martes, 27 de junio de 2023

MÍA

 "La gente buena no se entierra, se siembra", me encanta esta estrofa, es de un músico que me chifla. Me la quedo, con su permiso.

Ella los miraba mordiéndose el labio superior, eran preguntas repetidas, deshilvanadas, cada una de su madre, difíciles de contestar una a una y demasiado espesas para hacerlo de golpe. Pero les estaba escuchando, seguramente con la mente en otra parte, dejando que se mezclaran las preguntas con algún pensamiento fugaz, o quizás intentado recordar el título del libro que aún tenía sin leer. 

Y los dejaba hablar:

"¿Por qué siempre tienes una sonrisa en los labios?. Esa ironía, no es tan sana como haces creer. ¿Cómo puedes mezclar el llanto con la risa?. ¿Pero tú eres consciente de todo lo que te ha pasado?. Vamos a tomar una cerveza. ¿Por qué no hablas de él?. Llevas unos cuantos años de mierda, amiga. ¿Cómo haces para mantenerte en pie?. Es que eres valiente, ojalá yo tuviera la mitad de tu fuerza. Estás muy delgada. ¿Cómo vas a hacerlo más adelante, estás loca?. Tienes que ir a la peluquería. ¿Qué es lo qué siempre te empuja a seguir?. Me agotan tus fuerzas. ¿Cuándo vas a volver?. ¿Pero no te sientes sola?. Bueno, tú y tu soledad buscada. ¿Tienes miedo?. No quiero hacerte daño. !!No puedo creer que te hayas atrevido a hacer eso!!. ¿Qué te has ido de fin de semana así, a las bravas, sin contármelo?. Mi amiga me mandó un whatsapp para decirme que su tumor no ha crecido, !!pero  cómo no voy a querer abrazarla!!. Eres muy especial, sensibilidad y carisma. Formas parte de él, "ese es tu lugar". Sabes hijo, nos quedaremos con tu sueño. Aunque estaba callada, en su mente había un batiburrillo de voces. Los dos compartíamos nuestros mares revueltos. No volví a saber de ella, yo también la echo de menos. Eres un ser de luz".

Erase una vez que se era, no, así comienzan los cuentos y ésta es una historia real. Ella era un ser que nació en un supuesto mundo fácil, lleno de colores, de risas y silencios cómplices, tres hermanos que sólo coincidían en los genes, de padre poco activo y de una madre superada por la vida. Ella era el ser de esta historia, recordaba detalles de hace "for a long long time", y su sonrisa, era una fina capa que le protegía de los fantasmas más temidos. 

Aprendió a hablar mucho y a callar más. Eso le proporcionaba el tiempo suficiente para pensar respuestas absurdas que ocupaban los huecos que no quería rellenar de palabras sentidas, agujeros que eran sólo suyos, y en su contenido, algo de ironía  y mucho más de todo ...

Tal mezcla de sentimientos y tan desordenados, que la risa le hacía llorar y el llanto lo remataba con una sonada carcajada, si la necesitaba, y vaya si la necesitaba ...

Siempre consciente de todo aquello que  había pasado, no le gustaba hablar de ello, por eso sabía manejar las palabras a su antojo. Prefería mantenerse en el hoy, dejando el ayer para otros momentos , para si misma. Era como aquella vitrina llena de cosas heredadas de la que no fue capaz de deshacerse, nunca fue de "tirar recuerdos", odiaba hacerlo, cosa  que le resultaba "tannnn familiar"...

No hablaba de él, o si lo hacía, era de una forma casi imperceptible para todos, menos para ella misma. Su vida, la de ambos, eran muy suyas, no necesitaban demostrarle al mundo "sus sentires", se llegaban los dos solos para serlo todo, había un feedback perfecto entre ambos, una intimidad impenetrable, o quizás eso creía ella, pero eso ya nunca lo sabremos. Y aunque apenas se notaba, todos los días hablaban de mil recuerdos ,y así siguieron haciéndolo incluso cuando él se fue para ya no volver, porque en cierta forma, nunca desapareció ese hilo transparente que los mantenía unidos, incluso tras su muerte. A veces "se miraban", sentados cada uno en una  esquina del sofá y se sonreían con la complicidad que tanta vida le daba a ella ...

Aprendió a caminar sola por todos los caminos, senderos y montañas. Era muy torpe, tropezaba, caía, se levantaba y así en más de cien ocasiones, pero en cada una de ellas, lo hacía con más ansia y más rabiosa. Creo que eso le daba más fuerza para seguir el camino. Es cierto que llegaba llena de heridas, daños y rabias, pero continuaba, nunca entendí por qué lo hacía...

Y la pregunta no era por qué, sino por quién. En realidad, no sé si lo hacía por ella ...

"Luchas contra molinos de viento, eres cómo Don Quijote", no hacía más que repetirle, una y otra vez. "No vas a poder con todo, acabarás con tu salud y tu vida, no sigas haciéndote daño". Un eco chirriante tremendamente molesto hacia su tocada paciencia. No eran buenos momentos, se acercaba peligrosamente la fecha nunca deseada, la del último día en la vida de él y el primero de la triste vida de ella...

Y el que la reprendía, no se daba cuenta de que no era ella el objetivo  de sus críticas. Él era la debilidad, el derrotismo no reconocido, el Sancho de la obra dónde, sin permiso, quiso hacer que ella fuese el personaje. Se retorcía con cada frase como una posesa, se enojaba, pero siempre sacaba de no sé dónde, la suficiente fuerza para ignorar las palabras hirientes y seguir luchando por sus verdades y certezas, defendiendo su realidad, que no era una ilusión como creía su amigo.

Ella era pura lucha y cabezonería, con un carácter modelado por lo injusto y por un incansable deseo de volver a "nacer" para escapar de un pasado doliente y colocar de una vez por todas las piezas del puzzle de su vida en la posición correcta. Así era ella, siempre apasionada y por momentosp loca. Pero una loca sensata.

Pronto pasó el día, un descenso por el tobogán casi vertical de los recuerdos, una llegada al final del día agotada, con la suficiente fuerza aún para cortar una gardenia, ponerla en la mesita en su esquina del sofá y guiñarle el ojo al que siempre se "quedaría con ella". Y así fue.

Buena noche.