lunes, 18 de marzo de 2024

YADIRA

Crear un microrrelato utilizando un número limitado de palabras es tan aterrador como decidir si se debe continuar una amistad con condiciones, así que acepto el reto y entre ambas opciones me decanto por la primera. 

" Aún no había amanecido cuando Yadira levantaba su agotado cuerpo de la cama tras apagar la alarma de los dos despertadores que cada mañana le traían de vuelta a la vida. Sin abrir los ojos, arrastraba sus pies por el suelo de la habitación y estiraba los brazos tratando de tocar con la punta de los dedos aquellas conocidas esquinas que se interponían en su camino hacia el baño. Allí se quitaba el pijama y lo dejaba caer al suelo como si de su propia piel se tratara, y a tientas intentaba adivinar aquella puerta de cristal tras la cual encontraría el verdadero despertar. Acurrucada contra una esquina abría el grifo con una mano que retiraba inmediatamente para evitar más frialdad en su piel, más de la que sentía al estar desnuda. Sin abrir los ojos se atrevía a ir mojando su cuerpo con el agua que se templaba lentamente, mientras tatareaba la misma canción de siempre, subiendo el tono a medida que el agua alcanzaba la temperatura idónea. Llegados a ese punto, era hora de meter la cabeza debajo de aquel chorro de agua y abrir los ojos a otro día del que no esperaba nada más que sus horas de luz y sombra. Dejaba caer el agua sobre sus ojos donde se mezclaba el agua dulce de la ducha con el agua salada de sus mares, todas las mañanas el mismo sentimiento de ausencia, todas las mañanas deseando salir de aquella lluvia que le quemaba...

Casi con rabia contenida, cerraba el grifo, dejando que el agua corriera de forma desvergonzada por su cuerpo hasta que su piel le gritaba abrigo. Con los ojos entreabiertos y mirando hacia sus pies, abría la puerta de cristal que la devolvería a la mañana. Cubría su cuerpo sin la sensualidad de antaño, ya no había motivos para hacerlo, ya no había buenos días, ni besos en la frente, ni la casa olía a café recién hecho. El mundo se había olvidado de que se había quedado sola en una vida nada atrayente. Un poco de crema en su cuerpo era el único olor que aún conservaba, pero sin aquellas manos que dedo a dedo dibujaban en su espalda dos palabras que la estremecían y encaminaban su cuerpo dos pasos hacia atrás para ese abrazo que tanto le gustaba. 

Volviendo a la realidad se vestía sin importarle la ropa que había escogido, un pantalón vaquero, una camiseta, un jersey que no se dejase abrazar y las zapatillas de siempre. Caminaba a tientas hasta la cocina, levantaba la persiana, encendía la cafetera y apoyaba su frente en la estantería de las tazas como si estuviera pensando en que no debía pensar. Aquella estantería era parte de su pasado, allí estaba su taza y la otra, la que no quería usar por si se le rompía más la vida. Ya no habría dos cafés, ni conversaciones sobre sueños, nadie la sacaría a bailar con el ruido de la cafetera, ni pondría un plato con arándanos en la mesa. Solo estaba ella y aquel café cargado de ausencia. 

Un sorbo de café, un trozo de galleta resesa, otro sorbo rápido y una mirada esquiva, eso era lo único que le quedaba en aquella cocina, prisa por salir de allí. Camina hacia el baño con los ojos cerrados para imaginar un roce, su olor, un susurro que le hiciera creer que nadie se va para siempre, pero no ocurre nada, como siempre. Se mira al espejo como si no se reconociera, tapa sus mejillas con sus manos, las mueve como si intentara cambiar sus arrugas, su gesto, su realidad. Hoy tampoco se maquilla, la misma decisión de cada mañana, un poco de colonia, se atusa el pelo y listo, nada cambiará por más que se lo proponga. 

Abre la persiana de la habitación, está amaneciendo, le gusta apoyarse en la ventana dos minutos y ver como la luz disipa la oscuridad, no antes sin buscar una estrella, darse un beso en el dedo índice y apoyarlo en el cristal, algún día tendrá que limpiar todas aquellas huellas, algún día tendrá que dejar de darle los buenos días. 

Es hora de irse, llega tarde como siempre, coge el bolso cada vez más pesado y las llaves. Cierra la puerta con delicadeza, como si no quisiera despertar a alguien, a nadie, a no sabe quién. Se vuelve a morder el labio odiando la rutina de todas las mañanas. Coge el coche, llega a su trabajo, da los buenos días a diestro y siniestro como si de otra vida se tratara, siempre sonríe en su nuevo campo de batalla, es otra guerra, en su otra vida". 

(Yadira, nombre hebreo que significa "amiga").




sábado, 20 de enero de 2024

HIEL

Arterias, venas, capilares, todos sus vasos llenos de hiel. Quema cada frase que sale por su boca, insiste, no escucha, vomita palabras que hacen daño, mucho daño. Revuelve el pasado una y otra vez, el suyo y el que no le pertenece, todos los pasados de los que pueda sacar una amargura. Araña, hace sacar la ira, desordena vidas para pedir perdón y vuelta a empezar. 

No procesa, no piensa, escupe por la boca un dolor que proyecta sobre cada persona que tiene cerca, nada ni nadie es lo suficientemente bueno, todo malo, todos malos, nadie se salva. Imposible hacer nada, vive en un círculo pegajoso, insano, nocivo y radiante a todo el que se le acerca, no quiere que le ayudes con su dolor, ni tampoco intentar calmar su ira, quiere que te duela de la misma forma en la que le duele, quiere que el corazón te salga del pecho y se haga más vulnerable a sus palabras. Quiere que en tu cabeza resuenen lamentos semienterrados, que vuelvas a sentir lo malo que no debe salir de nuevo a tu vida, por y sólo para alimentar su curiosidad enfermiza.

Hiel, bilis, amargura, eso es. No le importa esto ni lo otro, él ni ella, lo repite murmurando como si rezará un rosario de forma plañidera, hurgando profundamente y sin pudor, todo lo vuelve enfermizo. No quiere vivir, lo verbaliza, al rato lo niega, como si de un paseo se tratara, vuelve al principio para halagar y coger carrerilla para la siguiente embestida. Otra vez, es la última, lo juro. La próxima vez me aparto y dejo que se despeñe. No habrá red, ni salvación,ni consuelo, ni escucha, sólo soledad, la que busca, la que merece. Allá su conciencia ...

Se ocupa de recoger "basura informativa", no entiendo ese morbo, quiere "mal saber" todo de todos, no perderse lo más grotesco, desagradable y doloroso. Le da igual quién tenga delante, tarde o temprano, por aquí o por allá, sacará su hiel para saber algo sin un ápice de empatía, y no porque le preocupe lo pasado, sólo por el único motivo de acumular lúgubres datos para confirmarlos, aunque para ello te retuerza la piel y sepa del daño . Le da igual, para esta persona sólo eres carnaza, nada más.

Demasiadas palabras dedicadas, no se merece ni la primera letra de la entrada a mi blog.

Buena noche. 

martes, 3 de octubre de 2023

PELUQUERÍA III

Semana crítica para mí, decisiones en las que no puedo participar, boca cerrada sin  gritar que estoy aquí, que aún estoy aquí, que aún puedo, que aún soy. Nervios, murciélagos revoloteando en el estómago, una sala llena de extraños que deciden sobre mi vida, sobre el futuro y mi valía. Amigos incapaces de apoyarte, familia ocupada, compañeros que prefieren silenciar sus voces, todo con un fondo irónico a mí favor, como yo no haría si sus vidas les diera una vuelta de tuerca y cayeran de culo en el mismo lugar dónde yo me encuentro ahora. Pero no voy a gastar ni una sola palabra en ello, es más de los mismo, es como abofetearme por tener pensamientos tan reiterativos, casi vomitivos si no os molesta la comparación. Bueno, a lo que vamos, muerte a los murciélagos...

Que sepáis que he ido a la peluquería la semana pasada, discreta como siempre, si no fuera porque el collarín que sujetaba mi ya maltrecho cuello era tamaño bulldog y yo no paso de chiguagua. Creo que no me he explicado claro, resulta que cuando explotó la olla exprés, salí volando con un cuchillo en la mano y una pechuga en la otra ..., bueno, a lo que iba, que tener un mesado de piedra de pista de aterrizaje no ayuda, y claro, las vértebras del cuello frenando sobre el reborde del mesado ,..., ya os podéis imaginar, que no he vuelto a hacer vichyssoise, que me llega con encontrarme pegotillos resecos en sitios insospechados años después del incidente. Y no porque no limpiara la cocina con esmero, Dios sabe que me pasé semanas desincrustando la cremita de marras de toda la cocina y alrededores, pero cuando te pasa algo "tan explosivo", el contenido es infinitamente mayor en cantidad que el propio continente, creedme. Pues eso, que después de "los fuegos artificiales" y del viaje a la velocidad de la luz hasta frenar en el mesado de granito, siguió el "arreglo de lo descolocado", y por eso tengo que lavarme la cabeza en la peluquería con un collarín que impide que mi cuello toque el lavacabezas. Os diría que lo imaginárais, pero sé que es difícil hacerlo sin que os provoque una "explosiva" carcajada.

No quiero desviarme del tema, necesitaba a gritos un tinte, ya no podía seguir arrancándome las canas cada vez que se proyectaban como antenas, tiesas, gruesas y blancas, como si lo hicieran a propósito las muy...

Tenía que ser y allí me fui con mi hermana, el collarín, ropa de repuesto por si el lavacabezas se convertía en una catarata que hiciera que me llegara el tinte hasta el mismísimo...,"¡para!, no sigas por ahí, soy tu conciencia". Vale, vale, que no puedo quejarme, que entre la peluquera, mi hermana y la menda procedimos a la colocación del cuello-rígido- con capacidad de dar dos vueltas sobre si mismo y allí lo adaptamos entre un par de "ayyyy, esa es mi oreja" y un "afloja que me ahogo, por tu madre", que era también la misma, todo sea dicho. Así, tiesa como una mismísima bantú, me encaminé al lugar de lavado con cierto recelo porque la intuición nos decía que podía "mascarse la tragedia". Me senté en el sillón, una a cada lado, me tumbaron en bloque, apoyaron el collarín en aquel lavacabezas y !voilá!, encajó a la perfección. Llenaron todos los huecos con toallas para evitar que la temida ducha tintorrera me empapara, tres toallas en el cuello, una en la espalda y otra que sujetaba mi hermana en sus manos para evitar que la piel de mi cara se volviera marrón chocolate de por vida. Agua, champú, agua, suavizante, agua, mascarilla. Mientras mi hermana me cubría la frente, ojos, nariz y boca con la toalla que tenía en las manos. Es cierto que hubiera evitado que mi cara quedase color caramelo, pero el azul de la asfixia no hubiera quedado mas elegante en la foto de la esquela, no, no lo veo. La verdad es que se lo agradezco, pero, !!! lo de que respiro por branquias fue una broma, hermana!!!.

"¿Te doy un masaje en la cabeza?". No pude negarme, hacía tanto tiempo del último masaje capilar que con éste casi me escurro del gusto por el sillón hasta el suelo. De ahí a la silla de corte, puntas, capas a la velocidad del rayo y con el arte del mismísimo manostijeras, secado rápido sin forzar el cuello y lista. Bueno, un poco de laca para darle un aire más actual a mi estilo habitual y listo.

Me cambié de ropa, el agua no había  llegado hasta dónde yo sospechaba, sólo mojó un poco la espalda. Me dirigí a pagar, la dueña del local le preguntó a su socia. "¿qué le cobro, de todo?". Respuesta afirmativa y cuando  empezó a sumar "esto, más lo otro, eso también, un poco de...", me recordó a la lista del supermercado. Cuando me dijo el precio, me quedé boqueando como un pez  fuera del agua y me tuve que morder la lengua para no espetarle un : "!!eeeeeh, de todo no, que el pelo lo traía yo de casaaaaa!!". Nos volveremos a ver por las canas, pero cuando suba la bolsa. 

Por cierto, buen trabajo a las dos.

Buena noche.


martes, 29 de agosto de 2023

TU CHARLA

¿Recuerdas cuándo te dije que en cuanto llegara a las diez mil lecturas, haría público el blog?. Pues olvídate de eso. Y no, no me da vergüenza que las personas que lo lean descubran quién está detrás de la historia. No creo que encuentren grandes pensamientos, sí quizás reflexiones de momentos un poco abstractos. Lo he estado pensando y es que lo que me pide el cuerpo son mil entradas más, fíjate tú.

Tú fuiste uno de los primeros en conocerlo, aquel día me armé de valor, estaba en un congreso, hacía calor, mucho calor,y yo, ya sabes que cuando me tomo dos cervezas me vuelvo una "boca loca"... , y tú tiraste hábilmente del hilo, yo me dejé liar, bla bla bla, y todo aderezado con tu labia envolvente, hizo que sin pensarlo te mandara el enlace a estos pensamientos tan locamente personales. Recuerdo que dije: "a la una, a las dos y a las tres"..., ya no hay vuelta atrás.

 !!!!!Ahhhhh, qué vergüenza!!!!!, quise que la tierra me tragara entera, hasta mi propia sombra. Un sofocón de calor por todo el cuerpo, una mordida de uñas nerviosa, un tiempo de reflexión en tenso silencio, y me silencié en tu llamada imaginando, visualizando como te tapabas la boca con las manos para que yo, al otro lado, no escuchara la temida y explosiva carcajada.

Entré en el bar, agarré la caña y le di un soberano sorbo, uno de esos absurdos que acaba provocando que la cerveza baje a la misma velocidad que sube el gas (de primero de física, lo sé), los ojos enrojecidos y la gente con la que estás, pensando erróneamente que tu reacción  responde quizás a las lágrimas  reprimidas porque tu marido acaba de decirte que le ha comprado un gato al niño, él que juró  amarte y escucharte hasta que la muerte os separara, pero que aún no se ha enterado de que su hijo es alérgico al pelo del animalito  en cuestión, o cualquier cosa así, yo que sé..., sólo era el gas de la cerveza saliendo por los lacrimales, sólo eso.

!Ay, perdón querido, te he dejado con la palabra en la boca, es que se me están quemando las lentejas!. Sí, ya sé que cocinar lentejas a las once de la noche no es muy normal, me lo has dicho mil veces, pero es que no he tenido tiempo y mañana tengo fisioterapia, se me lía todo y sino, acabaré haciendo los macarrones con tomate de siempre. Además, sabes que ya no uso reloj, que más da la hora que sea ...

Por cierto, no te he contado, me he descargado un tutorial para hacer fotos a la luna, lo tenía desde hace unos días y hoy me he parado y lo he leído a conciencia. Esto viene  a cuento porque se me han quemado un poco las lentejas (a quién no), he abierto la ventana de la cocina y ahí en frente, como puesta para mí, estaba tu luna. He corrido hacia el salón y no te lo vas a creer, ni un tropezón, los dedos de los pies enteros, no me he caído.

Me lío, bueno, total que he cogido el móvil, lo he configurado como decía el tutorial, he enfocado a la luna y me ha salido perfecta. A ver, ummmm, hice todo lo que decía el manual que debía hacer: parámetros, oscuridad, fijar la imagen y de primera impresión, todo perfecto. Demasiado perfecto me parecía cuando vi que la luna estaba en cuarto creciente y la que fotografié era una luna llena. Te juro que a veces parece que los astros se conjuran contra mí, menuda sensación de torpeza, estoy empezando a pensar que últimamente hago demasiadas cosas absurdas en tiempo record...

 !!!Qué mal, qué mal, no te lo vas a creer, menudo error!!!. Pues nada, que al darle al zoom me di cuenta del pequeño, minúsculo , inapreciable error para el ojo humano. ¿Te puedes creer que aquella luna llena tan perfecta, fotografiada con tanto esmero no era más  que la imagen de una farola de la casa negra de enfrente, esa tan horrorosa, la que decías que tenía un punto tétrico. Así como te lo digo, "un plagio de luna" por culpa de la vecina y su manía de encender las farolas en noches de luna llena. Total, que no ha podido ser hoy, qué  rabia, pero no te preocupes, mañana lo intentaré de nuevo aunque tenga que manipular su cuadro eléctrico.

Espera un momento, creo que tengo que cambiar las lentejas de tartera, siempre me pasa lo mismo, siempre se me pegan, que manía oye. Vuelvo ahora, espérame, eh.

Ya estoy aquí. Todo arreglado en la cocina, bueno, menos el desorden que dejan mis hijos. ¿Te acuerdas cuando te decía que ellos dos eran mis motivos y que mi vida, si no estaban a mi lado, no tenía sentido?. Pues siguen siendo mis motivos pero creo que fui un poco exagerada con la afirmación, o por lo menos no me hacen sentir en este momento tan necesitada, sobre todo me apetece  hablar con alguno y me espetan: "mamá, no ves que estoy en medio de una partidaaaa". Cuando están enfermos, tienen miedo o necesitan algo ahí me tienen, aunque esté cansada, rompiéndome la cabeza por mis problemas con la administración o pensando en qué pasará en un futuro cercano, siempre estoy ahí. Ellos no tienen la misma sensación de "falta de tiempo" que siento yo, la necesidad de que me miren y me sonrían , de que me abracen sin motivo alguno, de que hablen conmigo sin que medie un teléfono móvil con el tintineo de sus mil whatsapps, que tienen que responder de forma urgente como si la subsistencia de la humanidad dependiera de ese odioso ruidito. A veces pienso que no existe mucha diferencia entre que estén en casa o no, sólo veo dos sombras que cruzan hacia la cocina en busca de avituallamiento para volver de nuevo a "la gruta". Es inevitable mi enfado, entiéndeme, me hacen sentir que "soy transparente" para ellos, entonces me sale la vena de divorciada y les propongo que se vayan a casa de su padre, pero la comodidad les puede, aún a consta de ver mi agotamiento físico y moral cada día que pasa. "Son todos iguales" me dicen los padres de sus amigos, pero ya no me sirve, no son todos iguales, cada uno es lo que aprende y mama, y yo no les he enseñado a ser así, yo he dedicado toda mi vida a ellos, a los otros y hasta a los que no eran míos, ...,  pero ésta es una historia que no voy a repetir, ya es demasiado rancia...

Es muy tarde, pero antes de acostarme quiero que sepas de mi consciencia absoluta de que ya no estás aquí, sé que estoy "hablándote" desde el pensamiento y el recuerdo, que seguiré haciéndolo siempre (sigues siendo mi Pepito Grillo), y no porque aún esté metida en un duelo crónico (como piensa alguno que yo me sé), sino porque necesito que sigas "cubriendo" esa parte de mí a la que llamabas "imposible de alcanzar", fíjate, que tarde te lo permití. No te alejes demasiado, que sean los futuros fallos en mi memoria los que te diluyan de mis recuerdos y en el tiempo.

Que sepas que las lentejas me han salido buenísimas.

Buena noche, cielo.


martes, 27 de junio de 2023

MÍA

 "La gente buena no se entierra, se siembra", me encanta esta estrofa, es de un músico que me chifla. Me la quedo, con su permiso.

Ella los miraba mordiéndose el labio superior, eran preguntas repetidas, deshilvanadas, cada una de su madre, difíciles de contestar una a una y demasiado espesas para hacerlo de golpe. Pero les estaba escuchando, seguramente con la mente en otra parte, dejando que se mezclaran las preguntas con algún pensamiento fugaz, o quizás intentado recordar el título del libro que aún tenía sin leer. 

Y los dejaba hablar:

"¿Por qué siempre tienes una sonrisa en los labios?. Esa ironía, no es tan sana como haces creer. ¿Cómo puedes mezclar el llanto con la risa?. ¿Pero tú eres consciente de todo lo que te ha pasado?. Vamos a tomar una cerveza. ¿Por qué no hablas ya de él?. Llevas unos cuantos años de mierda, amiga. ¿Cómo haces para mantenerte en pie?. Es que eres valiente, ojalá yo tuviera la mitad de tu fuerza. Estás muy delgada. ¿Cómo vas a hacerlo más adelante, estás loca?. Tienes que ir a la peluquería. ¿Qué es lo qué siempre te empuja a seguir?. Me agotan tus fuerzas. ¿Cuándo vas a volver?. ¿Pero no te sientes sola?. Bueno, tú y tu soledad buscada. ¿Tienes miedo?. No quiero hacerte daño. !!No puedo creer que te hayas atrevido a hacer eso!!. ¿Qué te has ido de fin de semana así, a las bravas, sin contármelo?. Mi amiga me mandó un whatsapp para decirme que su tumor no ha crecido, !!pero  cómo no voy a querer abrazarla!!. Eres muy especial, sensibilidad y carisma. Formas parte de él, "ese es tu lugar". Sabes hijo, nos quedaremos con tu sueño. Aunque estaba callada, en su mente había un batiburrillo de voces. Los dos compartíamos nuestros mares revueltos. No volví a saber de ella, yo también la echo de menos. Eres un ser de luz".

Erase una vez que se era, no, así comienzan los cuentos y ésta es una historia real. Ella era un ser que nació en un supuesto mundo fácil, lleno de colores, de risas y silencios cómplices, tercera de tres hermanos que sólo coincidían  en los genes, de padre poco activo y madre sobrepasada por la vida. Ella era el ser de esta historia, recordaba detalles de hace "for a long long time", y su sonrisa, era la fina capa que le protegía de sus fantasmas más temidos. 

Aprendió a hablar mucho y a callar más. Eso le proporcionaba el tiempo suficiente para pensar respuestas absurdas que ocupaban los huecos que no quería rellenar con palabras sentidas, esos agujeros eran suyos, sólo suyos y su contenido, algo de ironía  y mucho más de todo...

Tenía tal mezcla de sentimientos y tan desordenados, que la risa le hacía llorar y el llanto lo remataba siempre con una sonada carcajada, si la necesitaba. Sí, la necesitaba.

Siempre fue consciente de todo aquello que  había pasado, no le gustaba hablar de ello, por eso sabía manejar las palabras a su antojo. Prefería mantenerse en el hoy, dejando el ayer para si misma. Era como aquella vitrina llena de cosas heredadas de la que no fue capaz de deshacerse, nunca fue de "tirar recuerdos", odiaba hacerlo, cosa  que le resultaba "tannnn familiar"...

No hablaba de él, o si lo hacía, era de una forma casi imperceptible para todos, menos para ella misma. Su vida, la de ambos, eran muy suyas, no necesitaban demostrarle a nadie "sus sentires", se llegaban los dos solos para ser todo, había un feedback perfecto entre ambos, una intimidad impenetrable, o quizás eso creía ella, pero eso ya nunca lo sabremos. Y aunque apenas se notaba, todos los días hablaban de mil recuerdos ,y así siguieron haciéndolo incluso cuando él se fue para ya no volver, porque en cierta forma, nunca desapareció ese hilo transparente que los mantenía unidos, incluso tras su muerte. A veces "se miraban", sentados cada uno en una  esquina del sofá y se sonreían con la complicidad que tanta vida le daba a ella ...

Aprendió a caminar sola por todos los caminos, senderos y montañas. Era muy torpe, tropezaba, caía, se levantaba y así en más de cien ocasiones, pero en cada una de ellas, se levantaba más y más rabiosa. Creo que eso le daba más fuerza para seguir el camino. Es cierto que llegaba llena de "pupas", heridas, daños y rabias, pero continuaba, nunca entendí por qué lo hacía...

Y la pregunta no era por qué, sino por quién. En realidad, no sé si lo hacía por ella...

"Luchas contra molinos de viento, eres cómo Don Quijote", no hacía más que repetirle, una y otra vez. "No vas a poder con todo, acabarás con tu salud y tu vida, no sigas haciéndote daño". Un eco chirriante tremendamente molesto hacia su tocada paciencia. No eran buenos momentos, se acercaba peligrosamente la fecha nunca deseada, la del último día en la vida de él y el primero de la triste vida de ella...

Y el que la reprendía, no se daba cuenta de que no era ella el objetivo  de sus críticas. Él era la debilidad, el derrotismo no reconocido, el Sancho de la obra dónde, sin permiso, quiso hacer que ella fuese el personaje. Se retorcía con cada frase como una posesa, se enojaba, pero siempre sacaba de no sé dónde, la suficiente fuerza para ignorar las palabras hirientes y seguir luchando por sus verdades y certezas, defendiendo su realidad, que no era una ilusión como creía su amigo.

Ella era pura lucha y cabezonería, con un carácter modelado por lo injusto y por un incansable deseo de volver a "nacer" para escapar de un pasado doliente y para colocar de una vez por todas las piezas del puzzle de su vida en la posición correcta. Así era ella, siempre apasionada y por momentos, loca. Pero una loca sensata.

Pronto pasó el día, un descenso por el tobogán casi vertical de los recuerdos, una llegada al final del día agotada, con la suficiente fuerza aún para cortar una gardenia, ponerla en la mesita en su esquina del sofá y guiñarle el ojo al que siempre se "quedaría con ella". Y así fue.

Buena noche.


miércoles, 8 de marzo de 2023

ABRAZOS

Los abrazos sostenidos, aquellos que por momentos te vacían todo el aire de tu interior, los que juntan cuerpos con una descarada indecencia, aquellos que cierran los labios pero hablan por si solos. Soy muy de abrazar, sobre todo a la gente que me los saca de dentro, quizás cuando necesito decirle "pensé que me moría", "quizás no vuelva a tener otra oportunidad para dártelo", "quizás me importas más de lo que te hice creer". Pues bien, cuando existe un "aprecio mutuo unilateral" y se ponen excusas año tras año, de esas que parecen  una regurgitación, por sentido común acabo por tirar la toalla,y quizás tenga razón y no valga la pena insistir. Imagino que para esas personas se inventaron los tanatorios, para ese tipo de abrazo, mejor los cumplidos allí y no en mí. 

Hace un tiempo, en una reunión de  personas dispares, coincidimos cinco de ellas en una sobremesa en la que yo era la única desemparejada. Eso no influyó para que la comida fuera muy agradable, de charlas cruzadas, de sonrisas silenciosas y quizás de muecas que lo decían todo. Y llegaron las bebidas espirituosas, esas que potencian los sentimientos hasta una sinceridad larga en desvergüenza y rica en contenido, esa que hace que las palabras calen como la lluvia, revuelvan sentimientos e incluso hagan volar cuchillos cortantes e injustos.

Empezó él, no se encontraba bien, tenía la sensación de que lo preparado con tanta dedicación no estaba perfecto, o quizás realmente lo pensaba y necesitaba la aprobación con unos "aplausos vocalizados", no lo sé. Poco después de forma  sorpresiva se desmoronó, sus lágrimas caían al mantel como granizos, no pude evitar intentar borrarlas de su cara con mis manos. Tiempo de calma hasta que empezó a sonar una música nada acorde con la situación, demasiado intencionada, que provocó  que otro comensal comenzara un nuevo llanto, también lleno de emoción poco contenida desde el principio y liberada por desbordamiento más tarde. Nunca le había visto llorar y lo conozco de toda la vida, cosa que provocó en mí una amigable ternura. Provocó en mí una reacción en cadena, mis ojos se llenaron de lágrimas, de esas que quieres devolver al interior de los ojos para que no broten y evitar así que se hicieran públicas. No lo conseguí, tiré de las palmas de mis manos para secar lo inevitable. 

La conversación que siguió al momento fue perdiendo luz y ganando sombra, estaba cargada de muchos sentimientos distintos en un orden caótico; empezamos hablando de la falta de fe, de por qué no, de un " porque no me da la gana",un "no sabes lo que dices", de un "sé lo que digo porque yo lo he vivido", de "tienes que creer en algo más que en las personas", de un "no intentes convencerme", de una pérdida de lógica en su argumento, de un agotamiento emocional, de un seguir golpeando dónde me estaba haciendo daño, de un no creo porque lo que le ha pasado "al mío" me ha parecido muy injusto,..., hasta que tuvo una reacción de lo más estúpida al darse cuenta de que su perorata no conseguiría convencerme, pero siendo consciente de la dirección de los cuchillos que estaba lanzando y de cómo me los  clavaba con indiferencia. Entonces se levantó de la silla con desaire, la apartó a un lado y se puso a bailar sevillanas, como si allí no hubiera pasado nada, como si la ofensa "al mío", "al que ya la tierra le es leve", mereciera el estúpido taconeo y un airoso movimiento de brazos. Me contuve por un momento, "lo juro por el supremo al que ella defendía", pero no lo pude evitar, y de manera silenciosa y sin modificar la expresión de mi cara, sólo utilizando mi mente, dibujé un adjetivo para ella, y ahí lo dejé flotando mientras intentaba no volver a ahogarme en  lágrimas.

Acabó la jornada, me levanté, despedí al emocionado amigo que había generado en mí una ternura infinita, me acerqué para darle dos besos heridos cuando de pronto él decidió cambiarlos por un abrazo, de esos fuertes y contenidos, de los que cuesta separarse. Mientras, susurró en mi oído algo que me hizo cerrar los ojos mientras en voz baja me dijo: "sí existe un cielo, cosa en la que creo firmemente, estoy seguro de que TU ÉL está allí". Entonces se separó, me besó la mejilla y se fue. Y allí me quedé yo, tragando lágrimas y entregándome al último sorbo de la copa de vino.

Esta semana he recibido varios abrazos, de todo tipo, de varias intensidades y cada uno de ellos, transmitiendo sentimientos distintos. Todos me han gustado, pero el que nunca olvidaré mientras viva, es el que me dio MI ÉL el último día que nos vimos. Me acompañó hasta el coche, me envolvió en sus brazos con la misma ternura de siempre y escuché su te amo, el último te amo que dejo resonar en mi cabeza una y otra vez. Ese abrazo y su música, para siempre. 

Ahora sigue taconeando todo lo que quieras morena, pero sobre los tuyos, a los MÍOS ni tocarlos.

Buena noche.

viernes, 17 de febrero de 2023

PARA TATA

Hoy hicieron llorar a mi amiga y estoy enfadada. Estoy haciendo un esfuerzo titánico para no decir realmente lo que pienso con las palabras que realmente me saldrían. Voy a ser prudente con mi boca pero muy clara. Lo que más me endemonia es que lo veía venir, le repetí hasta la saciedad que no se fiara, que las víctimas no tienen voces mimosas, que los valientes no se esconden en sus despachos. La semana pasada quise enseñarle a decir NO, a usar la mirada para "matar al mensajero", a girar sobre su pierna buena con desaire, a no fiarse de las hienas que sólo buscaban despellejarla, que lo importante en su vida es ella, que no se le arroja galletas a media mañana a los monos del zoo para callarlos,  que no se perdona la maldad, que no tenía que haber buscado el fondo bueno en un pozo que sólo atufaba a podredumbre desde el inicio. Pero lo hizo, porque ella es una buena persona y se cree que todo el mundo tiene esa cualidad.

Hoy le hicieron daño a mi amiga y estoy enfadada. No perdono la traición, la falsa "amistad" que pisotea a la compañera para llegar a lo alto de un fantasioso podium, a las personas que justifican un "mal ser" por  celos enfermizos, a la falsa recepcionista de folletín que no vale ni un cuarto de lo que se cree, a la absurda diana sin dardos ni premio, a la niñata que envían ramos de flores mientras acuchilla por la espalda al ser más indefenso. Porque este tipo de "bichos" deberían permanecer metidos en un bote con formol y olvidarlos en el fondo de un estante de por vida.

Hoy le han faltado al respeto a mi amiga y  estoy enfadada. Da igual lo que seas en la vida, no va con la profesión ni con el cargo, da igual si ha sido por oposición o por empollón, el imbécil es imbécil por cómo es, no por ser quién cree ser. No se puede ser una "ratilla de despacho" cuando los mares están en revueltos de puerta a fuera, cuando sabe que al otro lado se está lapidando a una persona que hace y hace mucho por su empresa, cuando esa es la única empleada que cumple de forma fiel y es la que está pagando los errores de la pánfila compañera. Ella defendería a cualquier "ente" de aquel despacho arriesgando su puesto de trabajo y para rematar tiene un superior que es un "desperfecto" jefe.

A la impresentable compañera, sólo sé de tus necedades, de cada dardo que has lanzado hacia mi amiga, de cada " falso dolor" que has exagerado. He tenido que buscar el lado bueno de tus palabras muchas veces sin encontrarlo, y sabes, eres oscura, pegajosa, maloliente, ruín, egoísta, MALA.

Al impresentable del despacho del fondo, al que supuestamente era "el amigo de mi amiga", al cobarde que jamás dio un pisotón en el suelo para poner orden en ese gallinero, al que aún no se ha enterado que es víctima de sus maquiavélicos empleados y no de sus males como él cree, a ese cordero de carnaval, sólo decirte que  mereces quedarte con quién te quedas, ya tendrás tiempo para darte cuenta de que la única persona que te respeta en ese circo, era la que ya no está, tu amiga. Has hecho caso a las llantos de sirena y el mar te va a tragar, PÁNFILO

Mi amiga está triste y estoy muy enfadada, pero ella me tiene aquí, siempre, sin cortapisa, como diría alguien muy sabio que ya no está. Podría ir a su casa y darle un abrazo, pero desde mi "debilidad" temo romperla aún más. Podría llamarla, sí, pero no quiero hacerle llorar, podría hacer mil cosas para intentar "curar" su pena, pero hoy no es el día. Ella sabe que me tiene, que basta con un hilillo de su voz para que yo active por ella todos los botones rojos del mundo, que buscaría en este momento la forma de provocar en su cara una bonita sonrisa, así que desde mi mejor ironía, les aconsejo a "ambos" que escuchen una canción de Xoel López que se titula "Todo lo que merezcas", para ellos esa letra.
Y para tí, mi niña, mil besos.
 Buena noche.