miércoles, 3 de marzo de 2021

SIN TAPUJOS

 Los momentos son espacios de tiempo en los que la vida pasa de ser algo desértico a convertirse en un motivo para sacar de tus ojos esa luz que estaba apagada. Varias sorpresas, un día diferente, encuentros virtuales y reales que te dan un sopapo y te resetean en cero coma dos.  Días llenos de lo mismo, siempre repetidos, creyendo vida en ellos, aburridos, predecibles, oscuros...

Y de repente, como en un San Juan cualquiera, el hasta ayer se hace cenizas y se vuelve abono estéril para un hoy. Palabras de distintas almas que te marcan a fuego; un "te quiero", un "¿nos vemos?", un "estoy deseando que vuelvas", un " hoy estoy mejor", un "te mando fuerza y apoyo", un "te adoro", un "te mereces que YA las cosas te vayan saliendo bien", un "¿cómo vas de estrés?", un "te pienso cada día", un "te extraño" y un amigo al que casi pierdo. Y me encontré con él y decidió seguir mi camino. Le dije; "oye, que voy hasta el fondo de la vida y vuelvo, eh". Y me dijo; "por una vez que te veo, vamos a acompañarnos unos minutos". Y hablamos de cada vida, de la suya, la que un día quiso avisarle e hizo pararle; primero dejó el pedaleo, después un bordillo, más tarde tirado mientras los coches pasaban indiferentes hasta que un alma blanca decidió dar la vuelta y salvarlo, y eso que dicen que los ángeles no existen, yo creo que sí, sí existen, lo que no existen son los demonios, no con ese nombre, éstos yo los llamo indiferencia. Y una llamada, unas luces azules, muchos pitidos, una mano acariciando su cabeza, la mano de su "ella". Y voló alto y rápido, con dos pilotos y dos sanitarios que lo cuidaron para que su corazón llegara hasta aquella mesa llena de pantallas, dónde buena gente liberaron su corazón y lo devolvieron para que hoy me lo contara, emocionados ambos por una historia con un final felíz. Palabras que compartimos en cada paso, a cada uno más lleno de alegría, hasta llegar al final, donde nuestros caminos se separaban, y una frase en nuestras bocas: !!!Siempre hacia delante!!!.

Continué hacia mi lugar, pensando en nuestra conversación, dónde pasamos de la vida al temor y vuelta en unos cuantos pasos, en los que esbocé una sonrisa y agradecí al universo su suerte. 

Un día llenos de amigos y cariño. Lo necesitaba, quizás también él. Buena noche.