miércoles, 8 de enero de 2020

SIN VOSOTRAS, MAS

Una larga lista, demasiado larga para estas horas, demasiado larga para tan pocos días. No sumaban treinta entre ambas vidas, no sumaban ni tan siquiera una vida. Y otra vez un lobo feroz las arañó hasta romper en trizas sus cuerpos, hasta más allá de dónde duele el dolor más agudo, hasta dónde la hiriente desesperación de unos padres deben ver a sus dos amores yertos sin razón lógica que justifique un acto tan inhumano.
Una madrugada maldita, una decisión meditada en la que una mujer valiente quiere empezar otra vida distinta, tan justa y tan merecida.  Una hora en la que los sueños deben jugar a cumplir ilusiones, un momento en el que las mantas tapan el miedo  y  destapan el cariño, cuándo la luz de la luna mantiene los párpados cerrados en cada sueño. En esa hora, la hiena blandió sus colmillos sobre sus vestidos de terciopelo, desmembró su futuro, encerró sus risas en un baúl rojo sangre, cerró el libro de sus vidas con un "hasta aquí os lo permito"... 
Otra vez las bolsas negras portadas por hombres oscuros que no articulan palabras, que se acostumbran a arrastrar camillas de muerte, de pena. Intento imaginarme cómo llegan a casa, me pregunto si abrazan a los suyos hasta casi la asfixia, si besan con la necesidad de decir que eso jamás les ocurrirá ellos, si se acercan a la habitación de sus hijos a prometer que jamás les pasará lo que nunca quisieron ver, una y otra vez.
No puedo olvidar a esa madre, a esa hija. No puedo evitar ser cómplice de su miedo y de su terror, no puedo dejar de ver el horror en sus ojos al perder la luz para siempre.  Mi condición de madre y de hija me hace sentir  náuseas ante tan perverso acto.
Me  gustaría creer que no habrá más llantos por la misma causa, que no habrá hueco en el noticiario para estas noticias, que las emisoras de radio sólo pondrán música de nuestra adolescencia, que el periódico hablará de agraciados en la lotería, de héroes que salvan vidas o de avances médicos en aquella enfermedad que tantas noches nos ha robado el sueño. Yo quería un mundo así, quería que esas dos víctimas tuvieran un regalo de reyes mágico, quería oír a esa pequeña reír al abrir sus deseos, quería que nada malo les hubiera pasado.  Pero eso no sería la vida real, sería una vida demasiado cuerda y coherente, la vida de un cuento de hadas, la vida que ellas merecieron tener y él no se lo permitió.
Ojalá te encierren en el pozo más profundo, que el aire te falte en cada minuto que te quede de vida, que el frío y la sombra sean tus eternos compañeros, que la niebla te ciegue todo lo bueno que hayas sentido, que las lágrimas te quemen cada vez que se deslicen por tu cara, que el corazón se te encoja hasta volverse una espina dura y punzante, que entonces se te clave perpendicular a tu vida, que tus manos se vuelvan cuchillos para que te corten en cada movimiento y sobre todo, y ante todo, que exista un infierno para tí.
Aplaudiré tu condena a prisión permanente revisable, ojalá te pudras en un hondo hueco, ojalá no salgas de él a la vida. 
Buena noche.

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