¿Cómo puede ser posible que el padre de Jordi no le dijera jamás a su hijo que lo quería?. ¿Cómo puede ser posible que su hijo no le dijera a su padre "te quiero", aunque fuese en un momento de emoción?. ¿Cómo puede ser posible que este hombretón haya pasado exactamente por lo mismo que yo he pasado?. Porque sí, yo no recuerdo haberle oído decir a mi padre jamás la palabra "te quiero" a nadie, así explicitamente, jamás. Y se lo pedí, mejor dicho, le reté a que me lo dijera poco antes de "viajar al espacio", porque él no se moría, no le daba la gana, él pasaba a otro plano existencial, pero sin morirse. Lo de la muerte era tristemente para los demás, pero no para él.
No quiero perder el hilo de la conversación; pues bien, este hombre, que es más hermético que una conserva, estaba reconociendo en un medio público que su padre había sido tan "capullo" como el mío. Y casi que me fastidiaba un poco que lo de mi padre no fuera original, que hubiese en la misma especie otro ser carente de sentimientos, ojo, hacia los demás, porque querer sí se quería a si mismo, hasta el punto de creerse inmortal, pero esa es otra historia. La "chicha" de todo esto, es que aquel Jordi, que hasta ahora lo tenía castigado en una esquina de mi indiferencia, se ganó el trocito de mi corazón que aún mantengo caliente y me dió pena, pero porque me sentí terriblemente identificada en aquellos ojos, que hoy amenazaban a lluvia y no a tormenta, como a diario. Y es que es una judiada cuando los padres no aprenden a decir te quiero, porque de una pareja te lo esperas (todo se consume, hasta las palabras), de los hijos, bueno, las hormonas los vuelven descerebrados "asentimentales" hasta que a las chicas les hacen ojitos y les crecen los "te quieros" en cada libreta, de los amigos según la temporada y el número de vinos a sus espaldas, de la cajera del supermercado fliparía si me dice que me quiere mientras me cobra la compra, pero hasta sería emocionante, no sé...
Mira Jordi, hasta hoy no me caías muy bien, tengo que reconocerlo, porque no entendía como un hombre tan joven podía ser tan arrogante y distante, pero te entiendo, tú no tienes la culpa, tú sólo has construido una coraza, de esas impenetrables, pero mira, deja un poro abierto para que puedan entrar los "te quiero", porque son necesarios, créeme, una vez que los pruebas, ya no puedes vivir sin ellos. Y con esto no te digo que siempre los vayas a tener, no, te los quitarán porque decirlo muchas veces compromete y eso tiene un coste que no todos están dispuestos a asumir. Pero mira majo, yo te doy uno, te doy un "te quiero" porque hoy te he sentido más cerca, hoy has ocupado un trozo de mi piel, justo ese pedacito dónde he tenido el escalofrío al leer tu entrevista. Siento mucho la afasia de tu padre, como sentí la del mío. No aprendas de eso, no vale la pena. Dí te quiero cuando quieras, cuando alguien lo precise y no dejes que se vaya sin que se lo recuerdes una y mil veces, porque sabes Jordi, que te quieran es cálido, pero que te lo digan, es de valientes, y valentía hoy en día, hay la justa.
Buena noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario