domingo, 1 de mayo de 2022

LO SIENTO POR ELLA

 Llevo semanas hablándole de tí a una persona a la que "no le hago daño". No te preocupes, se lo he preguntado y me ha respondido con calma y quietud que puedo soltar lastre, que hay muchas "vidas" que llevo a cuestas, que hay mucho fondo en el trastero, que tenemos que ordenar el armario, guardar lo imprescindible en los cajones y vaciar lo que ocupa lugar y sólo produce dolor. Sigo tropezando contigo en cada respiración, en cada sonido, en cada imagen, sin encontrarte jamás en mis sueños. No sé por qué te escondes, o quizás , como dice "mi ayudante", por qué te bloqueo, al igual que lo hago con las preguntas que puedan hacer que mis ojos se nublen. Esta tarde empecé a soñarte, apareciste en el prólogo de mi cansancio y rápidamente me desperté; !!no puedes aparecer así sin avisar, aún no estoy preparada porque sé que no me vas a dar respuestas, no puedo dejarte pasar para que revuelvas mi corazón y te vayas sin más otra vez!!. Además, hoy no es un buen día, ¿sabes?, es el Día de la Madre, la celebración de las colonias anunciadas, de las joyas regaladas con  falsedad, de las flores cortadas de la mata viva. Mal día tengo, lo único bueno de hoy, la comida con mis hijos y amén de esto, de lo malo, mucho. Me he acordado de tu madre, de cómo se sentiría hoy, he intentado sentir su dolor; lo sé, es un pensamiento un poco sádico, pero también lo son las flores de plástico puestas en la tumba de un hijo con una lápida sin nombre, sin fecha de nacimiento, sin la de su final, y eso no lo perdono, sea madre, hijo o cualquier otra persona. Ya sé que tú no le darías importancia, nunca te sentiste querido por ella, y mira que hablamos de rencores, de olvidos, de la guitarra estampada contra la silla, de la cruel decisión de dejarte solo en aquella ciudad para satisfacer el ego de una madre que sólo quería presumir de clase, la que no quería tu bienestar y sólo ansiaba tener un hijo  licenciado formado en la cuna de.... Y no soporto recordar mis palabras para apaciguar tu rencor hacia todo aquello, me repugna haber frenado tu lengua prolija cuando me contabas las barbaridades que pasaste en tu casa siendo niño, tenía que haber asentido con mi cabeza, alzar mi voz con la tuya, tenía que haberte dicho: "sí señor, tienes toda la razón para no querer compartir con ellos ni el aire de una habitación". Unas flores de plástico a un hijo, a un hermano, a un sobrino, a un primo, una lápida sin nombre...no los perdono, jamás.

Pero bueno, allá cada quién, como tú decías. Siguiendo con el armario y el orden, quería contarte que lo estoy intentando,  que pongo mucho de mi parte para convertirte en una capa de seda, suave, liviana, agradable y envolvente, para sentirte viento, mar, lluvia, luz. Cada mañana me prometo que será distinta a la anterior, que el agua sólo caerá del cielo o de la ducha y no de mis ojos, aunque no soy capaz de abrir ciertas páginas, pero que lo intento, de verdad. Y que el telón de acero sé que debe volverse más endeble, menos pesado, más transparente, para que pueda entrar aire no viciado, luz natural, la sonrisa que tanto te gustaba y la carcajada que buscabas. Estoy intentando abrir cada cajón, volcarlo en el suelo y deshacerme de todo lo que me hace daño desde hace tiempo. A veces me sorprendo intentando esconder algo, lo agacho hábilmente, para darme cuenta más tarde de que eso no sirve, no ayuda, no cura. Pero hay muchos cajones, muchos huecos que ordenar y necesito mi tiempo, ya sabes que cada vez estoy más torpe y cuando me golpeo con la esquina de uno, lo cierro con rabia e ira. Y tropiezo mucho, creo que muchas veces de forma intencionada para cerrarlo y no vaciarlo, por lo menos hoy no, no con tanta prisa, ya veremos mañana.

Puede ser que haya sido un poco brusca con mis palabras hacia "los tuyos", pero no me arrepiento. Eras luz cuando ellos sólo veían sombra, eras agua cuando te sentían estéril, eras risa disfrazada de miradas matadoras, amor del verbo amar cuando pensabas en alto, calor cuando agarrabas mi mano y eso ellos no lo sabían. Nunca te conocieron y ya nunca lo harán, cosa que sé que agradeces, y yo también. 

Un día me dijiste que te hubiese encantado tener una madre como lo era yo con mis hijos, haber recibido lo que yo les di, ser como ellos. Lo has hecho Juancho, a ellos los quiero con locura para siempre jamás, y a tí también te han querido. Lo siento por tu madre, y más en este día, pero ella, y los que tú y yo sabemos, perdieron a su hermano mayor, ql que nunca supieron comprender, cuidar y querer. Pero yo y mis hijos serán siempre tu familia, así te sentimos para siempre.

Buena noche al resto del mundo. 





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