miércoles, 30 de diciembre de 2015

NO LO OLVIDES EN NAVIDAD

Qué bonito descubrir en la Navidad, ese periodo de falsa paz, amor rancio, besos babosos, cenas precursoras de la tercera guerra mundial, deseos mentirosos, felicitaciones hipócritas, abrazos calcificados, vinos envenenados..., que cuando necesitas ayuda, eres más que transparente.
Aún recuerdo cuando mis padres me decían: " si no eres buena, los Reyes Magos, que todo lo ven y todo lo saben, no te traerán tus regalos". Y ciertamente, esa frase lapidante me convertía en la niña más buena del mundo, más que blancanieves si cabe, más que la Madre Teresa de Calcuta. Vamos, que si hacía falta, vendía mi alma al diablo por conseguir aquella "Pepa" a la que se le pegaba la cara con trozos de fieltro. Me hubiese vuelta monjita de las misiones para demostrarles a aquellos tres que venían en camello que era la niña más buena del planeta.
Reconozco que en esa época donde creía en la bondad humana, disfrutaba de las fiestas.Me gustaba aquella mesa que preparaba mi tía, hoy envejecida y delicada como sus copas de cristal. Aquella casa olía a comida rica y diferente, fuentes por todos lados, calor humano del de verdad, del que te abraza, turrones de navidad, de los que te partías un diente si osabas morderlo golosamente, mi tío liando sus pitillos en la mecedora, mis primos, eran los mayores de aquel clan de chiquillos que corrían por el suelo de madera y mi tía nos avisaba que subiría Esther a reñirnos porque le temblaban las lámparas con nuestras carreras. Nunca entendí porque el peso de un niño o sus carreras movían los pilares de un edificio. Y sigo sin entenderlo, pero bueno.
Volviendo al tema, era una época bonita en la que creías fielmente en los deseos de la gente, en que los abrazos eran reconfortantes, en la que los favores se cumplían mágicamente, en la que la ayuda se ofrecía sin intereses anticipados, en la que cuando un familiar tenía un problema se vendía lo que fuera para ayudarlo, en la que cuando alguien sufría se avisaba al médico de la familia y en nada lo tenías a pié de tu cama si no curándote, intentando el consuelo.
Hoy, ni rastro de lo de antaño. Es como si hubiese sido un sueño, algo obligado al olvido. Hoy somos como hormigas, caminamos por la calle reconociéndonos como humanos, a ser posible con la mirada perdida en el horizonte para nublar la visión directa, saludando a los conocidos con un murmullo indescriptible, pero procurando interaccionar lo mínimo como mucho, o nada, lo deseable.
Estos dáis no son buenos para mi hijo. Estamos acostumbrándonos a no buscar ayuda, a ser autosuficientes, a que pedir socorro se convierta en algo extremo, sólo cuando el agua ha superado el nivel de tu cabeza. Hay momentos en los que tú mismo reconoces las limitaciones. Pues bueno, mi hijo ha necesitado, necesita y necesitará en los proximos días la ayuda de cierto tipo de profesionales no prescindibles. No prescindibles significa que si yo pudiera prescindir de ellos y solucionar todos los problemas de mis hijos, no me llamaría mamá, me llamaría DIOS.
Pues al grano, algunos de estos profesionales, cuando los problemas, el dolor, la angustia y el miedo no les toca su propia médula desarrollan una capacidad cuasi cómica de separación de sus "clientes" altamente dañina. El igual, el ser humano que tienen de frente se vuelve invisible, inaudible, increible, antipático, molesto, incordiante... alguien que viene a romper su sagrado descanso, a retrasar su cena, a interrumpir su guardia de paz, a quebrar su viciado equilibrio... da igual que se retuerza sin piedad durante semanas, que se haya acostumbrado al dolor, que siga manteniendo una triste sonrisa en su rostro,  que sea un niño...
!!!!!QUE SEA UN NIÑO, MALDITA SEA, UN NIÑO!!!!!. Ya está dicho. Me importa un bledo la ofensa, la crítica, que alguien de la profesión se sienta ofendido, ME IM POR TA UN BLE DO.
Soy sanitaria, de esas que cogen manos, abrazan si hace falta, acaricio, consuelo, comparto, empatizo,  sonrio, soluciono, hago favores si están a mi alcance, ayudo, consulto, facilito. Y mi hijo lleva veinte días encontrándose indiferencia, pasotismo, miradas al suelo, se ha vuelto transparente, no lo ven, no lo sienten, no lo escuchan, no les genera la ternura de un niño que sufre, no les funciona el sistema límbico, esa parte del cerebro que controla las emociones y motivaciones,  la necesidad de ayudar a los iguales, no les enternece un niño que sufre ni en Navidad...
Estoy enfadada con mis iguales, esos tan diferentes, tan despegados, tan despersonalizados.
Al resto, feliz navidad. Y buena noche. Y buena suerte.


jueves, 10 de diciembre de 2015

Y SIN EMBARGO, ME GUSTA

Aquella mañana decidí lo que iba a estudiar, lo que quería ser, a lo que quería llegar. Y me costó, pero lo hice. Decidí trabajar en el mundo sanitario, que aunque suena como una entrega y aunque casi te encuadra en el mundo del altruismo, tiene sus aristas cortantes.
Trabajo en un servicio de urgencias y me gusta. Claro que a supermán también le gustaba volar...
Hace dos días tuvimos una noche de esas en las que cuando acabas no tienes ganas de hablar, sólo ves en tus compañeros bostezos, te da igual  tu aspecto y llevar los ojos abiertos al salir del turno es toda una proeza. Cansados no sería la palabra correcta, sería algo más contundente, agotados, al límite, consumidos...
Pués bien, cansa el esfuerzo físico, pero más el psíquico, una parte que la mayoría de las veces ignora el usuario. Cuando entramos en cada turno tenemos que hacer el paseillo por el servicio para llegar a la sala de personal, ese paraíso donde los pacientes piensan que nos "repanchingamos " a tomar café todo el día. Siento decirles que eso es físicamente imposible por las dimensiones de dicha sala, que exactamente mide 9 m2, ocupados por un armario, dos sillones ajados por su uso, un mesado y una mesita central, como la que usted tiene delante de la televisión en su hogar. Y ese espacio lo compartimos 13 personas, con lo cual si hago cálculos disfrutamos aproximadamente de 60 cm2 por persona. Ya ven, imposible sentarse. Pués eso, nos ven pasar con nuestras bolsas, y en alguna ocasión hemos escuchado: "ahí van, tartas, pasteles, hoy tienen fiesta". Y seguramente la tendremos, pero no del tipo  que usted cree.
Comienza el turno, vamos, dame el cambio. Aquello no es una carpeta de cambio, aquello es la lista de candidatos al Congreso... es imposible que todos esos pacientes estén en el servicio, estoy empezando a pensar que han habilitado las rotondas de la entrada como hospital de campaña. Y nada más llegar, todo el mundo te pregunta si tardarán mucho los resultados, que si lo van a llevar a hacer la placa, que llevan horas esperando al internista, que la camilla es muy incómoda, que si yo sin almohada no puedo estar, que ... y a esas alturas, sabiendo que sólo llevas unos minutos en el servicio, ya te has mordido la lengua en varias ocasiones.
Voy a coger una vía al Box 3 izquierda, amablemente invitas al acompañante a esperar en la sala de espera mientras realizas tu trabajo explicándoles que el espacio es muy reducido y necesitas moverte libremente. Ni se levanta, y pienso: "quizás no me ha oído". Lo repito en tono un poco más alto, él te mira, pero no responde. Autista pienso, hasta que me dice: "sé mis derechos" en tono muy poco amigable, puñetero pienso. Y allí intento hacer mi trabajo, pasándole el carro del electro por encima de los pies, golpeándolo con el carro de curas, haciéndole sujetar la papelera llena de restos... siempre acaban saliendo a fumar un cigarro, aunque no fumen. Me da igual...
Le preguntas al paciente cómo se encuentra y recibes una tos en toda la cara. No hablan, sólo saben demostrar. Y las tos es amable, ni contar quiero cuando acuden con aerofagia o con su abdomen repleto de gases, eso roza lo denunciable. Tampoco disfruto mucho de aquellos pacientes que te dicen: "me dan mucho miedo las vías" y tú les das una mano para que no sientan temor, y ahí comienza lo difícil. Ellos no te soltarán la mano, realmente piensan que se la has regalado, te la apretarán hasta la isquemia, sus uñas quedarán marcadas para siempre jamás y mientras, con tu mano libre abrirás paquetes de gasas, colocarás el compresor, cogerás la vía, harás la analítica..., eso sí, con una sola mano, la otra la has perdido para siempre... muchás veces he pensado en reconvertirme a acróbata.
Y ya de vuelta al control, alguien te para por el pasillo para plantarte en la cara un bote lleno de material verdoso y preguntarte si con esa cantidad de esputo llega o si sigue llenándolo. Cojo el bote y cierro los ojos, no quiero verlo, me da igual si son verdes o azules.. Llego a mi puesto y me siento para registrar en la hoja del paciente mi labor, y siempre oyes por lo bajini, "vesssssss, todo el día sentadas". Podría levantar la mirada, podría encararme, podría decirle cuatro cosas, pero no, prefiero la ignorancia del cobarde.
Suena el timbre del vital, es prioritaria la atención en dicho box, dejas lo que estás haciendo y te diriges allí al galope. Y siempre hay alguna mala baba que dice: "ves, lo que te dije, es el timbre del café, ahí van todos a la sala". Tengo que dejar de tomar café, me están entrando muchas ganas de asesinar...
Y mientras atiendes la emergencia, siempre hay algún descerebrado que aprovecha que sales de la sala de críticos para preguntarte si van a tardar mucho en atenderlo, que su hijo tiene un cumple y que no llega... Os juro que mil veces he estado tentada a decir: "Siiiiii mujer, cuando acabemos de reanimar a su madre ya le atendemos para que el niño llegue al cumpleaños felízzzz"...
Llega una madre muy nerviosa preguntando por su hijo, le han avisado que estaba en el servicio porque se encontraba "un poco mal". El niño se ha corrido una juerga de porrillos y alcohol con sus 16 añitos. La madre se arroja a su cuello, lo besa, le acaricia la frente y le pregunta: ¿quién fue el desgraciado que te ha hecho esto?. A estas alturas ya nada me sorprende, no tengo ganas de contestarle, me da igual, solo piendo que si es mi hijo lo escoño. Qué diferentes somos...
Nunca piensas en las horas que han pasado, sólo piensas en las que te quedan. A medida que pasa el tiempo eres como un fuelle que pierde aire, físicamente es duro, psíquicamente es agotador. Y si acabas el turno sin la oferta de un sopapo por parte de algún troglodita, date por salvada.
Los que trabajamos en los servicios de urgencias somos absolutamente vocacionales, nos gusta este trabajo, nos enfrentamos a situaciones críticas, tenemos la capacidad de centrar nuestros esfuerzos en salvar una vida sin ver caras, ni razas, ni creencias, sólo vidas humanas. Pero también sentimos, tenemos miedo, familiares que nos necesitan, nosotros enfermamos, nuestros hijos vomitan, tosen y tienen fiebre como los suyos, me gustaría pasar la navidad con mis amores, un fin de semana sin trabajar, celebrar el cumpleaños con los míos...
Somos humanos como vosotros, sentimos, lloramos, nos agobiamos, necesitamos estar con los que nos aman, también hemos perdido familia, echamos de menos...¿Me entiendes?. Buena noche.


sábado, 5 de diciembre de 2015

CARTA DE AMOR DE UN VIEJO

Fué una mañana de esas en las que buscaba y acabé encontrando aquello que me volvió a provocar unos sentimientos que había olvidado hace tiempo. Aquella carpeta estaba llena de pasado, de historias que se habían perdido en el tiempo, de frases que ya no tenían dueño. Allí en medio, entre tanta palabra rancia, aquella carta que tantas veces había leido en mi adolescencia y que ahora, muchos años después, cobraba más significado, quizás por conocer de más el sentimiento de pérdida. Y decía así:
" Querida Julia: no sabes lo solo que me has dejado. Sin el apoyo de tu brazo, mi andar es inseguro y vacilante. Cuando voy paseando por el parque arrastrando los pies, a veces oigo que dicen por lo bajo !pobre viejo!, pero yo me sonrío, ellos que saben, !pobre viejo!. ¿Por qué?. He vivido más años de los que quizás ellos vivan, he sufrido y he amado como quizás ellos no amarán nunca, pero sobre todo, te he tenido a tí.
¿Sabes qué ayer quisieron quitarme nuestra cama?, dicen que en una pequeña estaría mejor, pero me opuse firmemente, me puse como un loco y dijeron !chocheces de viejo!, pero ellos no saben que nuestra cama es lo último que quisiera perder, pues es el puente que me une a mis recuerdos. En una palabra, es mi mundo.
Cuando a veces me acuesto aún me parece que siento el calor de tu cuerpo y si me doy una vuelta y me roza la sábana, me parece que es tu mano la que acaricia mi frente. Y a veces me despierto en mitad de la noche y me quedo asustado de que no estés allí, hasta que me doy cuenta de que tú me has dejado, que me estás esperando, hasta que Dios quiera llevarme contigo.
Ellos sólo ven una cama grande, una cama vieja, con un pobre viejo que se pierde en ella, pero no comprenden que en ella estás tú. En ella fuiste mía por primera vez, nacieron nuestros hijos y te cerré los ojos, y aunque ahora estoy solo, si cierro yo los míos, el recuerdo de las noches de amor que pasamos juntos llena ahora el vacío y la soledad que me rodea.
A veces, cuando no me ve nadie, me levanto de puntillas y sin hacer ruido saco un camisón tuyo que tengo escondido en el fondo de un cajón y lo extiendo en la cama a mi lado y duermo tranquilo y feliz, pues ya no estoy solo, pero a la mañana siguiente tengo que volver a esconderlo, sin que nadie lo vea, como si fuese un pecado, pues dirían que estoy loco.
Y es que con el paso de los años te das cuenta de lo que tú me decías y yo entonces no entendía. Qué no es la pasión que es flor de un día, es la compañía lo que se añora. !Si te pudiera rodear con mis brazos y apretarte contra mi corazón, aunque no dijeras nada!.
Julia, ahora ya soy un viejo y la gracia es que ya no me importa reconocerlo. Hasta ahora era un joven de setenta años. Me interesaba por el mundo que me rodeaba y los achaques de la edad no podían conmigo. Tenía un espíritu joven aunque mi cara estuviese surcada por arrugas, pero ahora, desde que tú me dejaste, estoy derrotado, vencido, ya no me interesa nada, porque éste ya no es mi mundo, ya casi no nos quedan amigos ni parientes, pues poco a poco, todos se han ido yendo y en esta nueva generación yo ya no tengo sitio.
Quieren tirar la cama y no saben que es el único sitio en el que no me da miedo la muerte, pues acostado en ella pienso que he sido afortunado, pues como dice el Evangelio he conocido a mis hijos y a los hijos de mis hijos hasta la tercera generación. Mi vida ha sido una vida plena. Creo en Dios, y creo en la otra vida, pues en ella sé que voy a encontrarte".
Esta carta fue escrita por Fernando, un anciano residente en un Centro de la Tercera Edad de Valencia, en el que vivía con su esposa Julia hasta el fallecimiento de ésta. Tal fue la pena y la soledad sentida, que decidió escribirle esta "carta de amor" en la que expresó por primera vez la tristeza por su pérdida. Pasado el tiempo y la vida, alguien encontró entre sus papeles el escrito y decidió publicarlo en una revista de Gerontología. Hace unos treinta años, un amigo me entregó dicho artículo, a sabiendas de la tormenta de sentimientos que generaría en mí. Hoy al redescubrirla entre unos escritos, me ha generado la misma ternura de antaño y por eso necesito compartir con vosotros esta sensación. Espero que os emocione tanto como a mí. Buena noche.

domingo, 22 de noviembre de 2015

FIN DE SEMANA

Me encuentro en un momento desordenado. Reconozco que siempre por estas fechas me cuestiono más los comportamientos. No sé, serán la puñetera navidad, esa época en la que por narices tienes que volverte más vulnerable un año sí y el siguiente más. Tendré que hacérmelo mirar...
Ayer una preadolescente que supuraba alcohol y vómito por los poros de su piel, le gritaba a su madre llorosa y asustada que la dejara en paz, que le dolía la cabeza lo suficiente para no tener que aguantar sus rollos de madre histérica. Y claro, aquella  "gritona maleducada" era mi paciente, maldita suerte la mía. Yo la había recibido, desnudado, pinchado, sondado y todas las " -ado" que os podéis imaginar. Y su madre estaba en la cabecera preguntándose por qué le había mentido, por qué aquella noche se inventó "amigas de salida", quién le había facilitado el alcohol y las otras sustancias prohibidas a su hija menor de edad, por qué su hija flotaba en aquella camilla ...
Y me acerqué a ella, porque vi a una madre asustada y le dije, "cuidado, eso es lo que necesita, pero no aquí, cuidado en tu casa. Es una menor, es muy fácil manipularla, ya ves, hoy lo han hecho y ella ha pagado las consecuencias de su inmadurez y te ha hecho sentir traicionada". Me miró y me dio las gracias. Ojalá fuese la última vez, ojalá tenga esa improbable suerte.
Hace un par de días le comenté a un amigo, "no me gusta ese tipo de mujeres". No comprendo a las mujeres inmaduras que caminan de puntillas por la cuarentena, sabiendo que tienen esa edad y se empeñan en que nadie se dé cuenta. Reconozco que esa edad es la época de cambios, que es una época "jodida" en la que dejas de anotar fechas en el calendario, en la que las hormonas no sabes si suben, si bajan, o si se han vuelto en tu contra. Una época en la que dudas de todo, en la que no crees en el amor como sentimiento, en la que desconfías hasta de tí misma, en la que necesitas tanto un abrazo como un "déjame en paz", en la que te sientas a desayunar mirando a través de una ventana sin ver más allá de esos dedos marcados en el cristal, en la que te da igual si hace frío o si hay una ciclogénesis explosiva tras la puerta de tu casa. Tú seguirás sintiendo un calor pegajoso, sí, pero todo esto no justifica que te arrojes cual adolescente despendolada al primer pantalón que se te ponga delante, y menos si tienes a tu lado al pantalón que tú has elegido para tener a tu lado desde hace años. No sé si me explico, vamos a ver. Yo, a nada de entrar en la cincuentena ya he pasado por toda esa tormenta "imperfecta", han quedado atrás (y tan atrás) aquellos comportamientos en los que salías de casa a comerte el mundo, en los que te tomabas dos copas y pensabas que el principe azul estaría esperándote en un pub apoyado en la barra tomándose un JB, que aquel que te miraba con ojos "de cordero degollado" había visto en tí la luz divina. Patochadas. Pero si eso estaba permitido en la adolescencia, pasado los cuarenta me parece PATÉTICO. 
Vive la vida, estoy de acuerdo, pero en tu tiempo, en tu hora, en tu momento, con cuarenta, con cincuenta, con la edad que tengas, pero coherentemente. No hay nada más triste que ver una mujer madura comportándose como una adolescente alocada. O eso creo yo, no sé, igual estoy equivocada...
Ha sido un fin de semana largo, de esos que duran de más, pero productivo en experiencias y pensamientos, con muchos sentimientos encontrados que te hacen recanalizar las vivencias, las ideas, los sueños... Dos historias separadas por años, pero cercanas en equivocaciones.  Buena noche, o así...


sábado, 14 de noviembre de 2015

NOCHE DE TERROR

No salgo de mi asombro por lo cruel, irracional, bestial, indecente y criminal por la acción del islamismo radical hacia el pueblo francés de esta noche. Oigo como los noticieros incrementan las cifras del número de VÍCTIMAS, de personas que acabaron su semana laboral, que decidieron salir a tomar un vino y charlar un rato con sus amigos, su novia, su hermano y que tuvieron la terrible suerte de cruzarse con unos descerebrados malnacidos que defienden una religión a base de bombas y sangre. Esa misma religión llevada al extremo en la que las mujeres no tienen rostro, la idea se defiende con fusiles de asalto, la paz se basan en la guerra, sus creencias y sus normas las envuelven en sangre de inocentes que nada tienen que ver con ninguna religión. Y por supuesto que me refiero al islamismo radical, al islamismo terrorista, a la religión del miedo y del terror. Nada que ver con el islamismo como religión, a la que se refiere el Corán, la que habla de profetas, de ayuda, la monoteista sana, el islamismo de convivencia y racionalidad.
No entiendo que puede llevar a alguien a ejecutar a seres humanos, a iguales, a personas como sus padres, sus hijos, sus hermanos, que tipo de cobardía lleva a provocar una masacre en una discoteca, que veneno puede circular por las venas de una persona que agarra un arma y degüella a más de cien inocentes cuya única culpa ha sido salir de sus casas a divertirse un rato. Estoy horrorizada por lo que se está viviendo en París esta noche, no entiendo este tipo de vida, no quiero saber de religiones, ni de ideales, ni de creencias, ni de dioses. Nada justifica esta barbarie, reniego de este tipo de "inhumanos", me niego a vivir en un mundo de miedo, no llevaré sobre mi cabeza la espada de Damocles del islamismo radical ni de ninguna otra religión que anteponga el terror a las ideas sanas, condenaré todo atentado contra la humanidad que se base en ideales enfermizos de carácter religioso y reniego de los bárbaros y degenerados terroristas.
Hoy ha sido Francia, ayer Madrid, mañana ...
No puedo desearos buena noche. Hoy sólo os pido que esta noche vuestros pensamientos no sean de odio, sólo de recuerdo...
Buena noche.  

lunes, 26 de octubre de 2015

MUJERES

Se sentó de forma neviosa frente a mí. Su respiración estaba entrecortada por un llanto ansioso, de esos en los que no hay lágrimas, no por falta de ganas, sinó porque ya ha llorado tanto en los últimos años que ya no hay más lágrimas que derramar. Sus manos nerviosas apretaban un pañuelo de papel que se rompía en pedazos mientras me contaba su historia. La dejé hablar, levanté las manos del teclado, apoyé mis brazos en la mesa y agarré su mano mientras ella me relataba su historia. Sus ojos eran terriblemente tristes, mordía su labio inferior como intentando sacar las palabras de su boca, aquellas que le estaban doliendo tanto pronunciar, su cabello despeinado por una ausencia total de preocupación por si misma...
Seguía relatando su historia, se movía en la silla como si ya no hubiera una postura cómoda y relajada en su vida, su ropa poco arreglada, agarrando el cuello de la camisa como queriendo evitar provocar deseos equivocados. La interrumpí, le dí mi opinión, " ... la cuestión es que o lo haces tú, o le das toda la fuerza a él ... ". Por un momento dejó de moverse, me miró con aquellos ojos almendrados tristes y me dijo, " yo, gano yo". Me alegró su respuesta. No sé hasta dónde llegará su valentía, pero aquella tarde las dos nos sentimos un poco mejor.

Ella no era capaz de hablar sin que sus ojos se nublaran con un mar de lágrimas que tragaba sin descanso,a veces tan a punto de ahogarla, otras tan cerca de derramarse...
Escuchaba como le contaban otras experiencias, como se ponían en su lugar, como todo el mundo opinaba de un tema que era solo suyo. A veces la veías perdida, mirando a lo lejos, mucho más lejos de aquella pared, con sus manos metidas en sus bolsillos dónde siempre llevaba algo para entretener sus manos, con su labio inferior mordido una y otra vez, ya como una costumbre al hablar de su vida, como su sello de identidad.
Siempre tenía una mueca en su cara que hacía que se le marcara aquel hoyuelo en su mejilla, era su marca de identidad, sólo ella lucía aquel hoyuelo con tanto significado. No era su mes, ni su día, ni su momento, ni su ..., no era un tiempo bonito, ni agradable, ni tampoco tenía muchas ganas de luchar, se dejaba deslizar por una vida sin motivos que la hicieran frenar y reflexionar.
Prometió un día, un ayer o un hoy, que sus ojos no volverían a nublarse. Se lo deseo. Ojalá. Buena noche.




viernes, 16 de octubre de 2015

MIL PALABRAS

Mil palabras en la mente, las que me acompañan. Palabras que acarician y arañan en un mismo día, que consuelan y hieren en aquella maldita frase, las que curan y enferman en un mismo momento. Las que prometen y apartan en la misma conversación, las que aman y odian de la misma forma. Palabras que abrigan y desnudan los cuerpos deseados, las que provocaron una sonrisa y un llanto aquella tarde. Las que hablaban de futuro quedándose en el pasado, las que provocaron un sueño innecesario para convertirlo en una pesadilla. Las que esperanzan rompiendo la piel en cada deseo, las que se acompañan de miedo por no querer olvidar el ayer ni el mañana, las palabras que prometian verdades a medias, las que no acaban de decir todo lo cierto, las que adivinaban los deseos que nunca eran. Las que le invitaban a entrar en una vida que no era la suya, las que murmuraba mientras acariciaba aquellas manos que siempre se escondían, las que le hacían cerrar los ojos mientras le susurraba al oído. Las del último aliento, las del  adiós, las del no me dejes nunca, las del me tengo que ir, las del final. Aquellas que le hicieron volver a creer en algo que creía olvidado, perdido, aquello a lo que pensaba que ya no tenía derecho, aquellas que retumbaban en sus oídos todas las noches, las que le decían que se dejara llevar, que confiara, que se acurrucara allí, en su rincón seguro, las que le acariciaban el cabello mientas los susurros le hacían desvanecerse, las que estaban cargadas de vida, sosiego y dulzura. Las que hieren más que el propio dolor, las palabras mudas acompañadas de silencios eternos, las que hacen temblar hasta los muros más sólidos, las que provocan una lluvia de lágrimas que juran nunca más. Aquella letra de la canción que le hizo creer suya, y que sin embargo ya tenía dueño, la que escuchó una y otra vez intentando encontrarse entre aquellas cuerdas, la que le hizo soñar un día una media verdad llena de  música y quedó reducida a un sueño fugaz. Palabras que construyeron aquella historia de la que ahora vive cada día, de su sueño mágico del que no debería nunca despertar. Mil palabras que eran sólo suyas. Buena noche.

viernes, 9 de octubre de 2015

ESTA MAÑANA

Me apasionan los desayunos de café solo con tostadas de pan fresco y amaneceres en los que la luz provoca en mi mente un revoltijo de sensaciones. Hoy, un día de esos. Fué una noche en las que te duele el cuerpo de dar vueltas, tan frecuentes ultimamente, tan hechas ya a mi cuerpo. Descanso, poco. Dolor, el suficiente para recordarme que es lo habitual. Recuerdos, los de siempre, los añoros de mi vida.
Sonó el despertador y volví a girarme pensando: "jooo, un poquito más". Me levanté con esa inestabilidad tan habitual de mi cuerpo, con la imposibilidad de abrir los ojos para diferenciar los marcos de las puertas de amplísimos pasillos, y claro, el porrazo correspondiente que provoca el despertar más cruel. Aún frotando mi frente, camino hasta la habitación de mi hijos y enciendo la luz: "joooooo, maaaaaa". Casi impasible, abro el armario con la esperanza de que la ropa salte a mis brazos, se combine sola... Abro un ojo, es mejor que los rayos sólo dañen uno de los dos, mejor el izquierdo, sí, casi mejor ese...
Visto a mi hijo pequeño de forma inconsciente, él y yo, ninguno de los dos habita aún en este mundo, aún nos quedan unos minutos de inconsciencia. Mi otro hijo está tumbado. Guiñando un ojo para no deslumbrarme, siempre pienso: "por Dios, a vuelto a crecer esta noche, dónde lo voy a meter cuando ya no quepa en la cama, ¿en el armario?. Mañana lo pienso".
Camino hacia la cocina, perfilo un par de marcos de puertas más, suficiente para el despertar más cruel. Preparo sus desayunos mientras ellos siguen tumbados en sus camas. Ya está todo listo: !!!niñossss!!!.
Caminan como en la serie de "walking dead", ellos son jóvenes, ellos evitan los marcos, por los pelos. Encienden la radio, su música, un ritual, su pan tostado el uno, sus galletas el otro, y su tiempo, con calma, lo necesitan. Comienzan las prisas, el desayuno siempre se prolonga una canción más, una cadena de bostezos interminables, un " estoy deseando que llegue el viernes"...
Dientes, mochilas, cazadoras, besos y camino de la última jornada de esta semana.
Ahora es mi momento. Preparo las tostadas, un preciado café solo y mi amanecer. Una rutina de la que no puedo precindir cada mañana. Como si ello me diera vida. Me la da, no tengo duda.
Y ciclicamente la cabeza empieza a ordenar mis tareas de hoy: acabar de ver el amanecer, echar de menos, oler la colonia de mi infancia, pararme frente a mi pared de los recuerdos, prometerme ser felíz, dejarme querer, reír a carcajadas con mis dos motivos, desear que todo vaya bien... y acordarme de proteger los marcos de las puertas, también.
Acaba de amanecer, así que hoy y sólo por hoy, buen día.


domingo, 27 de septiembre de 2015

OTRO DIA

El día ya prometía ser raro desde la noche. Me faltaba algo, una sensación de distancia real, un echar de menos sin espacio, un pero qué me pasa, una sensación de vacío completo. Madrugué antes de que el sol saliera, compartí nieblas y luna, me fuí acostumbrando al paso de las horas, me centré en mi trabajo y allí fué donde aquella persona me pidió la mano para apretarla mientras me juraba que estaba harto de luchar. Me habló de sus tres princesas, de su cansada esposa y de su hija, aquella de la que me juró amar con todas sus fuerzas. ¿Vamos a quemar el último cartucho?, ¿quieres hacerlo por ellas?. Ël estaba muy cansado, se le notaba en su voz y en su mano, en sus palabras entrecortadas por el llanto más de niño que de adulto, y sobre todo, en su mirada. Me contó su historia mientras agarraba suavemente mi mano, una mano desconocida para él tan sólo cinco minutos antes. Vi como sus lágrimas caían por aquella cara cansada, como sus ojos se entristecían con el paso de los segundos. ¿Intentamos hacerlo por ellas?, le repetí intentando centrar su atención en sus tres deseos. "Lo intentaremos", me dijo con la voz entrecortada, me has convencido. Salí del box con un nuevo aliento de vida, lo intentará, me gustó su valentía.
Me llamaron para decirme que esta noche disfrutaríamos de la música, esa que me tranquiliza y la que hace que mis pies se muevan de forma involuntaria, esa que me provoca deliciosos momentos de olvido, que hace que mis miedos desaparezcan. Disfruté de su compañía, todos teníamos cosas que olvidar,
Se acercó por mi espalda y me dijo "podremos con esta semana, que no te quepa la menor duda". Abrazarla fué mi contestación.
Sé que estoy rodeada de cariño, de "te quieros" dulces, de caricias suaves y de abrazos reconfortantes. No se puede pedir más. Buena noche.

domingo, 20 de septiembre de 2015

MAL DIA

Mujer hecha de algodón, hecha de cartas boca arriba... así la llama, así se asemeja, así la siente. Gracias " muy life"... "siempre dispuesta a entregar antes de sus armas, su vida...".
Momentos vividos que se enzarzan entre sentimientos y dolores, luces mezcladas con blanquecinas sombras deslumbrantes, broncas y silencios perfectamente encajados en tiempos sin sentido, consecuencias absurdas de momentos pasados, alientos que ya no generan calor...
Llegó a la habitación con cara de extrañeza, qué pasa?, preguntó con cara de asombro. La miró y la abrazó. Sin darle tiempo a recuperarse la besó,y sus brazos fueron su confirmación, su consuelo, su colchón de plumas ante "la caída que rompe su vida en cachitos insignificantes". Él, mi hijo.
Unas horas acompañada por la sensatez, escuchando su experiencia, sus consejos, leyendo en sus ojos el apoyo, sintiendo su calidez y su tierna sonrisa. Hablaba lento y pausado, no queriendo romper el momento, alargando los tiempos por pura necesidad de la que escuchaba, correcto, cauto, expectante, esperando las reacciones que no daban llegado, intentando arrancar de su boca palabras enquistadas en el alma, rascando su pasado isquémico en busca de algo vivo...estimado, querido, apreciado, adorado, mil gracias y un beso.
Hoy me acostaré y cerraré los ojos esperando que el sueño me atrape y que me incruste en aquella sensación que hecho tremendamente de menos, que me haga  flotar hacia la imaginación de nubes blandas, hacia aquel espacio dónde están los míos, los que no llego a alcanzar en vida, los que ya forman parte de mi memoria...
No quiero arañar más mi herida. Buena noche.

jueves, 10 de septiembre de 2015

PALABRERIA

Altas horas de la noche en las que el sueño se ha olvidado de aparecer. Otra vez se repiten las historias en las que los ojos no se cierran, las bocas se olvidan de los bostezos, donde la mente revuelve los recuerdos para despertar aquellos sentimientos no tan olvidados como a veces creímos. ¿Puedes esperar un poco a que mi corazón se sosiegue?, ¿puedes dejarme coger aire antes de que mis decisiones me atropellen?, ¿puedes volver cuando todo el tiempo haya pasado?.
¿Pero es que no hay manera, no hay forma de que el recuerdo olvide?. Que gran mentira, que negación más verdadera, que rencor  más acogedor, que frío más cálido, que despecho más tierno...
La sensación de pasar de largo siempre de aquel lugar al que nunca llegaste, o sonreír ante aquella situación cómica en la vida de otros, esa mueca que se refleja en aquel cristal que jamás existió pero que un día cayó roto a tus pies...
Quiero mirar de frente, ver en carne, no me vale el recuerdo, no puedo oler, respirar, tocar la mirada, no quiero olvidar su voz, maldita noche la de hoy.
Se acerca noviembre, como siempre silencioso pero cargado de todo lo que rasga y duele, odioso mes de cada los años, ¿no podrías olvidarte de venir esta vez, no te importaría pasearte por otras mentes menos arañadas, podrías desparecer si no permito que te metas en mi recuerdo?. Que inútil...
Y aunque no pueda ser, me quedo siempre junto a tí, porque es dónde me gusta hacerme un ovillo, el sitio donde mi risa se desenfada, el lugar en el que nada me duele, el espacio dónde se esconde mi sueño, dónde quiero imaginar que tú vuelves...
Ahora que cada uno interprete a su antojo. Poned orden a mis palabras. Intentad buscar el sentido a estas frases incoherentes e inconexas. Tan fácil y tan dificil como conocer lo más profundo de las personas. Buscad, desordenad y ahí estará el significado de todo este barullo de sentimientos. Buena noche.

lunes, 31 de agosto de 2015

BORRADOR

Borrador encontrado entre mis escritos.
Hace una semana que te has ido, hoy lo pensaba mientras intentaba ver tus fotos archivadas. Encontré mi luna, aquella que un día me regalaste, y debajo un comentario tuyo, aquellas breves frases en las que decîas de todo con dos palabras. Y no sabes cuanto me costó no llorar, cuanta lágrima tuve que tragar en un segundo de conciencia.
Me puse a pensar en estos últimos dîas, en la corta vida que vivimos el mes pasado. Recuerdo el día que me pediste ayuda, no te encontraba, me angustiaba no oirte, que no contestaras a aquella llamada. Cuando te vi se me encogió el alma. Cómo pude no darme cuenta de "tu ceguera", por qué no me lo contaste cuando te pregunté si todo iba bien. No podré entenderlo nunca. Allí te encontré, tan indefenso, tan frágil, tan asustado. Sólo era el comienzo. A medida que salían los resultados, todo iba volviéndose más oscuro y triste. Nadie te mintió, te apreté las mano mientras escuchabas atónito aquella noticia injusta. Me miraste buscando la confirmación, sólo pude decirte, que voy a hacer yo sin tí?.
Tuvimos veinte días para nosotros, de risas, de silencios, de chocolate, de manos acariciadas, de besos en la frente, de preparación para la despedida, de miradas cómplices, de puñales hacia tu hermanísima...Y llegó el día del adiós, aquella despedida pactada, aquel día en el que decidiste irte en silencio, sólo con miradas, sólo tu mirada...Y te fuiste, te besé por última vez la frente, y te agarré por última vez la mano que no deseaba soltar...
Han pasado meses, me acuerdo de tí con paz, te recuerdo riendo y viviendo. Tu luna sigue saliendo y sigue siendo tuya, también un poco mía. Buena noche.

ELLOS



Hoy me he metido en Instagram a echar un vistazo, un poco nostálgica quizás, y me he encontrado una imagen de mi hijo mayor junto a un amigo. Mi hijo y yo, dicho sea de paso, llevamos una época de discusiones y desencuentros, y hoy escribió a pié de foto lo siguiente:
"Cuando todo parezca nublarse,tu amistad me ayuda a ver con claridad. Cuando los problemas agobien, sé que en tí puedo confiar".
Su amigo le contestó,"te quiero, tío".
Siempre he intentado educar a mis hijos en el cariño y respeto hacia los demás. Les he inculcado que los sentimientos no sólo se demuestran, sino que hay que reciclarlos día a día, y decir te quiero, te aprecio, aquí me tienes, no me busques porque siempre estaré... con palabras, y en voz alta para que no haya dudas y siempre de frente, para que la persona que te necesite sepa que tú estás ahí.
Hoy me ha demostrado que ha entendido mi mensaje. Te quiero Guille.
Y mi otro yo, lleva días levantándose a las mil y metiéndose en mi cama muerto de frío. Lo hace como escapando de algo, buscando el calor de forma insistente, el contacto de la calidez. Me acerco a él y lo abrazo, y en segundos su respiración se templa y se relaja. No sé quien necesita más ese contacto, si él o yo misma. 
Me gusta lo que he parido, dos hermosas personas que transmiten sentimientos hasta el escalofrío. Alguien me ha dicho alguna vez que es todo un logro haber sabido transmitir a mis hijos lo que siempre he echado yo de menos. Sólo quiero que nunca carezcan de "los te quieros", que no tengan hambre de abrazos, que sepan tan solo mirando a los ojos de otra persona que existen necesidades más allá de las básicas, que el silencio a veces calla penas horribles, que hay días de te necesito y de estoy aquí...
Hoy los miro, los admiro, el mérito no es mío, es exclusivamente suyo. Ellos han dejado abierta esa puerta a veces tan recóndita, tan lejana, y ese espacio es por dónde han dejado pasar todo lo bueno que tienen dentro. Me siento orgullosa, me hacen respirar hondo, los miro y sonrío. Buena noche.

martes, 25 de agosto de 2015

MIL Y UNA



Salí a comprar el pan. La misma tienda, el mismo dependiente, yo intentando mirar de reojo aquel periódico... y entonces entraron ellos. Dos niños igualitos, repeinados y de la mano, uno tendría diez años y el otro no llegaba a seis. Le susurraron una limosna al dependiente. Él, mirada al suelo seguida de un leve movimiento lateral de cabeza.
Los miré y pensé que podrían ser mis hijos. Les pregunté si querían una barra de pan recién hecha. Me miraron con unos impresionantes ojos color café y dijeron un sí ilusionante. Dame una barra de pan recién hecha, le dije..., y ya de paso, la bolsa más grande de regalices que tengas.
Se fueron como entraron, de la mano, repeinados, pero con un brillo fantástico en sus ojos. Salí de la tienda y fuí consciente de que sonreía. Esta parte de la vida es tan jodida como mágica...


Mi hijo pequeño lleva unos días diciendo que no le importaría cambiar de familia.Lo dice riendo y mirándome con una cara más que cuestionable. Le he dicho,"muy bien,vete con esa familia, con ese apellido tan feo, pero que sepas que te acostarán a las diez y esa madre, esa, es mucho mas seria que yo y no sabe hacer croquetas".
"Es que sabes mamá, a mí me gustaría llevar el apellido Buceta. Es elegante, imagínate, Gabriel Buceta, suena muy bien...". Pero Gabri, esa familia no se apellida Buceta, no sabes lo que dices... Bueno,pues me quedo en esta familia. Anda mamá,vamos al sillón y nos tumbamos juntos.Tu apellido tampoco está tan mal. ¿Mañana me haces croquetas?"



Hoy 30 de marzo de 2015,es el cumpleaños de la mujer de mi vida, mi madre. No hay palabras para decirte cuanto te quiero mamá. Gracias por tenerme nueve meses en tu barriga, por esos miles de bocatas que me hiciste, por quedarte despierta cuando estaba malito, por soportar mis enfados, mis tristezas y mis alegrías, por las largas tardes estudiando conmigo, por llevarme a cientos de lugares distintos, por comprarme ropa sin quejarte, por las frías tardes que estabas en el pabellón para animarme, por darme tantos consejos sobre las mujeres, por salvarme cuando me metía en problemas,por darme una educación, por todo lo que me enseñaste de la vida, como que no se puede juzgar a una persona por su apariencia, por comprarme la play 3, por tus abrazos cuando más los necesitaba... 
Gracias por ser mi madre. Te quiero mamá, y te prometo que siempre voy a estar ahí. No me faltes nunca.

"Mamá, a lo mejor voy hoy a dar una vuelta en bici...
Con quien vas?
Con Manu,Jako y con el Niño Rata
Vale,vale,ya me quedo más tranquila.......
Dios santo, con el Niño Rata!!!!!!".


"Mamaaaaaaá, estoy mal, me duele la cabeza, la espina dorsal y hay mucha gente en mi habitación que están liando todo".
Es gracioso hasta con fiebre....ains!!!

Concierto de God Save the Queen. Indescriptible. El espectáculo debe continuar. Emoción y un golpe de recuerdo. Me gusta esta sensación. Al salir del concierto,mi hijo pequeño me decía, "mamá, que voz". Una señora se acercó a él y comenzaron los dos a hablar del concierto, de lo mucho que les había gustado, de las voces, de la música. Podría haber entre ellos 60 años de diferencia, y a los dos les había maravillado la misma voz. Eso es magia...

La vi venir por la calle hacia mí con los brazos abiertos. No levantaba un palmo del suelo y caminaba con sus pañales de una forma muy graciosa. Era una de esas niñas negritas con pelo afro. Ella me gritó, !oye chicaaaa,chicaaaaa!. Me agaché y me abrazó cogiéndose de mi cuello y sin más me dijo, "te amo". La abracé y le dije "yo también a tí, mi vida".
Siguió caminando de lado, saludándome con la mano sin parar de mirarme.
Que os puedo contar de aquel momento, fue algo maravilloso y mágico.

No era un buen día y salí a que me diera el aire. Vi a mi compadre saliendo del garage. Me preguntó que qué tal estaba. Lo miré, juro que no abrí la boca y el me dijo, "yo también estoy estresado".
A dónde vas?. A comprarme un paquete de tabaco, necesito un cigarro. Me acompañó, salimos los dos con una cajetilla. ¿Por qué fumas, Julia?. Lo miré y no pude reprimir decirle, ¿y tú?. Me miró de reojo y dijo, por lo mismo, creo...
Fue una conversación tiernamente absurda, pero me hizo sonreír...

Lo llamé, pasó con su madre de acogida y se sentó. Tenía 10 años. Le pregunté que le pasaba. Unos ojos negros en forma de almendra, preciosos. "Vomité", me dijo.
Su "madre" enpezó a contarme, "come mucho, demasiado, nunca le llega y luego vomita porque no puede más y quiere volver a comer, y así una y otra vez...".
Leí los informes que me entregó "su madre". Mientras los leía  os juro que odié, amé, se me revolvió el alma, insulté, todo lo hice mentalmente, en silencio. La madre salió al sonarle el móvil. Le cogí de la mano y le dije, "nadie te va a hacer daño, no te volverá a faltar nada, come más despacio que tendrás tiempo, nadie te quitará la comida, me entiendes?. Dijo sí, sólo dijo sí. Pero aquellos ojos lo decían todo.
Espero que alguien este enterrado en un hoyo muy profundo....

Hoy mi hijo pequeño tuvo una discusión en el patio del colegio con unos compañeros.
Gabri dijo, "cuando sea mayor voy a ser conde". Sus amigos se rieron y le dijeron que eso era imposible, que nunca sería conde, que eligiera otra cosa...
Y Gabri les espetó, "si Rajoy llegó a presidente, YO VOY A SER CONDE".
Vamos a ver como se lo explico al señor político este, " mire usted, mi hijo tiene diez años de edad, sus razonamientos me dejan anonadada infinidad de veces, le preocupa que haya compañeros suyos que no llevan merienda al colegio, me pregunta si alguien puede echarnos de nuestra casa, en el súpermercado compara precios e incluso a veces rechaza una golosina que le ofrezco. Nunca pide ropa de marca, ahorra céntimo a céntimo en una hucha y recicla su material escolar del año pasado. Le preocupa que su amigo Pablo y que es ciego, no tenga una profesora de la Once que le ayude a estudiar, que a su amigo Gonzalo se le muera la almeja del vivero, que Luna haya crecido y que no lo haya visto y ayer me ha dicho que hay que cuidar los libros que le han prestado este año porque el año que viene le tocarán a otro niño que los necesite...
Y qué quiero decir con todo esto?. Pues que usted será presidente porque lo han votado, pero mi hijo con su corta edad tiene la cabeza bastante mejor amueblada, que siente y vive la crisis que usted ignora, que se preocupa por sus amigos y por los que no lo son....
Ojala tuviera tan sólo una parte de lo grande que es mi hijo.

Acabo de leer que han agredido a un auxiliar de enfermería en el Clínico de Santiago. No me sorprende la noticia, me apena leer que pasa una y otra vez. Miren ustedes, hace unos días un chaval de 16 años, uno de esos que se comen el mundo porque no ha tenido unos padres que le marcaran los límites, llegó a mi servicio con signos evidentes de ingesta enólica. Pues bien, después de insultar al personal, escupir a todo lo que se movía, ofrecer tocamientos obscenos a mi compañera... me cansé. Me acerqué a él y le pedí que cerrara la boca, a lo que me respondió, "cállate tú, puta catalana". No sé que parte de la frase hizo despertar en mí el cariño. Abrí la cortina del box, me acerqué a él, su madre huyó hacia la entrada y entonces le dije, "yo no soy tu madre y si lo fuera te arreaba una...xxxxxxx... en esa bocaza que llegabas a casa sin tocar el suelo, no sin antes pasearte por todo el hospital para que todo el mundo vea como un machote como tú, tiene puesto un pañal por si se hace pipí de camino a casa, y me cruzaría de brazos para ver de primera mano la verguenza que te iba a hacer pasar".
Yo no sé si lo que le dije lo oyó, lo absorvió o le resbaló, pero cinco minutos después, se abrazaba a su madre llorando como un niño normal.
Esto, que puede hacer reír a muchos, es una agresión verbal, es una vejación hacia el personal sanitario, y nos duele este desprecio. Yo tengo que entender en que condiciones llega el paciente, si está nervioso, si tiene ganas de darte dos hostias o si tiene ganas de recordar a mis muertos. Pero amigo, esa persona que te cuida también tiene días, enfermedades, preocupaciones, muertos, heridas abiertas y llantos silenciados. Y esta ahí para tí, para ayudarte, no por un sueldo patético, sino porque ha decidido ejercer esa profesión. Así que respétame, no puedo quitarte la pena, el dolor, la angustia desde el momento cero, dame tiempo para hacerlo e intentaré reconfortarte lo antes posible. Soy enfermera, no puta, no lo olvides chaval.

Esta mañana antes de llevarlos al campamento mi hijo pequeño me dijo, "mami, no sé que me pasa en los ojos, que no paran de echar agua y no es de alergia. A ver, abrázame por si así se me pasa, por si es frío. Sabes mamá, te voy a echar de menos, a tí y a... tus croquetas!!!!!!. Ahí fue cuando me mató.
Buena noche.

miércoles, 19 de agosto de 2015

DELICADEZA

De madrugada, mi música, mis palabras, mis pensamientos. Alguien revolvió mis recuerdos, un asombro, una foto de hace mucho, mucho tiempo y una persona más que querida, amada. Jamás la había visto, ni si quiera imaginado su existencia, creí ser poseedora de todos sus recuerdos, de cada uno de los trozos de su vida..., valiente ingenua.Alguien guardaba en su casa también momentos de su vida. Alguien se acordaba de él. Yo cada risa, cada movimiento de sus manos, cada vez que nos tumbabamos en el suelo mirando el techo como si aquello fuera nuestro cielo, nuestros abrazos, su olor, nuestra compañía... Era mi hermano, mi sombra, mi vida.
Y la necesidad de volver al pasado me hizo buscar ansiosa aquel perfume, el que me recordaba a ella. Ella y él, en un mismo día, los dos, sin más motivos.
Suena "seda y hierro", cállate y escucha, quizás seas capaz de distinguirte entre tanta dulzura. Escucha, lo ves, habla de aquella historia casi imaginaria, un poco cierta y casi mágica.
"Ves, no he pasado en toda la tarde por aquí, no he tenido que pincharte de nuevo, que suerte has tenido. Me dijo: Tú crees?. Y quién te ha dicho que no me hubiese gustado verte otra vez?". Palabras que te dejan al descubierto. Un gracias y una sonrisa. Me gusta mi trabajo, estoy segura de ello.
Día lleno de sensaciones, largo o corto, en el que se cierran los puños sin intención de golpear, sólo para intentar calmar lo tan conocido, ya pasará,seguro. Ahora vámonos, tengo que incrustarme allí donde necesito estar, el lugar donde soy dueña de mis sueños... Buena noche.


miércoles, 12 de agosto de 2015

MI PELUQUERIA

Me levanté y dije: de hoy no pasa. Y allí me fuí, a MI peluquería, con MI peluquera, a Mi espacio de relax. Llegué cuando se despedía la última clienta, y que felicidad ver que tooodo aquel espacio era para mí. Porque todo hay que decirlo, no me gustan la peluquerías, odio el "runruneo cotilla" que por sistema surge entre la peluquera y cliente, me pone de los nervios como la vecina de silla mirá de reojo lo que te están haciendo, me ataca el "señoritango" de algunas personas... Os cuento.
Allí estaba yo, en MI sillón de siempre, con MI bolso en el cesto de las revistas, con MI peluquera aplicándome el baño de color, en silencio, todo el mundo callado, un mundo de paz. De pronto, casi escupida por la puerta, aparece la monísima rubia de bote, pegando gritos, anunciando su presencia: "Ya estoy aquí"...
La miré fijamente a través del espejo, temí que el mismo lo agrietara tras aquel agudo "gritito" y me aparté un poco para evitar cortes. No llevo una buena temporada, lo confieso...
Pues allí estaba aquella persona, aspeando los brazos, anunciando su llegada, con dos móviles en la mano que sonaban al mismo tiempo y con unos zapatos indescriptibles. A ver, los he visto en el circo alguna vez, pero no en la calle...
Se sentó, bueno, se dejó caer sobre MI sillón vecino, y empezó a cuchichear, "!!!ayyyyy, que tiempo más malo tenéis aquí!!!. Hay que ver, fijate tú, que el otro día nos fuimos a las Islas Cíes en un barco de un amigo y al llegar dije !!qué paraiso!!, y de repente llegó un barco que parecía una patera llenísimooo de gente, y claro, embarcamos de nuevo y fondeamos lejos de allí. Estaba insoportable. !!!Yo así no puedo!!!".
Yo empezaba a levantar el labio para enseñarle un colmillo, quería asustarla. No, quería que cerrara aquella bocaza. Pero no, ella seguía, "tengo los pies hechos polvo, he estado paseando por Barcelona y con el calor, se me han hinchado y fijate tú, he tenido que comprarme unas.... !!changlas!!". Juro que abrí la boca un palmo. Tan "fina", tan pija, tan pavisosa...y la muy... no sabe decir chanclas???. No pude evitar darle a mis ojos un giro de 180º...
La peluquera, no MI peluquera, me dijo que pasara al lavacabezas. Juro que tardé un rato en cerrar la boca. Me senté con mis oidos chirriando y eché mi cabeza hacia atrás. Un chorro de agua fría seguido de otro para escaldar pollos. Perdonaaaa, ¿está un poco caliente, verdad?. A ver, sopánfila, si tú te estás quemando las manos, a mí me estás cociendo el cerebro ...afú, que siga hablando la pija, por dios...
Empezó a masajearme la cabeza, un poco fuerte de más, pasando sus dedos como un peine entre mi melena, y arrancándome ya de paso todo cuanto mechón tenía liado. A cada tirón, me movía en aquel sillón de torturas, hasta que oí que cogía la toalla. Os explico, cuando coge la toalla caliente significa que llega la hora del masaje del cuero cabelludo, que por cierto, bien hecho, es un auténtico placer. Pues oí como abrió el receptáculo donde estaba la deseada toalla, empujó mi cabeza para delante, puso la toalla en mi cuello y tiró de mi pelo para bajarme la cabeza. No sé que me dolió más, si la quemadura provocada por aquella toalla venida del  mismísimo infierno o el tirón de pelos para encajar mi cuello en aquella maldita toalla. Juro que tragué las lágrimas, y el veneno también. Comenzó el masaje, si es que a aquello se le puede llamar masaje. La pobre chiquilla no tenía yemas en los dedos, solo tenía uñas y estaba empeñada en profundizar más y más en mis cisuras cerebrales, quería llegar hasta el centro de mi cerebro utilizando sus manos, por diossss... y estando a punto de la hemorragia cerebral, me levanta la cabeza y comienza a masajear mi cuello. Os juro que mi único pensamiento fué: "atlas y axis son dos vértebras fundamentales para la vida, si me sigue moviendo así el cuello me va a seccionar la médula y voy a morir aquí, en la peluquería, con la pija de las changlas...". Pegué un salto y le dije, "hala, ya está. Mientras, la pija gritaba a través de su móvil, "mira, sabes lo que te digo, que me la pelaaa".
Me senté en MI sillón y le dije a MI peluquera: "por favor, acaba TÚ conmigo, ESA que no me vuelva a tocar, que no ME mire, no quiero morir hoy".
Ella me entiende, me miró como mira una madre a una hija, me puso la mano en el hombro y me dijo con voz maternal, ¿cuánto te corto? . No me consoló, había sido torturada por su compañera y no le dijo ni mu, como me dolió aquello...
En cinco minutos tenía mi pelo perfecto, me levanté de mi sillón y miré a la pija que se estaba tiñendo de "amarillo pollito". Levanté mi labio superior, como hace un gato cuando maulla y me dí la vuelta. Allí se quedó pasmada, con aquellos zapatos imposibles y aquella tontería veraniega.
Reconozco que volví a mi casa riéndome de la experiencia, menudo especímen. Buena noche.


viernes, 7 de agosto de 2015

PENSAMIENTOS EN PALABRAS

Alguien me dijo un día, "no dejes de escribir en tu blog". No lo haré. Hace muchos años empecé a escribir en papel las cosas que me sucedían y no era capaz de expresar con palabras, aquellas que no salían de mi boca. Me sentaba y escribía lo que sentía, lo que me envenenaba, lo que mi mente pensaba y mi boca callaba. Han pasado los años y mi mente sigue creando pensamientos imposibles , palabras que no tienen definición, momentos que son indescriptibles...
Y encontré un día un espacio, un lugar donde era yo misma, en el cual las palabras brotaban a golpe de tecla. Y me gustó, y aquella verguenza de expresarme, se volvieron palabras mágicas que me devolvían a aquellos pensamientos de hace tantos años. Hoy me siento a hablar de mi vida con absoluta desvergüenza, con la necesidad de sacar de dentro lo que ya no tiene cabida, aquello que dolería sobremanera conservarlo en un rincón de mi alma.
Hoy alguien me recordó que nada es eterno, que todo tiene una final, de una forma u otra el fondo existe. Triste, llorosa, incrédula, derrotada, desengañada, abandonada, traicionada en cierto modo, dolida por todos sus lados, herida en lo más hondo de sus sentimientos, vacía a la fuerza. Sólo pude abrazarla, quizás necesitaba algo más, pero mi capacidad de consuelo se encuentra en estos momentos más que mermada. Amiga de los momentos más crueles, la llamada no esperada, un "cuenta conmigo" de situaciones que sobrepasan, una confesora de secretos inconfesable, el colchón de los sentimientos  más dolorosos. Y no pude más que abrazarla y asentir a sus dolores.
Y aquí estoy de nuevo escribiendo sobre lo que me remueve el alma, hoy por ella, hoy por su dolor.
He leído en algún lado "cuándo una mujer se tiene a sí misma..." y esta frase me ha recordado a tí, y a mí también, querida amiga. Cuando una mujer se tiene a sí misma, tira hacia delante, se sostiene sola en el aire, respira sin necesidad de alientos ajenos, vive sintiendo realmente "su vida", crece en individualidad y en conciencia, piensa libremente sin condiciones ni paréntesis, sonríe sin compromisos...ya más adelante, te darás cuenta de lo que te digo...
Es tarde, voy a dejarme escurrir en el sueño. Buena noche.



jueves, 30 de julio de 2015

OTRO DIA MAS

Mil veces me he planteado lo vertiginoso, lo rápido que pasan los días, sin a penas pasar nada. Cierto es que cada uno es diferente, aún a pesar de repetirse rutinas hasta la saciedad. Suena el despertador, o ya estás en esa estúpida edad en la que tu cuerpo se levantan antes de que tu cerebro despierte. Saltas, te tirás, ruedas hasta la alfombra que te hace salir de los sueños y te devuelve a la realidad. Tus pies en el suelo, en esa fría nube de niebla húmeda, en ese calzado donde hay dos derechas o dos izquierdas, nunca uno para cada pie, o quizás tus pies son los equivocados. Arrastras el cuerpo hacia la ducha, la pila bautismal del nuevo día. Aún no has abierto los ojos cuando tu mano comprueba si tus receptores térmicos  ya se ha despertado. Te desnudas un cuerpo ya por si transparente para los sentidos. Cuando crees que el agua ha alcanzado los grados de tu despertar, dejas que ese torrente te engulla, que el sueño gotee desde la cara hasta tus pies,teniendo la falsa creencia de que el agua va a borrar de tu cara los restos de una noche , a veces vacía, a veces sombría...
Por fin alcanzo el grado de alerta que se presupone, el mínimo exigible para vestirme con la ropa opaca, esa que tapa lo que nunca se quieres mostrar. Ya me encuentro capacitada para colocar la taza transparente en la cafetera humeante, gran logro, sólo necesito que ese oro marrón  despeje la otra mitad de mi existencia. Me gusta como huele recién hecho, el calor que desprende, el ruido del baile de la cucharilla...necesito su sabor.
El resto del día, mucha prisa, mi música, un poco de baile, los " tu no sabes cuanto te quiero" de mi niño, un poco de maquillaje que tapa lo que no quiero ver, mis dos motivos rondándome, las miradas complices en la comida, las tardes de "hoy me la dedico" y de "otro día será", los recados siempre olvidados, el paseo nunca completado...  y así hora tras hora, hasta que la luz vuelve a decrecer, hasta olvidarse del todo, y tus ojos aún no tienen sueño. Y el día ha pasado, otro más de tu vida, y no hay nada nuevo, nada que te saque de la rutina de ver pasar las horas en tu reloj de pulsera. Bueno, no siempre es así, el próximo día trabajo, bendita rutina de un nuevo día tontamente perdido.Y otro día sin pasar nada... Buena noche.

domingo, 19 de julio de 2015

MIS DOS MITADES Y MEDIA

Soy madre, nunca pensé que sería algo tan mágico. Mi vida es un todo con dos mitades, cada una de ellas me ha conquistado desde el momento cero, tan pequeños, tan frágiles y generando uno de las mejores sensaciones de mi vida. Son aceleradores de sentimientos, multiplicadores de vida, mis sentidos más desarrollados. El uno, mi mitad mayor, mi niño sempiterno, mi ruptura con el pasado , mi mano derecha, mi media sonrisa, mi hemisferio dominante. El otro, mi motivo cada mañana, mi confirmación de esperanza, mi caricia preferida, mi injerto deseado. Los dos, mi todo, mi vida.
Los días pasan, a veces me pregunto por qué va todo tan rápido, necesito más tiempo, aún no les he escrito la receta de las croquetas...
 Aún los veo con tanta necesidad de "te quieros"... 
Cada noche se arriman  en el sillón en busca de una caricia, una mano en su cabello, un roce en sus espaldas, de esos que estremecen y reconfortan. Y me gusta tenerlos así, injertados en mis piernas, sujetándose a ellas como si soltarse significara perderse, como una prolongación de mi vida.
A veces me sorprendo mirándolos, o mejor dicho admirándolos, como si no los conociera del todo, como si cada día descubriera en ellos algo curioso y fantástico, en esas vidas tan mías.
Sólo puedo hablar de ellos en presente o pasado, el futuro lo escribirán ellos. Y me gustaría que crezcan llenos de sentimientos de los buenos, de aquellos que dan calor, de los producen escalofríos de ternura, como en los mejores cuentos "hasta siempre jamás". Y cuando crezcan y decidan compartir sus vidas, quiero que acaricien, que miren a los ojos, que descubran la verdad en las miradas, que sepan leer las manos que acaricien, que disfruten de los silencios abarrotados de sentimientos, que sus dedos recorran lo que desean, que busquen la paz en mi luna...
Que vivan historias verdaderas donde puedan tocar los sueños, que caminen firmemente por suelos de madera desgastada donde en los finales sólo haya felicidad , que abracen a su amor cuando tenga frío o tengan miedo ..., quiero que sean felices. Y si hay algo que los perturbe, que los asuste o que les produzca vértigo, que sepan que ahí estaré, aunque ya no esté aquí, para agitar su atrapasueños y hacer de su pesadilla un hermoso sueño.
Quiero a mis hijos, mis dos mitades, mis dos motivos, realmente quiero a mis dos mitades y media, pero eso ya lo sabes, verdad?. Buena noche.







domingo, 5 de julio de 2015

PRINCESITAS

Mundo inexpresivo éste, poco "demostrativo", tan egoístamente suyo y personal. Despersonalización de los sentimientos, fábrica de insensibilidades, importante es mostrar una coraza que proteja de los abrazos y de los "te quiero". ¿Ya nadie tiembla, no se les acelera la respiración, no sienten escalofríos, no se les revuelven los sentimientos, no se dejan llevar?. NO. Nos han enseñado a "no abrazar", a no sentir, a ignorar sistematicamente cualquier sentimiento que pueda hacernos susceptibles, a huir de lo que nos provoca algo nuevo, a "empujar" lo no reconocido o lo olvidado...
Princesitas sin castillos, sin títulos oficiales que vuelven a sonreír tras suaves caricias, que se vuelven a emocionar, que reviven tras un por fin... Manos que expresan lo que sus bocas no dicen, dedos que se entrelazan como agujas de calcetar en busca de aquellas manos prohibidas, brazos en aspa que deben abrazarla de forma urgente, sin miedo a provocar grietas, antes de que se vayan...
Princesitas que han olvidado de forma consciente que tienen derecho a sentirse ¿amadas, recordadas, reconocidas, acariciadas?, que lástima...
Referencia a la luna, comparando sus sombras, ambas bellas, eso dicen, una sonríe, la otra...luce. Las dos son una.
No se romperán, esas personas no lo hacen, ya lo hicieron tiempo atrás, saben cómo protegerse de todo, cubren sus vidas con una capa intranspirable de recuerdos, impermeable a nuevos sentimientos.
Mienten. Se rompen, se fracturan, se agrietan en silencio, y se entregan a esos brazos que vuelven a abrazarlas, a esos besos que las vuelven impulsivas, a esas  caricias que las despiertan del largo letargo, a ese nuevo escalofrío apenas recordado...
Triste es pensar que todo seguirá igual en sus vidas, no "debería" ser así, por eso de vez en cuando hay que recordarles lo imprescindibles, valientes, esperanzadas y fuertes que son, unas palabras que se repiten ellas de forma reiteradas pero tan necesarias en otra boca distinta a la suya...
Princesitas sin título que esconden sus miradas de forma compulsiva, que cierran sus ojos por prudencia, ocultando un fondo tras esos párpados cerrados. Susceptibles por sus miradas, no quieren que se las mire a los ojos, te piden que no lo hagas, en un intento por protegerse de lo que guardan muy dentro, muy profundo y a pesar de que desean ansiosamente dejarse llevar y gritarlo, aún a consta de patinar sobre su pasado...
Un sueño del que deben despertar, hacerlo real, vivirlo, sentirlo, disfrutarlo, sin razones, porque sí, por derecho, porque ya les toca... Buena noche, princesitas...