jueves, 30 de julio de 2015

OTRO DIA MAS

Mil veces me he planteado lo vertiginoso, lo rápido que pasan los días, sin a penas pasar nada. Cierto es que cada uno es diferente, aún a pesar de repetirse rutinas hasta la saciedad. Suena el despertador, o ya estás en esa estúpida edad en la que tu cuerpo se levantan antes de que tu cerebro despierte. Saltas, te tirás, ruedas hasta la alfombra que te hace salir de los sueños y te devuelve a la realidad. Tus pies en el suelo, en esa fría nube de niebla húmeda, en ese calzado donde hay dos derechas o dos izquierdas, nunca uno para cada pie, o quizás tus pies son los equivocados. Arrastras el cuerpo hacia la ducha, la pila bautismal del nuevo día. Aún no has abierto los ojos cuando tu mano comprueba si tus receptores térmicos  ya se ha despertado. Te desnudas un cuerpo ya por si transparente para los sentidos. Cuando crees que el agua ha alcanzado los grados de tu despertar, dejas que ese torrente te engulla, que el sueño gotee desde la cara hasta tus pies,teniendo la falsa creencia de que el agua va a borrar de tu cara los restos de una noche , a veces vacía, a veces sombría...
Por fin alcanzo el grado de alerta que se presupone, el mínimo exigible para vestirme con la ropa opaca, esa que tapa lo que nunca se quieres mostrar. Ya me encuentro capacitada para colocar la taza transparente en la cafetera humeante, gran logro, sólo necesito que ese oro marrón  despeje la otra mitad de mi existencia. Me gusta como huele recién hecho, el calor que desprende, el ruido del baile de la cucharilla...necesito su sabor.
El resto del día, mucha prisa, mi música, un poco de baile, los " tu no sabes cuanto te quiero" de mi niño, un poco de maquillaje que tapa lo que no quiero ver, mis dos motivos rondándome, las miradas complices en la comida, las tardes de "hoy me la dedico" y de "otro día será", los recados siempre olvidados, el paseo nunca completado...  y así hora tras hora, hasta que la luz vuelve a decrecer, hasta olvidarse del todo, y tus ojos aún no tienen sueño. Y el día ha pasado, otro más de tu vida, y no hay nada nuevo, nada que te saque de la rutina de ver pasar las horas en tu reloj de pulsera. Bueno, no siempre es así, el próximo día trabajo, bendita rutina de un nuevo día tontamente perdido.Y otro día sin pasar nada... Buena noche.

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