viernes, 3 de julio de 2020

TRES LOCAS

Tengo unas cuantas amigas de esas con las que me casaría, pero tengo dos en concreto que están tan locas como yo, y con esas no sólo me casaría, me iría con ellas hasta el final del mundo y más allá. Son las "novias ideales" en las noches de"a ver cómo acabamos hoy". Somos como tres huérfanas de las de antes, de las de un correccional poco útil, aunque hemos crecido como seres de los más auténticos. Somos tres hermanas de adopción porque nos hemos adoptado a nosotras mismas, muy a pesar de los del bando de domingo de sillón y fútbol. Vacunadas contra órdenes patriarcales, de mandil de folclórica porque me da la santísima gana, de las que metemos tanto la cabeza en el arcón congelador para buscar el pienso del día, como la cabeza en el horno para no escuchar las tontadas que ni un litro de almax neutraliza. !!!Mucho daño nos ha hecho el horno eléctrico!!!.
La hermana mayor es la sensata, bueno, la media sensata. Es la que nos hace razonar y mantiene un tono suave mientras esboza una de las sonrisas más dulces que he conocido. Es la parte consciente y madura de los tres cerebros, es la pata del banco que nos falta para no caernos de golpe. Me encanta cuando decide que ha llegado el día del aperitivo o  de la cerveza a última hora de la tarde, porque con ella no pasa el tiempo. Bueno, hay que explicarlo, sí pasa, pero es que no nos da la gana que pase y siempre son las diez de la noche o la una de la tarde, y cuando te das cuenta, después del vermut con aceitunas... . Es un lío, la cosa es que quedamos para el vermut del medio día, y aceituna va, aceituna viene, vamos a tomar otro que está bueno, hay que ver cuanto tempo hacía que no nos veíamos, estoy hasta las narices de ser una esclava, pero que calor hace vamos a pedirnos otro, es la tercera vez que voy a hacer un pipí, !!!pero si ya has ido tres veces!!!, tengo la silla fusionada al culo, como  sigáis haciéndome reír me va a dar la incontinencia, ¿pero habéis visto la hora que es?, "pues tienen danones en la nevera, que se los coman que van a caducar", el camarero nos mira mal pero la camarera quiere sentarse en nuestra mesa, !!!pues que ricamente estamos aquí con este vermut (el sexto), yo creo que algo tenía que hacer y no me acuerdo... !!!.
La hermana pequeña es la más grande, la más tierna. Tiene la mirada más intrigante de las tres; en ella esconde una tremenda dulzura, una vida dura, un no puedo más hermana, un aquí estoy para tí siempre, una mirada que resulta misteriosa para muchos hombres y a la vez que muy sutilmente expresa un "como te pases con mis amigas te arranco la cabeza de un soplido". Si no se la conoce impone, pero tiene una atracción fatal (fatal para ella), una cruz con todos los "enanitos del bosque de las copas" que como si tuviera mi hermana pequeña un imán, los atrae sin descanso. Yo siempre pienso "madre de dios, ahí va la siguiente cabeza...". Creo que le voy a cambiar el polo de los imanes, va a ser lo mejor.
Y yo soy la hermana del medio, la pupitas, la que estando con ellas pierdo la dimensión del espacio-tiempo, la que disfruta con sus risas, la que intenta convencerlas para que después de seis horas de vermut nos liemos la manta a la cabeza y nos vayamos de procesión, pero no a mirar, a participar, con mantilla si se precisa. Junto con la hermana mayor somos las más perjudicadas en cuanto a los sentidos, el común y el sensorial. No os perdáis la película de El Ornato, o El Oreanato, o El Orfanato (menos mal que la pequeña conserva la vista) convencidas las dos mayores de que el cartel publicitario no lo han escrito demasiado claro. Y sigo pensándolo, lo escribieron muy rápido seguro...
Las tres estamos locas, lo sé, suena fatal pero es verdad, cada una en su estilo. Juramos acabar nuestras vidas en una isla de esas que están al norte de África, en uno de esos hoteles en los que se puedan poner las tumbonas en fila o haciendo un triángulo equilátero perfecto alrededor de una sombrilla de palma, siempre cerca de la piscina, los baños y del bar, tres puntos estratégicos para evitar la tan temida deshidratación senil. Lo que más me preocupa es la comunicación entre las tres en la posición tumbona paralela. La mayor no oye con las gafas de sol puestas, yo no veo sin las gafas más allá del empeine de mi pie y la pequeña, a la pequeña ya nos encargamos las dos mayores de "hacerla ciega".
Hace unos días una mujer totalmente libre que escribe verdades como puños, mujer a la que no conozco personalmente pero con la que me identifico absolutamente con sus escritos, después de hacer un comentario en uno de sus post sobre lo "hartísima" que estaba de mi condición de mujer florero, me escribió. "yo sí te quiero". Y yo le prometí levantarme al día siguiente, quitarme el mandil, untarme en nutritiva y pintarme los labios de rojo, de ese rojo que levanta lo más mustio, porque mañana empiezo a vivir, y quiero que mis hermanas también lo hagan, así, locas como siempre. Buena noche.

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