sábado, 10 de enero de 2015

REBAJAS, EL GRAN ENGAÑO

¿Rebajas, o debería de llamarlas, estafa?. Todos los años lo mismo, estafa de invierno y estafa de verano. Os cuento: el día 7 de Enero me levanté, desayuné y me dije, vamos allá, a  ver que encuentro.Os juro que esta vez no iba cargada de malaleche ,ni de malhumor, iba abierta a encontrar la prenda de mi vida. Me abrigué y a la calle. Me encaminé hacia la zona de la moda, con paso firme, liberando mi mente de todo mal pensamiento hacia la ropa de hoy, dispuesta a comprarme alguna prenda en las magnificas rebajas anunciadas a bombo y platillo. Entré en la primera tienda. La puerta me absorvió hacia dentro, olorcillo rancio a sobaquina adolescente, revoltillo de prendas indefinibles, estanterías de ropa talla Barbie. Miro la etiqueta de aquella camiseta de verano: 3, 99 euros, precio rebajado 3, 99 euros. Coño, magnificas rebajas, grité para que me oyera alguna dependienta. Vamos a ver, tengo que aclarar algo de las dependientas de las submarcas del Sr. Ortega: son todas monísimas, delgadísimas, con una melena lisísima, de pieles blanquecinísimas, pero no sirven nada más que para mirarlas. Fuí atropellada varias veces por Jenny, Jesicca, Fanny, Brenda y Dorothy. Eran como hormigas, chocaban unas contra otras y a su vez contra los clientes y esa era la única comunicación. Transportaban ropa de un perchero a otro, pero sin sentido, contactando con todos los que se cruzaban con ellas, era alucinante la desorganización. Se me ocurrió levantar un pantalón de una mesa y busqué la etiqueta para ver el precio actual. Debió caerle la pegatina de rebajas, no sé, no la encuentro, pero hay algo raro, esta ropa no está revuelta, está perfectamente doblada. Me siento observada, me da miedo levantar la vista, noto unos ojos que se me clavan en el alma, pasa una dependienta por mi lado y no choca conmigo, algo pasa. Levanto la vista y un gran cartel, blanco, con letras negras, perfectamente orientado: Productos de continuidad. Así, tajante. Solté el pantalón como si me hubiese dado un calambrazo, y allí en frente, una dependienta me miraba como diciendo: dobla ese pantalón inmediatamente o te doy otra descarga. Lo doblas, lo planchas y sonries a la empleada, ya está nena, ya lo coloqué. Sigo el recorrido. Vamos a ver, por qué en las rebajas de invierno la ropa rebajada es ropa de verano?. Parecen los restos de los restos de las rebajas de otros años. Por qué la prenda que ayer no compré esperando a las rebajas, hoy se llama Nueva Temporada?. Por qué las rebajas de hasta el 50% corresponden con ropa de temporadas más que anteriores?. Por qué la ropa rebajada parece ropa del mercadillo, es fea y deslustrada?. Por qué se mezcla la ropa rebajada, con los Productos de Continuidad y con la Nueva Temporada?. Solo se me ocurre unas respuesta: porque los propietarios de las tiendas piensan que los clientes somos gilipollas, así de claro. Y esto se repite tienda tras tienda, de unas rebajas a otras, de invierno o de verano, da igual.Seguí mi recorrido, ya cabreada, ya no habia posibilidad de que encontrara nada que valorara lo suficiente como para meterlo en mi armario. Necesitaba aire fresco.
No sé si compraré algo en estas rebajas, no lo sé. Desde luego, ganas ninguna. Esto es el derecho a la pataleta, las próximas rebajas serán más de lo mismo, otra tomadura de pelo. Buena noche.