION EN VIDA


Estoy metida en una "lideira" con mis inmediatos superiores, no por cabezonería como creen ellos, sino por seguridad, por mi seguridad y la de mis compañeros. Os comento.
Trabajo en el servicio de Urgencias de un Hospital Comarcal, uno de esos hospitales hiperfrecuentado y con un servicio de urgencias sobredimensionado. Poco personal que nos partimos el lomo en turnos de 12 horas para atender la enfermedad y también a veces, lo injustificado. Claro que eso sólo lo vemos desde dentro, cuando comemos a las 17:00h o nos damos cuenta que si seguimos sin tiempo para beber ni orinar, nuestro futuro más próximo será el cólico nefrítico o la hipoglucemia. Doy fe de que con el poco personal que somos por turno, obramos verdaderos milagros. Pues bien, aquí es donde yo encuentro el problema. Han llegado al hospital los kits de ébola. Por supuesto, no pude reprimir mi curiosidad y ver como nuestra Conselleria nos protegería de esta temida y mortal enfermedad, Y cuando los he visto me he acordado de mi carnicero de cabecera Moncho. No sabe mi Moncho la suerte que tiene de tener exactamente el mismo modelo que usaré yo cuando tenga una sospecha de ébola sentado a un metro de mí. Afortunado mi Moncho, sí señor.
Y entonces me he puesto a buscar en internet el equipamiento que propone la OMS y nuestro Ministerio para proteger a sus trabajadores, y concretamente la OMS dice: "Frente al riesgo biológico del virus del Ébola, es la OMS quién ha dado las recomendaciones para su uso en campo: es un traje visual, amarillo, que se llama modelo Tychem-C, con fabricación de la multinacional americana Dupont.".Que suertudo, el Moncho. 
Jota Echevarria, médico español del Centro de Tratamiento de Ébola en Sierra Leona nos dice que: " la OMS tiene distintos grados de protección según la enfermedad a la que se hace frente y el ébola requiere el nivel mas alto de protección por su gravedad, su alto riesgo de contagio y sobre todo por el poco conocimiento que tenemos frente a esa enfermedad. El traje adecuado aisla totalmente del entorno, no hay ni una micra de piel expuesta, ni un milímetro de piel sin cubrir y por supuesto, guantes dobles".
Parece ser que no sólo yo, la agonías del  servicio, está procupada por la ridícula equipación de nuestra Consellería, porque también circula por la red que ;" la tranquilidad tampoco existe en los cuerpos de seguridad del Estado. La Confederación Española de Policía (CEP) inició el pasado agosto en Cádiz la distribución de kits de desinfección para los agentes en las plantillas consideradas de “mayor riesgo” para “suplir los escasos medios oficiales de protección de la Dirección General de Policía frente al ébola”. Según recuerdan, distribuyeron en los puertos de Tarifa y Algeciras, así como en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CEI) de estas localidades, dispositivos con líquidos desinfectantes, mascarillas y guantes".
Vaya, vaya, una peli en la televisión donde aparecen los monos y demás equipos que de los que deberíamos disponer el personal de primera línea de contacto con los casos sospechosos, claro que a ellos los invaden los extraterrestres y en mi realidad tan sólo se trata de una infección de la que se tiene poca información, sí sabiendo que tiene un índice de mortalidad de entre el 50-90% , de la que no existe tratamiento, que es altamente contagiosa...que os voy a contar que no sepáis a estas alturas.
Dentro de unos días asistiré a una jornada que ofrece una sociedad científica a la que estoy "asociada". Allí me entrenarán en el protocolo y me enseñarán a colocarme ese equipo de protección máxima contra fluidos, ese equipo del que carecemos en nuestro servicio. Estoy tan interesada en saber la razón por la cuál nos van a dejar "con el culo al aire" que he buscado cuánto cuesta un equipo homologado que cubra todo el cuerpo y que sea de material impermeable a una muerte segura. Señores, he aquí su precio: 14 euros, al que añadiremos el resto de complementos. Más o menos, el equipo especial que me protegerá del contagio de dicha enfermedad le costaría a la Consellería 30 euros. Coño, no valoran mi vida ni en 30 euros, que disgustón tengo...
Lo más triste de esta historia, es que a NADIE de los que están por encima les preocupa los que estamos por debajo, los que realmente detectaremos los casos sospechosos, y los que tendremos que estar con el paciente hasta que sea trasladado al centro de referencia. Si tengo miedo, os preguntaréis?. Pues claro que lo tengo.Yo no quiero atender a un paciente sospechoso de ébola sin estar protegida con un EPI homologado y recomendado por 30 tristes euros. No quiero y se acabó. Buena tarde.


¿Son los trajes usados en España los adecuados? "He visto fotos de los trajes que utilizan allí (en España) y no son como los que llevamos aquí. Ninguno de nuestros trajes lleva cinta adhesiva", aseguraba a EFE. "La OMS tiene diferentes grados de protección según la enfermedad a la que se hace frente, y el ébola requiere el nivel más alto de protección por su gravedad, su alto riesgo de contagio y, sobre todo, por el poco conocimiento que los profesionales tenemos de la misma. El traje adecuado aísla completamente del entorno, no hay ni una micra de piel sin protección, sin cubrir, y algunos de los elementos son dobles, como es el caso de los guantes", explicaba el facultativo en una carta al Huffington Post.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2262522/0/jota-echeverria/medico-ebola/trajes-protocolos/#xtor=AD-15&xts=467263

¿Son los trajes usados en España los adecuados? "He visto fotos de los trajes que utilizan allí (en España) y no son como los que llevamos aquí. Ninguno de nuestros trajes lleva cinta adhesiva", aseguraba a EFE. "La OMS tiene diferentes grados de protección según la enfermedad a la que se hace frente, y el ébola requiere el nivel más alto de protección por su gravedad, su alto riesgo de contagio y, sobre todo, por el poco conocimiento que los profesionales tenemos de la misma. El traje adecuado aísla completamente del entorno, no hay ni una micra de piel sin protección, sin cubrir, y algunos de los elementos son dobles, como es el caso de los guantes", explicaba el facultativo en una carta al Huffington Post.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2262522/0/jota-echeverria/medico-ebola/trajes-protocolos/#xtor=AD-15&xts=467263
Jota Echeverría es un médico español que trabaja en la puesta en marcha de un centro de tratamiento para enfermos de ébola en Sierra Leona.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2262522/0/jota-echeverria/medico-ebola/trajes-protocolos/#xtor=AD-15&xts=467263

sábado, 11 de octubre de 2014

¿TU ME JUZGAS COMO MADRE?. !!!JA!!!

Enfadada no es la palabra, quizás asombrada sería más acertada. Hoy, una persona muy cercana por amistad me dedicó varias frases que me dejaron perpleja. Pero hubo una, que jamás me hubiese esperado de esta persona: "no eres tan buena madre como tú crees". Me gustaría contaros un poquito de mi vida para que vosotros opinéis si esta persona me ha juzgado de una forma certera.
Tengo dos hijos, dos fantásticos hijos de 10 y 14 años, vaya eso por delante.
Hace 15 años me quedé embarazada de mi hijo mayor. Debido a una enfermedad crónica, fue un embarazo de alto riesgo, con sus miedos, sus lágrimas y sus risas. Aún así, fue un embarazo bueno y bonito . Por fin nació mi hijo, un parto corto pero difícil. No importó, mi niño estaba bien. Diez días después mi pequeño se puso muy enfermo de una enfermedad neonatal. Lo llevamos al hospital, el pediatra de guardia nos llevó a una sala para decirnos que estaba muy grave, que era tan pequeño que casi no tenía defensas. Debía ingresar, le di un beso en la frente mientras lo mecía en mis brazos y llorando se lo di a una enfermera que se lo llevo a la UCI neonatal. Era de noche y una auxiliar me dijo que no me quedara en la sala de espera, que me fuese a casa a descansar porque hasta mañana no me dejarían verlo. Fue la despedida más terrible de mi vida, no sabía si mañana mi niño "estaría" o no. Tenía una sensación indescriptible. Durante los 15 días siguientes acampé en la sala de espera durante 14 horas al día, en mis manos los patucos de mi niño, que olía una y otra vez. Recién parida, con las hormonas revolucionadas y una angustia infinita. Yo no soy creyente, me fui a la capilla del hospital e hice un trato sin levantar los ojos del suelo. Mi hijo se curó.
Al mes mi madre, una mujer joven y necesaria para mí, se puso muy enferma, sin cura ni tratamiento. Hicimos turnos maratonianos entre mis hermanos para estar con ella hasta el final. Ocho meses en el hospital, inimaginable el dolor, la pena, el desgaste...

Cuatro años después nació mi segundo hijo, otro parto corto, muy bueno. Con tres meses  hizo una convulsión atípica y después de algunos estudios se le diagnosticó un problema que trató neurocirugía durante dos largos años. No podía más. Ahora él está bien, eso es lo importante.
Mis hijos fueron creciendo, mientras yo trabajaba, llevaba una casa y adaptaba mis turnos de trabajo a sus actividades. Estudié una oposición sentada en las gradas de un polideportivo mientras mis hijos practicaban su deporte favorito . Estudié en el coche mientras esperaba a que mi hijo mayor saliera del colegio, cuando salía de guardia después de trabajar toda la noche, me ahogaba en café para aprovechar las mañanas, hacía la comida con los apuntes en la mano...
Aprobé la oposición con una buena nota y conseguí un puesto de trabajo fijo en mi ciudad.
Mi padre falleció en este período. Y mi mejor amiga, mi niña, mi hermana, "se fué" en un accidente de tráfico sin tiempo para decirle que la quería.
He educado a mis hijos lo mejor que he podido y creo que no lo he hecho mal. Son muy buenos estudiantes, correctos, educados y deportistas. Tienen un corazón hecho de mucho cariño, son buenos, sensibles, muy buena gente.
Cuando ya no puedo con el cuerpo me tumbo en mi sofá verde, y rápidamente se encaraman pidiéndome mimos. Para ellos, siempre. Les he enseñado a decir "te quiero" con normalidad y jamás se acuestan sin mis besos y sin decirnos "te quiero, yo también".
No seré la mejor madre, eso seguro, pero he intentado educarlos lo mejor posible. Y creo que he criado dos bellas personas, de los que me siento terriblemente orgullosa.
Así que, mi querido examigo, estoy convencida de haber educado de forma correcta a mis dos motovos. Creo que te has confundido de argumento. Te recomiendo no dejarte llevar por el rencor y que pienses bien tus palabras 
antes de vomitar idioteces como las que has dicho. Te pierde la lengua. Buena tarde.

viernes, 10 de octubre de 2014

EBOLA Y SANIDAD

Es curioso que la primera publicación de este blog sea  para denunciar la situación demencial en la que estamos inmersos los sanitarios de este desorientado país llamado España. Lógicamente ya os habréis dado cuenta que me refiero al "caso Ébola". Dos misioneros, a los que no les quitaré el mérito, contagiados de un virus no existente en este país. Movilizan cielo y tierra para repatriarlos. A ellos?. No, repatriaron dos personas agonizantes para que murieran en su país, en una habitación de aislamiento, con sus cuidadores envueltos en plástico y sus familias en la puerta del hospital .Una compañera llamada Teresa,cuidó en dos ocasiones al segundo misionero y en un mal movimiento, al retirarse su equipo de protección contra infecciones transmisibles (EPI) , su guante rozó su cara. Y dice la Ministra de Sanidad que ahí fue dónde se rompió la cadena de protección. Yo personalmente, tengo mis dudas. Teresa fue mendigando asistencia sanitaria por su malestar, de un lado a otro, hasta que alguien con dos dedos de frente, sospechó el contagio que la tendría condenada a una incertidumbre angustiosa. Se acerca  a un hospital, la ubican en un box y a partir de ahí, Teresa siente dudas, miedo y aislamiento. Primer test, positivo. Ella lo ignora. Segundo test, se confirma el cuadro de Ébola.
Lo sabe el personal huidizo. Teresa se entera por su móvil. Desde ese momento forma parte de un juego macabro que acaba de comenzar.
Descontrol por parte del Ministerio, falta de información a la familia, oscurantismo de los profesionales, mentiras, bulos e intoxicación en las informaciones. Los medios dando giros de 180º en sus noticias por un Gobierno que se ha vuelto loco, que se refugia detrás de sus trajes de chaqueta para no mostrar su vergüenza. Una rueda de prensa que condena a la Ministra a una dimisión futura que será justamente exigida por el pueblo. Un desbocado Consejero que escupe culpas hacia la víctima y despropósitos hacia el personal sanitario, a diestro y siniestro. Y el Presidente, que os voy a contar, lo de siempre, NADA.
La compañera está grave, eso dice la prensa porque nadie ha informado a la familia del estado de la paciente. Su madre titubea cuando se le pregunta por ella. Que lástima me da.
Nueva rueda de prensa de la señora Ministra, a sus espaldas el llamado Comité de Crisis de Ébola, caras de miedo, no dan seguridad, no convencen. El Comité lo dirige la Vicepresidenta del Gobierno, sin ningún conocimiento sanitario. No sé por qué me extraño. Va a hablar el Presidente, da igual lo que diga, vuelta a lo de siempre,  NADA.
Mientras, aumenta el número de contactos, 132 en vigilancia y 12 de alto riesgo. Esto se está desbocando.
Toda la sanidad está alerta por una posible epidemia de una enfermedad de la que no conocemos nada, no tienen claro la forma de transmisión, no existe tratamiento, de la que "elaboran" protocolos nada convincentes y además, supone un riesgo inasumible para el sistema sanitario actual. Recibimos unas bolsas termoselladas con el material de protección para la asistencia de posibles casos en nuestros centros sanitarios. ¿Os acordáis de esa sensación que teníamos de niños cuando la caja del regalo de reyes tenía una foto alucinante del regalo y cuando lo abrías, cualquier parecido era pura coincidencia?. Pués a los sanitarios nos ha pasado los mismo, nos han vendido confetti. Los equipos de protección que prometieron para nuestra práctica sanitaria son meros disfraces de carnaval. El propio Ministerio está poniendo a su personal de primera línea sin equipos de protección efectiva, a un paso del contagio y de la temida enfermedad desconicida.
Es alucinante, venden protocolos, equipos de protección, habitaciones de aislamiento con presión negativa/positiva según quién lo diga, venden la tranquilidad y la seguridad que no existe. Sueros milagrosos, que no son más que meros experimentos, mejorías inexistentes y salud envenenada.
No somos ingenuos, si alguien sabe cómo protegerse de los gérmenes somos los sanitarios que trabajamos todos los días contra ello. Que no venga un encorbatado de despacho a decirme que los equipos de protección personal son seguros, los he tenido en la mano y mi carnicero está más protegido con su mandilón.
Por hoy ya está bien. Estoy enfadada, defraudada, asqueda e indignada. A todos los sanitarios nos queda una agria y larga lucha contra el gobierno para que nos proteja con EPIS de verdad y protocolos adecuados. Desde mi blog os pido apoyo, queremos cuidaros en condiciones, no queremos ser la causa de contagios innecesarios, queremos cerrar este círculo de transmisión para que termine esta pesadilla. Ellos hablan, nosotros os cuidaremos. Buena tarde.