miércoles, 28 de septiembre de 2016

TÓPICOS TÍPICOS

Tenía que comprarles ropa, crecen demasiado rápido y allí nos fuimos. Que conste, antes de seguir contando mi experiencia, que odio las tiendas de deporte, pero esta me divierte especialmente. Pues bien, allí nos sumergimos. Reconozco que tengo la manía "cuasi enfermiza" de buscar mentirosos en las tiendas de deportes. Es sorprendente las contradicciones que te puedes encontrar. ¿Cómo puede ser posible que la mayor concentración de personas oliendo a sobaquillo se encuentre en la zona de natación?. Juraría sobre mi propia tumba que los que se prueban las gafas de mosca, las pinzas nasales, las aletas de competición, los bañadores "compresores"... , no han tenido contacto con el agua en las últimas décadas, y que tampoco saben nadar, no sé, que no me cuadra agua y sobaquillo apestoso.
¿Alguien me puede decir por qué SIEMPRE, en este tipo de tiendas, te encuentras a niños y padres vestidos con equipaciones de fútbol?. Te dan ganas de cogerlos de los hombros, agitarlos y gritarles : "!Pero que haces, descerebrado, ¿quieres que piense que vienes de hacer deporte?, ¿no te das cuenta de que no hueles a sudor?. !!!Vete a la sección de natación y aprende, por diosssss!!!!".
Alta montaña, sección donde las criaturas de las señoras que van a la tienda con zapatos de tacón (debe ser por lo de la altura), se dedican a desenroscar las cuerdas que aseguran nuestras vidas a los arneses en las escaladas, y dónde los muy ¿inocentes? deshilachan sus extremos con el fin de ... , me voy a callar, no voy a llamarlos pequeños asesinos...
Sección de atletismo, ingenua de mí siempre busco el atlético comprador que de forma casi lasciva sobetéa las zapatillas con las que va a sudar su cuerpo musculado... !!!Alto!!!, aquí están los grandes mentirosos, aquí los cazas a casi todos. Los ves de espalda, cuerpos 100-100-100 embutidos en una camiseta blanca, larga, hasta la cadera, colgando por encima de un pantalón de chándal azul brillante y calzado con aquellos zapatos marrones de cordón que le son tan cómodos pero que ya no tienen forma. Siempre tengo la necesidad de ver la parte  delantera de dichos cuerpos y giro a su alrededor como un eje: sin afeitar (es fin de semana, para qué), palillo amarillo en la comisura de la boca, embarazo de 9 meses sin fecha de parto previsto, calcetín color vainilla de fibra, de esos que van soltando chispas en cada roce con los zapatos...
 !!!Mataría por un Usain Bolt, pero mataría!!!.
Seguimos hasta la sección de tenis, los complementos al alcance de todos: raquetas de mil precios, equipaciones, zapatillas... y por qué habiendo tanto que mirar se dedican a probar los calcetines (con un calcetín grapado al otro, nunca deja de impresionarme), abrir los tubos de pelotas para comprobar como botan, ponerse las muñequeras y comprobar como absorben las gotas de sudor, con suerte de sus frentes... en fin.
Y por último, la sección donde se me ponen los pelos como escarpias essss... la de aparatos de gimnasia en casa: cintas para caminar, banco de abdominales, pedaleador, tensores... todos con un gran cartel en el que reza la leyenda de : "por favor, no subirse" y en la que todos, todos, todos se suben de forma sistemática. Reconozco que me gusta acercarme a esta gente sólo por escuchar en que idioma hablan, por que tienen que ser extranjeros, no entienden lo que hay escrito en esa enorme nota. Pues después de un estudio retrospectivo he llegado a la conclusión de que "todos son terruños", hablan perfectamente el idioma oficial, no sé, debe ser un problema de iluminación...
Reconozco mi alivio cuando llego a la línea de cajas y la cajera acumula mi compra en una montaña casi insostenible y me pregunta: ¿le pongo una bolsa?. No bonita, trabajo en un circo, soy acróbata, me gusta llevar la compra entre mis brazos y mis pies.
Buena noche.