viernes, 8 de mayo de 2015

PARA EL OTRO GUILLER

Mi querido niño, hoy tenía que dedicarte mi blog a tí. Necesito decirte algunas cosas.
Hoy seguramente ha sido el peor día de tu vida, el más horroroso, el más triste, el que nunca podrás olvidar. No es justo lo que has tenido que vivir hoy, no con 21 años por muy maduro que seas. La vida es muy "perra", a veces, cuando menos te lo esperas te golpea de una forma contranatura, sin más, así, sin avisarte, sin prepararte. Créeme cuando te digo que sé lo que sientes, la rabia contenida, la desesperación de buscar una explicación a lo inexplicable, el mirar hacia todos los lados para que alguien te diga el por qué ha pasado, la necesidad de que esto no esté pasando. Tu me dijiste hoy que recuerdas ese momento y que no eres capaz de quitarlo de tu cabeza. Eso lo tendrás muy presente durante unos días, después empezarás a recordar cosas que tenías olvidadas, y te darás cuenta un día, que sonreirás al recordar. Aquellas fotos que nunca mirabas las verás de forma distinta, las querrás todas, siempre tendrás alguna cerca de tí. Hoy le dije a tu hermana que os abrazarais los tres, que habléis y lloréis todo lo que queráis esta noche, que nadie os lo impida. Hablad de ella, de lo que le gustaba, de cosas que le hacían reír, de lo que os quedasteis sin decir, de lo que le emocionaba. Haz una cosa, guarda su colonia, quédate con ella, no la abras hasta que pase un tiempo, intenta recordar como olía. Cuando no seas capaz de recordar, abre el bote y huele, verás como en segundos te recargas de ella.
Ojalá no hubieras pasado por esto, no así, no de esta forma tan injusta. Pero la vida es así, a veces tan bestial. Me hubiese gustado estar cerca de vosotros para poder abrazaros, consolaros, acariciaros, para poder quitaros un poco de dolor, para daros un poco de calma. El proceso es inevitable, es aprender a vivir la vida de otra forma, con huecos llenos de recuerdos, olvidando los malos y rellenándolos de momentos que os den paz.
Hoy es un día horrible, lo sé. Mañana será un día terriblemente triste, pero vendrán otros días en los que empezarás a reír y a tener sueños de los que te despiertes sonriendo, te lo prometo.
Hoy no puedo desear buena noche, hoy no. Un beso mi niño.


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