martes, 21 de julio de 2020

CHAPA Y TINTURA

No suelo recordar las fechas de los cumpleaños, de los santos, ni de los aniversarios..., y no porque no dé valor a esas fechas, sino porque creo que esa parte de mi amígdala cerebral se ha atrofiado cuando he cumplido los cincuenta. Yo le llamo el Síndrome del aguacate. Cada vez que voy a la sección de verduras del supermercado no puedo evitar pararme delante de la caja de aguacates, y pensar que yo soy uno de esos frutos exóticos, pero no de los verdes insulsos, de los otros, de esos de color marroncito, con su piel sensualmente arrugada, de esos que se recogen con mimo y que introduces delicadamente en la bolsa como si de un tesoro se tratara. !!!Dios le libre a la cajera de golpearlos al pasarlos por el rodillo de la indiferencia de su caja!!!. Y llegas a casa y los sacas de la bolsa para dale un baño casi sagrado bajo el grifo, los secas con tu paño de cocina preferido, el suave, el mejor, el elegido. Lo posas sobre la blanquecina tabla, coges tu mejor cuchillo, ese infalible, el que corta con una precisión milimétrica y pasa lo inesperado !!!aaaaggggg, está pasadoooooo!!!!!
Pues así nos sentimos a veces las mujeres mayores de 50 años, que no estamos para una ensalada pero !!JA!!, hacemos un guacamole tan estupendo que ningún aguacate verde de piel lisa es capaz de hacer ni echándole gracia al asunto.
Hablo muchas veces con mis amigas, todas ellas de edad similar, hablamos del paso del tiempo, de la puñetera cadera que no para de doler, que con las gafas de sol puestas no oímos bien, que mientras le doy un trago a cervecita me sube una pompa de gas por el esófago que me corta la voz o me hace pensar que estoy sufriendo un infarto patético , que lo de los acúmulos de grasa en ciertas partes del cuerpo son jodidos porque para rematarla le llaman monte, como si no pudieran ponerle el nombre de valle o llanura, no, tuvo que ser monte, y esto hace que divague si se ajusta a la ley de limpieza de fincas cercanas a las viviendas...Va a ser mejor que no siga la conversación por estos derroteros...
Tengo 53 años, con un exterior bastante decente, con una labia heredada de madre que me ayuda a vivir la vida con un gran optimismo, a pesar de sufrir el Síndrome del aguacate y de no poder hacer un guacamole perfecto en este momento. Lucho lo que no podéis imaginar, gasto mi interior en ganar fuerza, y si no puedo ser aguacate, !!!!pues que la vida me haga melón!!!!. Con Jamón. JA. Buena noche.

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