domingo, 7 de noviembre de 2021

SÍNDROME DEL CORAZÓN ROTO

 Existen los corazones rotos, de verdad, no es una frase hecha ni un párrafo de novela de amor. Existe un síndrome cardíaco llamado síndrome de Tako Tsubo, "síndrome del corazón roto", "síndrome del corazón roto por la pena", en el que el miocardio de estas personas se vuelve hipocinético e incluso acinético por un dolor emocional inasumible. 

Si tuviéramos un baremador de dolor emocional, seguramente en uno de sus extremos estaría el fallecimiento de alguien al que se quiere, o como decía una persona a la que conocía, a la persona a la que se ama, que es la mayor expresión verbal del amor, es el querer hasta dónde ya no se puede más.

Volviendo al tema, para diagnosticar el síndrome de Tako Tsubo, no sólo hay que atender a la clínica del paciente, hay que tener la avidez por entrar en su mundo menos evidente, aquel que esconde en su parte emocional. Y es que muchos pacientes se guardan ese dolor, callan la pena por la muerte de un ser querido, aunque se den cuenta de que esa muerte y esa pena les ha roto el corazón. E incluso algunos piensan que ese dolor en el pecho es debido al proceso por el que están pasando, y por lo tanto es algo que pasará. Y a veces pasa,  otras veces no, y entonces se les rompe el corazón y fallecen.

Hace unos meses perdí a una persona a la que amaba, en una situación que hizo que durante un mes lo buscara de todas las formas posibles, aumentando en cada silencio mi angustia, mi miedo a algo terrible. Aquel día me levanté y tuve un presentimiento que rumié todo el día hasta que me atreví a hacerme caso. Y lo que presentí era lo que nunca quise encontrar.

Los siguientes días fueron de un luto contenido, de llorar a escondidas, de tragar muchas lágrimas y de no hablar de todo el dolor que mi cuerpo estaba experimentando, pensando que así haría creer a mi gente que simplemente tenía que gestionar mi dolor y que para ello debía de hacerlo yo sola. Y me confundí, debí buscar aquel número de teléfono y hablar con su hermano de muchas cosas que desconocía de él, quizás haber conducido hasta Orense para decirles a sus padres que su hijo no tenía la coraza impenetrable que intentaba demostrar. Debí acercarme a dónde reposa para despedirme de él, y para hacer lo que él me repetía una y otra vez, que guardase todos los recuerdos en la amígdala, esa parte del cerebro que le maravillaba y a la que consideraba el archivo de la vida.

Durante este reciente periodo recibí otra mala noticia sobre mi salud, noticia que ignoré porque estaba sufriendo un dolor mayor. Todo ello me llevó una mañana a una situación extrema que acabó por provocarme un Síndrome de Tako Tsubo, es decir, tenía el corazón roto por no querer expresar mi duelo interior. Y no pensé en mí gente y en lo que supondría para ellos dejarme ir por alguien que ya no estaba y que no va a volver por mucho que a mí me duela.

He escrito todo esto para que no hagáis lo que yo he hecho, aún desconociendo las consecuencias, el dolor emocional por ésta u otra causa hay que hablarlo sin pudor, expulsarlo fuera de un cuerpo que sólo enfermará si lo hacemos exclusivamente propio. El síndrome de "corazón roto" mata si no se habla de la pena con alguien, no cometáis el mismo error. Gracias Guille (mi hijo) . Buena noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario