viernes, 31 de diciembre de 2021

2021, TE ODIO

2021, te odio. No voy a contaré todo lo que ocurrido este año, no me repetiré, pero si voy a decir cómo me he sentido. Maldito año, me has herido, marcado a fuego un dolor absoluto, has querido llevarme de este mundo, me has separado de los míos, me has impedido arreglar "mis rotos", me has mandado ráfagas de heridas sin dejar que curar la anterior, te has llevado a mi amor, has hecho daño a mis motivos, me has llenado de cicatrices, me has impedido continuar con mi vida...

2021, no eres un ser vivo, pero has tenido la capacidad destructora de una guerra sin trincheras, sin posibilidad de defensa. Te odio por lo que sigues provocando a día de hoy, te odio porque has tocado a mis hijos, los has asustando, les has hecho llorar, les has impedido vivir como se merecen, les has herido, a mis dos motivos, a lo que más quiero en la vida, a los dos por los que daría la mía.
2021, maldito seas, ojalá ardas en el infierno. Si fueras persona, sería capaz de desearte todo el dolor asumible, te dejaría en ese límite para que el sufrimiento te durara de forma infinita, me sentaría a ver como te lapidan sin parpadear para no perderme ningún lamento. Sería capaz de acabar contigo sin sentir el más mínimo sentimiento de piedad ni culpa.
2021, me has roto el corazón en dos, de dos formas salvajes, a traición, dejando en mi mente pensamientos que provocan escozor, que me queman, que me resquebrajan, que me ahogan. Has hecho que cada lugar, nombre, situación, sonido, canción, escalofrío me traiga a la memoria momentos cuyos recuerdos me producen una tristeza tan profunda como el pozo más oscuro.
2021, te aborrezco, lo haré siempre y para siempre, seguramente hasta el final de mi vida, sin dar posibilidad al olvido para diluir mi pena. 
Y al año que entra, si desear algo vale la pena, sólo le pediría que nos dejaras en paz, que mis motivos se vuelvan intocables, que nos permita recuperarnos del desastre que has  provocado en nosotros, que nos dejes respirar, que lo que hoy nos duele tanto mañana nos duela un poco menos menos, que tengamos la vida que ya nos merecemos. Simplemente, déjanos vivir. 
Buena noche.

sábado, 4 de diciembre de 2021

HOY

 Hola mi vida, aquí me tienes, con quiénes tú sabes que no me dejarían venir sola. Estoy dónde jamás hubiese querido estar, dónde mi vida se parte en dos, dónde reposan tus restos, pero no mi amor ni mis recuerdos. Esos están resguardados en un lugar cálido, dónde tú me repetías una y otra vez que se guardaban las cosas bonitas, aquella parte del cerebro que te maravillaba, al que le dedicaste toda tu vida.

Llevo meses recordando cada momento, desde aquel hola que hizo cruzarnos, cada sonrisa tímida, nuestro primer "te quiero", el primer abrazo, el primer beso en aquel paseo de la playa, ...

Llevo meses buscándote, porque aunque sé que ya no estás ahí, también sé que te seguiría buscando por la calle en cada persona que se pareciera a tí, como me pasó el otro día, como si esto fuera un mal sueño, y no puedo seguir así porque esto me está matando en vida. Necesito chocar de frente con esta maldita realidad, injusta, cruel y sombría. Pero no estoy sola, mis ellas me acompañan, somos tres me dijo ayer una de ellas, y no es verdad, somos una, aunque yo te amará, Sonia te quisiera y Mar, aunque no te conociera físicamente, sí te apreciaba por todo lo que hiciste por nosotras. Tres mujeres delante de una lápida fría, pero que te llevamos cálidamente para siempre en nuestro corazón.

Vengo a despedirme de tu cuerpo, lo necesito, mi corazón me lo pide para poder sentirte felíz, para saber que estás en un lugar dónde están los que tú echabas de menos, un lugar con el calor que siempre pedías, sin resol del otoño pero lleno de luz y de música. 

Seguiré siendo la mujer de "Seda y hierro" como me bautizaste, seguro que Antonio Vega estará a tu lado y de acuerdo contigo. 

Tengo que irme, mi vida. Es un hasta luego, nos veremos allá dónde estés, ven a buscarme, no sé si yo sola encontraría el camino.

No te alejes de mí, no me dejes sola, no te olvides que aquí estaré hasta que me vaya contigo para siempre. Te quiero, pequeñuelo, te espero en mis sueños cada noche, no lo olvides, en diez minutos allí, por favor.

Vuela alto, mi vida. Besito eterno.




lunes, 22 de noviembre de 2021

TE ENCONTRÉ

 Qué razón tenías cuando decías que aquella persona que tú y yo sabemos era un niñato malcriado y antipático. Seguro que a estas alturas ya te habrías endemoniado conmigo allá en tu cielo por haberme puesto en contacto con él. Sólo quería que me dijera dónde encontrarte, estoy muy cansada de buscarte, de pedir información a personas que no conozco de nada, dándole los mínimos datos, preservando al máximo tu intimidad, tragando lágrimas como mares, colgando el teléfono siempre con amarga tristeza. Esa persona que se encargó de tí cuando te encontraron, arrojó a mi herida puñados de sal que me dolieron como puñaladas, no me permitió llamarle para que me contara qué te había ocurrido, qué tal pasó, saber dónde podía encontrarte para poder despedirme, procesar mi duelo, para que le diera a tu padre una foto tuya reciente, para poder enfrentarme a la realidad que me permita seguir la vida. Me imagino sus palabras: ¿y ésta qué quiere?, ¿pretende llevarse tajada?, será igual que él, ¿por qué aparece ahora?, ¿qué pretende, entrar en la familia?...

Ruin, no se me ocurre una mejor definición para él. Ojalá no pierda un día a la persona que ama, ojalá no tenga que enterarse por la prensa, ojalá que nadie le niegue la información que necesite para encontrar su cuerpo, ojalá que nadie le bloquee el teléfono cuando sólo necesitaba hablar con él cinco minutos , ojalá que la vida se porte con él cómo lo ha hecho él conmigo, ojalá...

Sabes, no me arrepiento de haberlo hecho, de haber intentado comunicarme con él, me ha servido para darme cuenta de que realmente tenías razón, que no exagerabas cuando me contabas ciertas cosas que yo intentaba suavizar, cuando te decía que eras poco tolerante y que la visión que tenías era equivocada. Cuanta razón tenías, pequeñuelo.

Pero sabes, me he cruzado en tu búsqueda con personas buenas que me han ayudado a encontrarte, que me han escuchado, que han mantenido respetuosos silencios mientras les pedía un momento de respiro en el que no podía reprimir el llanto, para retomar de nuevo la conversación cuando me volvía a salir la voz, que me han consolado, que han mostrado la empatía de la que carecen los innombrables familiares que por desgracia te han tocado . Diez minutos tardó la última persona con la que contacté en devolverme la llamada cuando me dijo que intentaría ayudarme, diez minutos para darme las respuestas que yo no encontraba y tu hermano me negó. Tardó más tiempo el malcriado en bloquearme en su teléfono, sin saber lo que necesitaba de él, que en contestarme un ser humano desconocido.

Y ahora sé dónde descansa tu cuerpo, y podré ir a despedirme para cerrar un duelo que me está matando. Seguirás siempre a mi lado, me lo prometiste, recuérdalo. Te seguiré esperando "dentro de diez minutos en mi sueño" y no habrá pandemia que nos separe jamás. 

Te seguiré buscando cada noche en la luna o en la estrella más brillante y te mandaré un beso. Y cuando la noche esté nublada, te soñaré. 

No voy a contar más, no quiero decir nada que sea inhumano, no voy a desear lo que se merece, porque sería una mala persona, como él lo ha sido conmigo . Espero que la vida le sonría y que sea muy felíz, tanto como lo hizo él conmigo. Ahora ya no estás, ya no les molestarás jamás, podrán borrar tu nombre de sus vidas y disfrutar de lo que ignoraban que ya habías rechazado en vida. Larga vida les dé el destino y que sea tan oscura como cada una de mis noches.

Te quiero para siempre, mi vida. Besito, pequeñuelo.

Buena noche al resto del mundo.

domingo, 7 de noviembre de 2021

SÍNDROME DEL CORAZÓN ROTO

 Existen los corazones rotos, de verdad, no es una frase hecha ni un párrafo de novela de amor. Existe un síndrome cardíaco llamado síndrome de Tako Tsubo, "síndrome del corazón roto", "síndrome del corazón roto por la pena", en el que el miocardio de estas personas se vuelve hipocinético e incluso acinético por un dolor emocional inasumible. 

Si tuviéramos un baremador de dolor emocional, seguramente en uno de sus extremos estaría el fallecimiento de alguien al que se quiere, o como decía una persona a la que conocía, a la persona a la que se ama, que es la mayor expresión verbal del amor, es el querer hasta dónde ya no se puede más.

Volviendo al tema, para diagnosticar el síndrome de Tako Tsubo, no sólo hay que atender a la clínica del paciente, hay que tener la avidez por entrar en su mundo menos evidente, aquel que esconde en su parte emocional. Y es que muchos pacientes se guardan ese dolor, callan la pena por la muerte de un ser querido, aunque se den cuenta de que esa muerte y esa pena les ha roto el corazón. E incluso algunos piensan que ese dolor en el pecho es debido al proceso por el que están pasando, y por lo tanto es algo que pasará. Y a veces pasa,  otras veces no, y entonces se les rompe el corazón y fallecen.

Hace unos meses perdí a una persona a la que amaba, en una situación que hizo que durante un mes lo buscara de todas las formas posibles, aumentando en cada silencio mi angustia, mi miedo a algo terrible. Aquel día me levanté y tuve un presentimiento que rumié todo el día hasta que me atreví a hacerme caso. Y lo que presentí era lo que nunca quise encontrar.

Los siguientes días fueron de un luto contenido, de llorar a escondidas, de tragar muchas lágrimas y de no hablar de todo el dolor que mi cuerpo estaba experimentando, pensando que así haría creer a mi gente que simplemente tenía que gestionar mi dolor y que para ello debía de hacerlo yo sola. Y me confundí, debí buscar aquel número de teléfono y hablar con su hermano de muchas cosas que desconocía de él, quizás haber conducido hasta Orense para decirles a sus padres que su hijo no tenía la coraza impenetrable que intentaba demostrar. Debí acercarme a dónde reposa para despedirme de él, y para hacer lo que él me repetía una y otra vez, que guardase todos los recuerdos en la amígdala, esa parte del cerebro que le maravillaba y a la que consideraba el archivo de la vida.

Durante este reciente periodo recibí otra mala noticia sobre mi salud, noticia que ignoré porque estaba sufriendo un dolor mayor. Todo ello me llevó una mañana a una situación extrema que acabó por provocarme un Síndrome de Tako Tsubo, es decir, tenía el corazón roto por no querer expresar mi duelo interior. Y no pensé en mí gente y en lo que supondría para ellos dejarme ir por alguien que ya no estaba y que no va a volver por mucho que a mí me duela.

He escrito todo esto para que no hagáis lo que yo he hecho, aún desconociendo las consecuencias, el dolor emocional por ésta u otra causa hay que hablarlo sin pudor, expulsarlo fuera de un cuerpo que sólo enfermará si lo hacemos exclusivamente propio. El síndrome de "corazón roto" mata si no se habla de la pena con alguien, no cometáis el mismo error. Gracias Guille (mi hijo) . Buena noche.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

IN MEMORIAM: DR. JUAN MANUEL OUTOMURO PEREZ

El 6 de agosto de 2021 una noticia estremeció a muchos compañeros y pacientes del Servicio de Medicina Nuclear del Hospital Meixoeiro de Vigo. "El Dr. Juan Manuel Outomuro Pérez ha aparecido muerto en su domicilio, tras no presentarse a su puesto de trabajo en los primeros días del mes de Agosto". Continuaba la triste noticia, que debido al disfrute de sus vacaciones durante el mes de Julio, "nadie" había imaginado que había fallecido el mismo día que inició su periodo de descanso estival.

No voy a hablar más de este triste acontecimiento, lo voy a hacer de lo que ha significado el Dr. Outomuro para sus pacientes, sobre su actividad investigadora pasada y hasta ese momento ingrato, sobre su carrera brillante de Medicina, sobre su Especialidad y su  Doctorado, sobre la exquisitez con la que trataba a sus pacientes, sobre el deseo conseguido de trabajar con su amiga Virginia Pubul en el Servicio de Medicina Nuclear del Hospital Clínico de Santiago de Compostela, sobre su estudio sobre la amiloidosis que compartía celosamente con su compañeros Francisco y Ceferino, sobre trabajadores de su servicio a los que respetaba y pedía consejo, como el Dr. Nogueiras, a su amigo de seguridad (no recuerdo su nombre) pero al que me consta que apreciaba, a muchos de vosotros de los que me hablaba y a los que siempre recordaba con cariño y aprecio.

El Dr. Juan Manuel Outomuro Pérez nació en Orense un 2 de enero de 1968, estudio Bachillerato en un colegio de carácter religioso en su ciudad y se trasladó a Navarra para cursar los estudios de Medicina en la CUN de Pamplona, dónde gestó amistad con compañeros de Farmacia, Química, Derecho,..., y a los que siempre mantenía en su memoria.

Una vez acabada la carrera de Medicina en Pamplona, se decantó por realizar la especialidad de Medicina Nuclear en la Universidad de Santiago de Compostela, en el antiguo Hospital Xeral en la calle Galeras. Realizó su Doctorado, dedicando su tesis doctoral a sus padres (ambos ejercieron la profesión de docentes durante su vida profesional), la cual fue calificada como Cum Laude, máxima calificación posible en el Doctorado.

Poco tiempo después, se desplazó a Vigo para trabajar en el Servicio de Medicina Nuclear, que en esos momentos dependía del MEDTEC, hoy en día llamado GALARIA. Ejerció su profesión con dedicación  y entrega a sus pacientes. Una de ellas se llamaba  "Martita" (así la llamaba con cariño por su corta edad), una niña a la que trató de una patología muy dura hasta su curación y la cual, por agradecimiento le realizó un cuadro que él conservaba en una de las paredes de su casa. El Dr. Outomuro, al enterarse que Martita quería ser médico, le regaló un fonendoscopio, le emocionaba mucho saber que la profesión que había elegido Martita había estado influida por lo que había visto en él como profesional. 

Su compañero inseparable, su amigo Fran, al que apodó con el nombre de "Mycroft", ambos enamorados del personaje de Sherlock Holmes y sus historias. 

Era un médico distinto a todos, entraba en la sala de exploración para tener contacto visual directo con sus pacientes, haciendo menos angustiosa la espera entre y durante las exploraciones. Siempre entregaba el número de teléfono del servicio a sus pacientes, por si tenían alguna duda. Siempre los tenía en mente, siempre estaba para todos.

Le apasionaba la Neurología, era tremendamente meticuloso en sus estudios, por lo que además obtuvo el Premio Cádiz por su trabajo sobre la SPECT cerebral en la localización del origen de las crisis epilépticas. También realizó trabajos de investigación gammagráfica en Nefrología,...

El Dr. Outomuro era un apasionado, un enamorado de la música, un perfecto melómano que adoraba el sonido de la guitarra y del piano, los cuales tocaba magistralmente. Una enorme colección de guitarras y sus dos pianos eran sus objetos más preciados. Otra afición que le apasionaba, el tenis y en concreto, el revés de su idolatrado Federer.

A pesar de ser un gran ser humano que adoraba la soledad buscada, siempre encontraba un tiempo para visitar a sus padres. Contaba que disfrutaba con el "vermut" que compartía con su padre antes de la comida, cuando el tiempo climático y la salud lo permitía. Lo describía alto y guapo como un actor de Hollywood. Me consta su admiración.

Había conseguido el traslado al CHUS junto a su amiga Virginia, compañera de la que siempre hablaba con mucho aprecio. Ese traslado era su mayor ilusión, su sueño desde hace muchos años, que por desgracia quedó en eso, sólo un sueño.

Estoy segura de que muchos compañeros y amigos suyos, se emocionarán al leer estas palabras, otros no, allá sus conciencias. El Dr. Outomuro se merecía unas palabras de despedida, quizás no escrita por mí, igual debería haberle dedicado unas palabras su jefe de servicio, sus superiores, hubiera sido un bonito homenaje por su parte hacia el compañero que han perdido. Valgan mis palabras para agradecerle su paso por esta vida. Descanse en paz, Dr. Outomuro. 

miércoles, 1 de septiembre de 2021

JUANCHO

La plaza de Las Aspas, le pusimos el nombre aquel día, y quedó bautizada para siempre con nuestro primer abrazo. Tus manos, la forma en la que te expresabas con movimientos sutiles. Cómo me gustaba imitarte, y tus labios siempre parecían perfilados. El color de tus ojos que cambiaba con el día, siempre mar en calma, a veces tormentoso. El paseo de madera por el que caminamos aquella noche mientras temblabas de frío con la camisa blanca que me hubiese gustado guardar. El olor en la cocina, el sillón de las confesiones dónde escuchabas  atentamente mi historia, en dónde intentaba conocer la tuya, hasta conseguir que abrieras una rendija de vida y lanzaras tus diablos al aire. Decías que conocerme te había hecho mejor persona, más yo creo que nos ayudó a ambos a sanar profundas heridas. La adoración por mis hijos, lo orgulloso que te sentías de ellos, como si fueran tuyos los tratabas, y en parte, con el tiempo los volviste un poco tuyos. El amor incondicional, esquivaba tu mirada cuando tus ojos me miraban fijamente, tu deporte favorito decías. Los tropiezos de los dos al caminar por la calle, nos valía cualquier baldosa, cualquier esquina, cualquier borde..., qué torpe en todos los sentidos me has dejado, Juancho.

Como mirabas mis manos delgadas y como te contaba que era lo más íntimo de mí, mis manos, tus manos. Los cafés a media noche en la mesa de aquel bar, siempre la misma, con aquel punto simpático que nos daba el segundo y la risa tonta imposible de parar. Las largas conversaciones en nuestro pub tranquilo, mientras gesticulabas con tus dedos cada nota sobre la mesa, como si de tu piano se tratara. 

La cena en el faro, el intento de escuchar música en aquel tugurio de carretera, lo que nos reímos aquella noche, lo que me dolía el tobillo después de calzar el pie entre las rocas. Los desayunos americanos largos, casi eternos, las mañanas interminables, la delicadeza para conmigo. Tu ayuda hacia Gabri, no tendré vida suficiente para agradecértelo. El haberle regalado tu mejor guitarra a Guille, tu "jazmine", lo que les dejaste tan metido en la piel, tan grabado en su memoria.

 Las tardes en los barriles, dónde nos contábamos la vida, las "quedadas" con Sonia, tu Lauren Bacall. Tu paciencia con mis problemas de salud, cuando me pedías calma para encontrar una solución y  aguantabas estoicamente mis chorretones de impotencia. Las lágrimas de miedo que convertías en risas de forma mágica. Las largas conversaciones por teléfono, horas seguidas hablando de cualquier cosa con tal de que no acabaran nunca, charlas en las que tres horas eran pocas para decirnos todo lo que teníamos que contarnos, todo lo que queríamos hacer juntos, todo lo que deseábamos... 

Tus visitas al hospital, el acompañamiento al peregrinaje de médicos, las camisetas que les regalaste a mis hijos y que guardan como una reliquia. La mano que le diste a Gabri durante aquella resonancia para que no tuviera miedo. Me llamaste idiota porque te dije que me iba a morir y me prohibiste que te dejara sólo. "Jamás vuelvas a decir eso", me dijiste enfadado. Las veces que te insistía en que no podías tener tú sólo las llaves de  casa, te repetí hasta la saciedad que le dejaras una copia a alguien, que tuvieras el teléfono cerca por si te caías, por si me necesitabas, por si ocurría algo terrible, por si ...

Cuando me llamabas porque sabías que salía a caminar sola y tu temor a que alguien me hiciera daño. Y me hablabas desde la puerta de casa, durante todo el camino hasta que oías las llaves abriendo el portal. Ahí te despedías, ya estaba a salvo. Mi ángel.

La lucha para que acudieras al médico por ese malestar, que de seguro estaba anunciando este fatal desenlace, no lo sé, ya no sé qué pensar. ¿Por qué no me hiciste caso?. Las llamadas no respondidas, los whatsapp huérfanos, los correos sin respuesta, mi nerviosismo aumentando a medida  que pasaban los días sin escuchar tu voz. La mañana que intenté entrar en tu historia y me eché atrás por respetar tu intimidad, ese día hubiese leído que ya no estabas, eso que tanto temía, eso que me rondaba en silencio por dentro, eso que sospechaba sin querer saberlo ...

Tu ilusión por haber conseguido la plaza anhelada en Santiago, los proyectos que teníamos juntos, los planes de fin de semana en Coruña tropezando por las calles de las que siempre me hablabas, las ganas de que te acompañara a un balneario a descansar, querías que descansara, que desconectara de todo, y mi insistencia en que me acompañaras a aquel viaje ahora imposible, el que ya no quiero hacer sin tí ... 

Tus ojos verde mar, que hermosos eran. El hotel de Villabajo, tu casa ofrecida para mi descanso cuando ya no tenía más fuerza, las notas de cariño que te dejaba en la mesita de la sala. Tú saltando entre las personas que esperaban en la estación a alguien, tu sonrisa cuando me veías aparecer y pasaba de largo como si no te conociera, como me gustaba aquella sonrisa...

 Las comidas, las cenas, la boda en La Toja dónde me caí otra vez más, mientras tú conversabas con el camarero de cosas efímeras. Te confundiste con la hora de la boda, y mis risas al verme vencida por los tacones, y tu olvido. Tu amigo Fran y su mujer, tus compañeros... 

La caminata descalza por la carretera de hierbas picajosas con las sandalias en la mano y como le contaste al taxista que era una patosa terriblemente adorable, "pero hermosa", añadió él. Aquella canción de los Primitives que tarareabas en la piscina mientras bailábamos en el agua sin importarnos que la gente nos mirara, siempre sonriendo, cómo nos gustaba hacer el tonto, cómo lo echo de menos. Cuando nos tumbamos en el borde de la piscina mirando al cielo, tu cielo ahora y te decía que no quería que llegara el lunes, queríamos que se parará el tiempo.

 Aquella compra solidaria en el supermercado que quisiste pagar y no te permití. Las veces que te reñía por tener la nevera vacía y por no comer de forma sana, sabías que eso me desesperaba. Los cartones de tabaco en la cocina y el magnesio, eso nunca te faltaba. La adoración porque tu Federer, imposible de criticar. Tu rincón en la playa secreta, a la que nunca llegamos juntos, no nos dio tiempo... El trabajo de investigación sobre la amiloidosis, Fran, Ceferino, Nogueiras ... 

La manía a tus jefes de departamento, te irritaban hasta la desesperación, hasta me hiciste odiarlos por el sentimiento que generaban en tí. La tarde que compartiste conmigo la habitación blindada en el PET, aún sabiendo que te estabas radiando, mientras agarrabas la mano para que no tuviese miedo. Tu mano y mi mano...

Los estúpidos enfados, días sin hablarnos hasta que uno de los dos cedía. Acabábamos siendo nuevamente amigos y diciéndonos que no habría más discusiones ese mes, que no podíamos perder el tiempo, y fíjate si lo perdimos. La difícil relación con tus hermanos, la lejanía que creías tener con tu madre y las veces que te dije que hicieras las paces, que la vida es muy corta, y que al final te das cuenta que el odio, la manía, el rencor son sentimientos que no llevan a nada, que sólo son un falso desahogo. 

El taxí que cogíamos siempre en la misma esquina, siempre lloviendo, corriendo y riendo. Tu manía incorregible de cruzar los semáforos en rojo,  los paseos del ganchete como dos viejecillos decías, tu ilusión por enseñarme la zona vieja de la ciudad, tus pasos, tu mano agarrando la mía suavemente, hablando de cómo sería nuestra vejez...

Me dijiste que querías envejecer a mi lado, hubiese sido un sueño, sólo fue un sueño...

Las conversaciones en la terraza de los gatos, mirándonos, oyéndonos, viviéndonos.

Las entradas en aquella librería, los viajes a las tiendas de discos, las cenas que acababan con conciertos en directo...

Tus guitarras, tus pianos, el ukelele que querías regalarle a Guille, el violín que siempre envidié... El piano de cola que acariciabas con tanta delicadeza y que sólo permitías que yo tocara, ese que dejó de sonar a tu lado, el que vivió tu final, sobre el que quedó la partitura inacabada... 

Me duele tanto Juancho ...

El día que lloraste porque te sentiste enfermo, tenías miedo y yo no podía estar cerca. El maldito confinamiento que me impedía coger el coche para estar a tu lado, como tú lo habías hecho con Gabri y conmigo en el tiempo infernal.

Tu tío el cura, que habrá oficiado tu funeral, ese que no quise jamás... Tu padre, siempre estabas preocupado por sus problemas de salud, las veces que te dije que hablaras con su médico, pero te empeñabas en ser el hijo del paciente paciente...

El cordón umbilical que no eras capaz de cortar con tu exmujer, la extraña amistad con tu tóxica amiga a la que yo no soportaba, tu amiga Emilia, el ser de todos y para todos siempre, menos para tí...

La tienda de música dónde entrabas como si de tu casa se tratara, dónde probabas todas las guitarras y pianos a tu antojo. Tu acústica, la ilusión que tenías por enseñar a Guille a tocar como tú lo hacías, tan sublime, tan hermoso. Hubiese sido estupendo, mi vida. Un deseo mutuo, una ilusión compartida. Y lo conseguiste, sus dedos son como los tuyos, toca con el corazón sintiendo, me provoca un escalofrío de emoción, quiero oírte en sus manos...

Tu ausencia, las lágrimas que has provocado en G&G, como llamabas a mis dos motivos, el desconsuelo que les has dejado, la tristeza en sus miradas y los abrazos mutuos que necesitamos, el oírles decir que te echan de menos, la injusticia de lo que ha pasado. Las lágrimas nocturnas de Guille mientras escucha vídeos de guitarra, agarrarle la mano para que su sufrimiento pase a mí y aliviarlo. Las lágrimas calladas de Gabri, ...  Todo me mata.

Te dije mil veces que no te alejaras demasiado de mí, te lo pedí por favor, te lo hice prometer y ahora el vacío que has dejado en mi vida es tan enorme que no encuentro paz. Pienso en como ocurrió y me desespero, necesito respuestas, saber si te fuiste sin sufrimiento, si no llegaste a alcanzar el móvil, si me susurraste, si  hubiese podido evitarlo. Un mes "buscándote" y tú ya no estabas, ya te habías ido. Un mes en el suelo, apoyado en tu sillón, aquel en el que nos pasábamos horas hablando y abrazados. Y tuvo que ser en casa, tú solo, maldita vida; ¿por qué no ocurrió en el trabajo?, ¿por qué ese Dios no te dio la oportunidad de salvarte?, ¿por qué no te llamé cinco minutos antes?, ¿por qué tuve esa corazonada tan tarde?. No hay respuestas, ya no hay nada...

Creo que el resto de la historia sobra, no hace falta hablar de cómo me siento, del proceso en el que me encuentro sumida, de las muchas cosas que quiero recordar, pero las dejaremos para nosotros dos, para nuestro sueño, para esta noche ... 

Esta entrada se la debía a una persona a la que quise con toda mi alma, a mi vida, a mi amor. Quería encontrar el momento en el que mi corazón y mi cerebro se pusieran de acuerdo para poder escribirlo sin que necesariamente se rompieran en pedazos alguno de los dos. 

Allá dónde estés, mi querido pequeñuelo, encuentres la paz. Te quiero todo lo querible, por siempre y para siempre. Besito mi vida. Descansa en paz.

Buena noche.








miércoles, 14 de julio de 2021

ELI SE LO MERECE

Hoy es el día de mi amiga Eli. Decir que me siento orgullosa de ella es poco. Con cuánto miedo he trabajado hoy, mi cabeza con mis pacientes y con ella, he tragado saliva mientras miraba el reloj de reojo, tratando no imaginar en qué momento del acto se encontraba. 
Recibí el mensaje de su hermana a las 11:53h y no pude evitar susurrar un !!!!bien!!!.
Estaba deseando acabar el trabajo para ir a abrazarla, para sentarme un rato con su hermana y tener una charla terapéutica, de esas que necesitas más tú que ella (y es cierto, era pura necesidad para ambas).
Mi querida Eli estaba dormida, fantástica como siempre, parecía que nada había pasado. Le toqué el brazo y abrió los ojos como quién se levanta un domingo cualquiera. Las dos recorrimos nuestros brazos hasta agarrarnos la mano, aún ahora no sé quién sujetaba a quién. Me dijo que no quería llorar y le aseguré que si ella lo hacía, yo no sería capaz de evitar mis lágrimas, emoción compartida.
Y pasó lo que tuvo que pasar, que en medio minuto nos reímos, ella físicamente dolorida, yo moralmente tocada. Hasta ahora no lo he dicho, pero es que Eli es mi amiga, mi hermana, mi necesidad de tenerla cerca en nuestros buenos y en los malos momentos, desde hace años, desde siempre. Con Eli he compartido felicidades enormes, tristezas infinitas, carcajadas inolvidables, amigos para siempre, silencios a gritos.
No, no quería que se quedara sola esperando, casi necesitaba más yo acompañarla, que ella aguantarme al lado de su cama. 
Sé que a veces tengo un carácter aparentemente duro, y aún siendo mantequilla derretida, necesito trasmitirle fuerza, soplarle en su alma para que saque de su interior la energía que va a necesitar en los siguientes meses.
¿Y sabes, Eli?, puedes apoyarte en mí siempre que necesites un empuje, cuando necesites hablar, llorar, gritar o reír, sabes que aquí estaré, queda escrito, lo prometo, te lo juro amiga.
Mañana iré a cogerte de la mano de nuevo, sé que tienes muchas manos a las que agarrarte, pero la mía será una más, casi por puro egoísmo, porque yo también lo necesito y sentir esa seguridad.
Descansa, mi querida amiga, el paso que has dado hoy ha sido gigantesco, lo que queda será también duro, pero entre todos te vamos a llevar en volandas hasta una vida bonita, que es lo que te mereces.
Buena noche amiga, buena noche hermana.


domingo, 20 de junio de 2021

HAY SEMANAS VENENO

 Lleva toda la semana lloviendo sin parar, por dentro y por fuera de mí, huracanes de viento que hacen volar los olores que me acercaban a los recuerdos, agua que no limpia, sólo ahoga. Lleva toda la semana llegando noticias de penas, de amigas rotas que se recomponen delante de mí, sin darse cuenta de que la que traga lágrimas de tristeza es la otra, la que apoya la cabeza sobre sus brazos doblados, la que las escucha e intenta sacarles la sonrisa más linda. Lleva toda la semana rondándome la cabeza un "morcego negro", de esos que esquivan los trompazos que me como yo, !malditos bichos!, así se os averíe el radar y os estampéis contra una roca, de granito, radiactiva, y con pinchos, ya por pedir, que no sea...

Lleva toda la semana rondándome en la cabeza la idea de escribir una verdad de esas que valen por mil mentiras, de lanzar una flecha con fuego directa al destino, de aporrear la puerta del vecino inexistente, de meterle los dedos en los ojos al maquiavélico demonio, de cerrar la ventana tan de golpe que le pille los dedos para que sepa lo que duelen los arañazos invisibles.

Llevo una semana siendo Blancanieves, los enanos, el príncipe y la bruja, todos los personajes a la vez, según la hora del día puedo ofrecer una manzana envenenada a la indiferencia, pensar en besar de forma apasionada hasta volver al príncipe azul, ser la dulce fregona del castillo o volverme muda, dormilona, gruñona,,,,. todos ellos, menos felíz, que repelús me daba de pequeña esa sonrisa perpetua...

Llevo una semana en la que quiero retar, abofetear, acariciar, tropezar y levantarme con estilo, quiero llorar, reír, soñar, irme a Venecia y arrojar al gondolero al canal para desterrar el amor, quiero comer fresas con champán sin glamur y en zapatillas de casa, ir a la playa y bañarme desnuda para "lavar" mis malas vibras, subir a una montaña (o que me suban, estoy harta de hacerlo yo todo) para pegar tres gritos y quedarme como un globo deshinchado. 

Llevo una semana de luces y sombras, más de estas últimas que parecen pegarse a mi piel con pegamento, coño, que aburrimiento, que hastío, que sombras más negras...

Mañana empieza una nueva semana, y aviso al destino: hasta ahora te he permitido hacer conmigo un saco sin fondo, una consentidora, un buzón de voluntades, un charco de barro, un lo que te diese la gana, pero se acabó. En cuantito llegue la medianoche, todo  aquello que dejé aparcado hace tiempo por no sentirme capaz, se pondrá en marcha y que tiemble el mundo. Podré con más o menos, no lo sé, pero que cada cosa se pondrá en su sitio, eso seguro. Buena noche a todos, o a casi todos..., repelente.

miércoles, 3 de marzo de 2021

SIN TAPUJOS

 Los momentos son espacios de tiempo en los que la vida pasa de ser algo desértico a convertirse en un motivo para sacar de tus ojos esa luz que estaba apagada. Varias sorpresas, un día diferente, encuentros virtuales y reales que te dan un sopapo y te resetean en cero coma dos.  Días llenos de lo mismo, siempre repetidos, creyendo vida en ellos, aburridos, predecibles, oscuros...

Y de repente, como en un San Juan cualquiera, el hasta ayer se hace cenizas y se vuelve abono estéril para un hoy. Palabras de distintas almas que te marcan a fuego; un "te quiero", un "¿nos vemos?", un "estoy deseando que vuelvas", un " hoy estoy mejor", un "te mando fuerza y apoyo", un "te adoro", un "te mereces que YA las cosas te vayan saliendo bien", un "¿cómo vas de estrés?", un "te pienso cada día", un "te extraño" y un amigo al que casi pierdo. Y me encontré con él y decidió seguir mi camino. Le dije; "oye, que voy hasta el fondo de la vida y vuelvo, eh". Y me dijo; "por una vez que te veo, vamos a acompañarnos unos minutos". Y hablamos de cada vida, de la suya, la que un día quiso avisarle e hizo pararle; primero dejó el pedaleo, después un bordillo, más tarde tirado mientras los coches pasaban indiferentes hasta que un alma blanca decidió dar la vuelta y salvarlo, y eso que dicen que los ángeles no existen, yo creo que sí, sí existen, lo que no existen son los demonios, no con ese nombre, éstos yo los llamo indiferencia. Y una llamada, unas luces azules, muchos pitidos, una mano acariciando su cabeza, la mano de su "ella". Y voló alto y rápido, con dos pilotos y dos sanitarios que lo cuidaron para que su corazón llegara hasta aquella mesa llena de pantallas, dónde buena gente liberaron su corazón y lo devolvieron para que hoy me lo contara, emocionados ambos por una historia con un final felíz. Palabras que compartimos en cada paso, a cada uno más lleno de alegría, hasta llegar al final, donde nuestros caminos se separaban, y una frase en nuestras bocas: !!!Siempre hacia delante!!!.

Continué hacia mi lugar, pensando en nuestra conversación, dónde pasamos de la vida al temor y vuelta en unos cuantos pasos, en los que esbocé una sonrisa y agradecí al universo su suerte. 

Un día llenos de amigos y cariño. Lo necesitaba, quizás también él. Buena noche.

domingo, 31 de enero de 2021

SIN DECIR LA PALABRA MALDITA

 Buscando fugas para escapar de aquello que no acaba de convencernos, quizás callamos palabras que tememos pronunciar, actos de los que no estamos seguros, sin embargo, si miramos con perspectiva, sabemos que aquello no es para nosotros, no sopotaríamos tanto olvido, tanto juego, tanto silencio vacío durante un tiempo que cree castigar y que sólo provoca distancia, hielo encima de cenizas que se mantienen soplando, y que a su vez se dispersan para desparecer apagadas al lado de un arcén de cualquier olvido..

Malos tiempos para jugar a tensar una goma ya cedida de antes, esperando un café en aquel sitio donde el mar no acaba, mi sitio preferido, mi lugar mágico, mi refugio, pero al que hoy no quiero invitarte porque es imposible hacerte entender que debe ver el interior verdadero de los demás, y no sólo tu modestia altiva y socarrona. No, allí no estás invitado hoy, no conmigo, no para compartir el aire de salitre que a mí me tranquiliza.

Miedo, no por marchar de allí dónde están los que "se escaparon" de mi lado, miedo a dejar a mis motivos cojos, a que nadie acaricie sus frentes cuando no se encuentren bien, miedo a que su sillón verde pierda la "carga de cura" para los dolores, a que nadie sepa dónde guardo la bolsa caliente que les da el cobijo que ellos necesitan para cerrar los ojos y soñar con aquellas cosas bonitas que yo les contaba y a que nadie agite por la noche su atrapasueños que engulle de sus noches los malos sueños. 

Pero no, sin música jamás, sin la guitarra de Ariel y su caminar golfo que hace que mi boca se vuelva un cuarto creciente, sin la voz de Pau que nunca dejará de ser un trampolín para salir del pozo o ser la montaña rusa que a veces necesito para subir en esa altura equilibrada, con la dulzura de Cristina con su delicada suavidad de Malasaña, la voz quebrada de Tarque que me hace revolver los poros de la piel hasta el mismísimo deseo, la elegancia y sobriedad del Loco,..., y sin mi María con la más eterna elegancia tras la mirada más triste, y por supuesto a mi Ëdith con el francés más bellamente desgarrado... 

Que tiempos más jodidos para encontrar la alegría, en este baile macabro de cifras diarias que resuenan constantemente, pero no voy a acabar este escrito con tristeza ni con dolor, no diré la palabra maldita que define la situación actual, agarraré mi piel, me abrazaré con amor para siempre, pintaré mis labios de rojo carmín, bailaré como nunca me has visto bailar  y sonreiré hasta que mi mundo deje de girar. 

Para mis dos hijos Guiller y Gabri la última mirada, para siempre, vosotros.