domingo, 5 de julio de 2015

PRINCESITAS

Mundo inexpresivo éste, poco "demostrativo", tan egoístamente suyo y personal. Despersonalización de los sentimientos, fábrica de insensibilidades, importante es mostrar una coraza que proteja de los abrazos y de los "te quiero". ¿Ya nadie tiembla, no se les acelera la respiración, no sienten escalofríos, no se les revuelven los sentimientos, no se dejan llevar?. NO. Nos han enseñado a "no abrazar", a no sentir, a ignorar sistematicamente cualquier sentimiento que pueda hacernos susceptibles, a huir de lo que nos provoca algo nuevo, a "empujar" lo no reconocido o lo olvidado...
Princesitas sin castillos, sin títulos oficiales que vuelven a sonreír tras suaves caricias, que se vuelven a emocionar, que reviven tras un por fin... Manos que expresan lo que sus bocas no dicen, dedos que se entrelazan como agujas de calcetar en busca de aquellas manos prohibidas, brazos en aspa que deben abrazarla de forma urgente, sin miedo a provocar grietas, antes de que se vayan...
Princesitas que han olvidado de forma consciente que tienen derecho a sentirse ¿amadas, recordadas, reconocidas, acariciadas?, que lástima...
Referencia a la luna, comparando sus sombras, ambas bellas, eso dicen, una sonríe, la otra...luce. Las dos son una.
No se romperán, esas personas no lo hacen, ya lo hicieron tiempo atrás, saben cómo protegerse de todo, cubren sus vidas con una capa intranspirable de recuerdos, impermeable a nuevos sentimientos.
Mienten. Se rompen, se fracturan, se agrietan en silencio, y se entregan a esos brazos que vuelven a abrazarlas, a esos besos que las vuelven impulsivas, a esas  caricias que las despiertan del largo letargo, a ese nuevo escalofrío apenas recordado...
Triste es pensar que todo seguirá igual en sus vidas, no "debería" ser así, por eso de vez en cuando hay que recordarles lo imprescindibles, valientes, esperanzadas y fuertes que son, unas palabras que se repiten ellas de forma reiteradas pero tan necesarias en otra boca distinta a la suya...
Princesitas sin título que esconden sus miradas de forma compulsiva, que cierran sus ojos por prudencia, ocultando un fondo tras esos párpados cerrados. Susceptibles por sus miradas, no quieren que se las mire a los ojos, te piden que no lo hagas, en un intento por protegerse de lo que guardan muy dentro, muy profundo y a pesar de que desean ansiosamente dejarse llevar y gritarlo, aún a consta de patinar sobre su pasado...
Un sueño del que deben despertar, hacerlo real, vivirlo, sentirlo, disfrutarlo, sin razones, porque sí, por derecho, porque ya les toca... Buena noche, princesitas...



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