Salí de allí creyéndole, con una buena sensación. "No le falles por favor, otra vez no", susurré.
Fui a arreglar papeleo pendiente y lo llamé:" ¿Estás en el hospital?. No, volveré en media hora". Y allí volví en ese tiempo, necesitaba su abrazo, sabe que lo necesito, que hace que dosifique mi miedo. Hablamos de la vida, de cómo nos conocemos, de cómo querríamos "irnos", con una conciencia de paz, de relajación y de entrega a un
Fui a arreglar papeleo pendiente y lo llamé:" ¿Estás en el hospital?. No, volveré en media hora". Y allí volví en ese tiempo, necesitaba su abrazo, sabe que lo necesito, que hace que dosifique mi miedo. Hablamos de la vida, de cómo nos conocemos, de cómo querríamos "irnos", con una conciencia de paz, de relajación y de entrega a un
incierto final. Me relaja escucharlo, me transmite tanta paz...Me volvió a abrazar en la despedida: sólo le pedí que no dejara de hablarme, que necesitaba sus abrazos antes de operarme, y por supuesto, en el camino. Mantente cerca David, no te alejes demasiado.
Fue una semana de decepción, desencanto, no fui capaz de arrancar de mi piel la frialdad de aquellas palabras. Mi Sonia, toda la semana culpándose de su no culpa, intentando arreglar el corazón de dos amigas a base de abrir el suyo en canal. Es cierto que le dije que no quería saber nada, se lo dije varias veces y cada vez que lo hacía, la espina se clavaba más en mi carne. Maldita sea, ni capaz soy de no quererla. No dejes que siga estando coja, acompañadme en este camino, no podré hacerlo sola.
No tengáis miedo, el miedo roba fuerzas,confunde, no ayuda. Ahora sí, ahora podremos, ya veréis como sí. Os quiero.
Y para ser un fantástico día, él consiguió ser felíz. Lo sé, lo vi.
Fue una semana de decepción, desencanto, no fui capaz de arrancar de mi piel la frialdad de aquellas palabras. Mi Sonia, toda la semana culpándose de su no culpa, intentando arreglar el corazón de dos amigas a base de abrir el suyo en canal. Es cierto que le dije que no quería saber nada, se lo dije varias veces y cada vez que lo hacía, la espina se clavaba más en mi carne. Maldita sea, ni capaz soy de no quererla. No dejes que siga estando coja, acompañadme en este camino, no podré hacerlo sola.
No tengáis miedo, el miedo roba fuerzas,confunde, no ayuda. Ahora sí, ahora podremos, ya veréis como sí. Os quiero.
Y para ser un fantástico día, él consiguió ser felíz. Lo sé, lo vi.
Buena noche.
Vendrán días que merecen la pena, esa es la esperanza con la que se vive. Por lo menos uno, que te haga decir "que puta vida esta, pero que bonita que es la única que hay". Yo te deseo una ristra de días de esos y alguno que otro para mi, que también los necesito ;-)
ResponderEliminarA vosotros dos os espero, sois parte de mi tratamiento.Me gusta la vida demasiado como para no luchar.Aún me quedan muchas risas y muchos abrazos que dar, eso tenlo por seguro.Gracias, amigo.
Eliminar